Un grupo de investigadores de las universidades nacionales de Catamarca (UNCa), Jujuy (UNJu) y Tucumán (UNT) profundizó el estudio sobre un hallazgo de suma importancia: una represa hidráulica de unos mil años de antigüedad construida probablemente por los incas en Antofagasta de la Sierra, en la puna catamarqueña, para desarrollar oasis agrícolas. En la actualidad, el análisis está enfocado en el tipo de plantas cultivadas por las comunidades prehispánicas gracias a esa obra.

Tras realizar una reconstrucción paleoambiental, el equipo que conforma el Proyecto Arqueológico Miriguaca se centró en el manejo de agua, ya que anteriormente se habían identificado canales de riego de cultivos.

“Retomamos ese trabajo con mayor detalle. Vimos que las redes eran más extensas, encontramos la represa y las redes intercuencas, algo bastante novedoso para la puna catamarqueña, pues están tomando agua de dos ríos”, precisó la docente de la UNJu e investigadora del CONICET Lorena Grana, en diálogo con el Suplemento Universidad.

Grana anticipó que en la actualidad el equipo trabaja junto con María del Pilar Babot, de la UNT: “Estamos estudiando los fitolitos, que son como unas evidencias que quedan depositadas, para poder identificar qué tipo de plantas estaban cultivando”.

La investigadora subrayó: “Queremos apuntar no tanto a la represa en sí, sino en que el desierto también tiene potencial para muchas actividades. Uno ve a Antofagasta de la Sierra solo para la minería y actividades extractivas, y en realidad desde el pasado estamos viendo que hay muchos tipos de actividades: hay oasis agrícolas, que se pueden volver, quizás, a incentivar para ese tipo de producción”.

El Proyecto Arqueológico Miriguaca comenzó en 2006 bajo la dirección de Patricia Escola –fallecida en 2019– y hoy está a cargo de Leticia Gasparotti, ambas de la UNCa. Desde entonces, se identificaron 21 sitios arqueológicos, que abarcan los últimos 4 mil años de ocupación humana en el área.

Además de la UNJu, de la iniciativa participan la Escuela de Arqueología de la UNCa, el Centro de Investigaciones y Transferencia de Catamarca (CITCA, UNCa-CONICET) y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia IDI).

El hallazgo de la represa se produjo a fines de 2017, pero los trabajos quedaron interrumpidos por la pandemia. “La primera vez fue solamente encontrar las piedras de arriba de la represa, luego abrimos el lugar y en 2019 hicimos una apertura mucho más grande. Después vino el COVID-19 y regresamos recién en 2021”, precisó Grana.

Según las estimaciones, la construcción data del 1100 o 1200 y podría haber pertenecido a los incas. Para una mayor exactitud, los especialistas esperan los resultados de unos exámenes efectuados a unos sedimentos de la represa.

El objetivo es entender esos paisajes a partir de sus evidencias arqueológicas. ”Antofagasta de la Sierra tiene uno de los lugares con la datación más antigua de la puna. No son paisajes vacíos, tienen distintas historias, distintas sociedades y distintos conocimientos”, afirmó Grana.

“Lo que estamos haciendo con el equipo, de forma interdisciplinaria, es ver si algunos sectores o algunas tecnologías pueden ser retomadas en la actualidad para generar un valor extra para la comunidad. Por ejemplo, turístico”, completó.