Ante maniobras especulativas con precios y volúmenes de abastecimiento, el Gobierno vuelve a optar por el esquema de advertencias a los gigantes productores de la canasta básica. Este viernes a las 11 de la mañana, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, recibirá a siete grandes firmas del consumo masivo que remarcaron precios por encima de lo permitido y que están observados por desabastecer las góndolas de Precios Cuidados. La convocatoria se da luego de que el Gobierno probara conductas irregulares y un escenario en el que los precios siguen calientes, sobre todo en alimentos básicos.
Las siete grandes del malhumor
Tal como adelantó Página I12 este lunes, Feletti se reunirá con empresas de la talla de Mondelez, Molinos Río de la Plata, Danone, Unilever, Arcor, Mastellone y Nestlé. En ese pelotón están las que, a priori, tuvieron más aumentos injustificados y problemas con la provisión general pero, sobre todo, de productos de Precios Cuidados.
Este diario reveló la semana pasada que el abastecimiento a la canasta de precios de referencia pasó de un 80 por ciento a un 60 o 65 por ciento en los grandes supermercados, por decisión de las firmas de vender los mismo productos pero un 30 o 40 por ciento más caros por fuera de los híper, donde el Gobierno trabaja con las cadenas un control articulado de la evolución de los precios.
Pero eso no es todo: si se mira el abastecimiento general, por fuera de Precios Cuidados, se ve también una fuerte jugada especulativa: en épocas normales, el nivel de provisión suele oscilar entre un 90 y un 95 por ciento. Hoy, está clavado en 75 por ciento. Es decir, hay casi 20 puntos menos de envío de mercadería de los fabricantes a los comercios grandes, sobre todo supermercados, que es donde el Gobierno tiene controles más firmes.
Lo que el secretario de Comercio quiere es que justifiquen los aumentos sobre costos reales, dado que hay muchas firmas que suben con la excusa de la guerra en Ucrania, que nada impacta en algunos productos particulares. En paralelo, deberán explicar por qué venden, por fuera de los grandes supermercados (donde está el 80 por ciento del consumo total), a precios de un 30 o 40 por ciento más caros. Todo esto se da en un contexto donde el Gobierno, si bien espera una moderación de precios en abril, seguirán pegando muy fuerte los valores de los alimentos, entre ellos los frescos y los de la góndola.
Inflación solo "un poco más baja"
En su habitual conferencia de prensa, la portavoz del Presidente, Gabriela Cerruti, afirmó que la inflación de abril será "un poco más baja" que el 6,7 del mes pasado, aunque advirtió que "eso no quiere decir que deje de ser un problema" con el que se va "a tener que seguir lidiando todo el año", al tiempo que señaló que "el Gobierno está concentrado en sostener el crecimiento y que sea con redistribución".
"Tenemos entendido, según la inflación de marzo, que en abril debería ser un poco más baja", dijo Cerruti, aunque no dio a conocer una estimación de un porcentaje sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes en curso. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) difundirá la inflación de abril el próximo jueves 12 de mayo. Pese a la estimación de una reducción en el índice, la portavoz aclaró que "esto no quiere decir que deje de ser un problema con el que vamos a tener que seguir lidiando todo el año".
Este es el escenario en el que se inscribe la reunión con los gigantes de la alimentación, que están contenidos en la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL), que preside Daniel Funes de Rioja. Esos sectores, tal como viene contando este diario, envían listas de precios con aumentos casi semanalmente. El Gobierno está al tanto de la situación porque conoce on line esos datos vía un sistema de monitoreo llamado SEPA.
Allí, los grandes supermercados reportan cada aumento y cada cambio en productos, por lo cual lo que sobra es información para comprobar las maniobras. Vale recordar que no es la primera vez que esas firmas van a una reunión con el Gobierno, las advierten y las amenazan con sanciones, y siguen sin modificar su conducta.
Pero el Ejecutivo tiene un problema para los controles que es que sólo tiene el ojo en los grandes híper, el canal moderno, que representa sólo el 25 por ciento de las ventas totales. Pero los fabricantes de alimentos, viendo que el consumo crece aún con estos niveles de inflación récord, optan por recomponer rentabilidad desabasteciendo donde hay precios controlados y destinando esas ventas al 80 por ciento donde el Estado no llega a ver. La referencia es para comercios de cercanía, almacenes y supermercados chinos, donde el mismo producto sale entre 30 y 40 por ciento más caro.