La ministra de las Mujeres, Políticas de Géneros y Diversidad Sexual bonaerense, Estela Díaz, y su par de Salud provincial, Nicolás Kreplak, presentaron esta semana los “Cuadernillos de sensibilización sobre la temática de diversidad corporal gorda. Políticas para la igualdad de género”, en la Escuela de Gobierno en Salud Floreal Ferrara, en La Plata. “Ese pasito más cerca de desmontar la violencia sistémica contra los cuerpos gordos”, como definió la filósofa y activista gorda y por la diversidad corporal, Lux Moreno, la iniciativa de Lucía Portos, que llevaron adelante junto con otra referente del activismo gordx, la abogada y profesora de Filosofía, Laura Contrera. El trabajo de dos áreas centrales para las políticas gordas, intenta “construir una provincia libre de discriminación, de gordofobia, de estereotipos que condicionan las vidas, y construir políticas públicas que promuevan la igualdad. Lo hacemos como nos han enseñado los feminismos y los transfeminismos, transversalizando las políticas públicas, construyéndolas en red con otros actores y actrices”, anunciaron en una ronda de activistxs, funcionarixs, trabajadorxs de la salud y referentxs territoriales.
“En nuestro país hay algo que necesitamos que se revise y que no habla bien de nosotras y nosotros como cultura histórica; pongamos sobre la mesa aquellos debates para los que no somos una sociedad muy piola”, remarcó Díaz, al señalar la mirada social estigmatizante y el rol de los medios de comunicación. “Tenemos una cultura con una fuerte trama de discriminaciones, y también hay un papel muy fuerte de los medios de comunicación, como esto demuestra esa hegemonía de determinado tipo de corporalidades que han sido las aceptables en nuestra cultura dominante y son las que podemos ver en los medios. Jóvenes, blancas, heteronormativas, hiperdelgadas, además de cuerpos intervenidos por cirugías plásticas.”
La trilogía de cuadernillos está destinada a formadores, personal de salud, y a la comunidad en general, para difundir, visibilizar y expandir un debate que problematiza mandatos y estereotipos. “Un dato que reafirma por qué es tan importante no solo en los aspectos de salud, sino para los laborales, sociales e identitarios al abordar el tema de la diversidad corporal, es que según estadísticas realizadas desde las oficinas que atienden violencia laboral, más del 80 % de las denuncias de este tipo de violencias las hacen mujeres trabajadoras. En un porcentaje elevadísimo, las denuncias están relacionadas con discriminaciones por aspecto físico, y en otro porcentaje grande tienen que ver con ser gorda”, recordó. “La subsecretaria de Políticas de géneros y diversidad sexual, Lucía Portos, viene trabajando con fuerza el tema desde que llegamos a la gestión -concluyó-, planteando que es una agenda prioritaria, y necesitamos colocarla en debate llevándola a cada uno de los ámbitos participativos y de organización.”
El director de la Escuela de Gobierno en Salud, Mario Rovere, por su parte, alentó el debate para pensar “el derecho a ser iguales, pero también el derecho a ser diferentes, esa tensión en el campo de la salud pública”, advirtió. “El derecho a ser iguales, discursivamente, conquistó de alguna manera la cultura del sector salud, pero el derecho a ser diferente viene muy atrás. Es una tarea permanente.”
Todxs coincidieron en la necesidad de replicar experiencias y saberes, y abrir la discusión hacia adentro de los equipos de salud, en sus lugares de trabajo. "Son materiales que se tienen que difundir para pensar, para no tener miedo de problematizar, y no naturalizar, porque son naturalizaciones que duelen, perjudican, estigmatizan y dejan afuera a la sociedad", consideró la médica pediatra y subsecretaria de Atención y cuidados integrales en salud, Alexia Navarro. "El ser amorosx, inclusivo y garantizar el acceso a la salud también tiene que ver con todo esto. Y empezar a cuestionarnos, repensar por qué nos ponemos a la defensiva como sistema médico hegemónico; traccionar eso y cambiar el sistema de formación de los equipos de salud y de lxs profesionales de salud."
La directora de Equidad de género en salud, Sabrina Balaña, dijo que "el sistema de salud está lejos todavía de esta
discusión y es importante reconocer lo que nos falta", y propuso cuestionar lo que se entiende por saludable y las formas de ejercer soberanía en el marco de la salud, generando un modelo que acompañe los procesos de atención y de cuidado de las personas. "Necesitamos estos cuadernillos de formación para deconstruir mandatos que están en el sistema de salud: mandatos de la seguridad, del riesgo, del tutelaje, de la violencia como disciplinadora. Y asumir el desafío de utilizar el poder que tenemos para reducir la desigualdad, porque producimos enfermedad y reproducimos desigualdades."
Lucía Portos celebró lo que considera la validación de un debate históricamente negado. “Es un notición que estos ministerios habiliten esta discusión, sobre todo la voz de quienes durante tanto tiempo hemos sido negadas de poder hablar(nos) a nosotras mismas y de poder contarnos nuestras propias vivencias dentro de cuerpos gordos. Es un primer paso gigantesco que nos emociona y nos compromete con lo que viene por delante”, sostuvo, y destacó la importancia de dar el paso, “que en definitiva es transparentar una decisión política de este gobierno”. Hace casi dos años tejen ese pensamiento en común con Laura Contrera y Lux Moreno, sobre la gestión de las diversidades corporales como derecho. “Así como las discriminaciones, los sesgos, las violencias por razones de género, tienen un sistema de validación en el que podemos encontrar discursos que remontamos a las religiones o a la existencia de los primeros estados, cuando pensamos en las discriminaciones, los sesgos y las violencias vinculadas a la gordofobia o al gordoodio, también hay un sistema cultural de validación”, afirmó.
En el ojo de la tormenta, el sistema médico hegemónico de salud refuerza los discursos estigmatizantes, "y nos dice que las personas gordas estamos enfermas, y además estamos enfermas por nuestra culpa. En esa asociación entre enfermedad y culpa se producen un montón de padecimientos”, lamentó Portos. La Argentina, agregó, es el segundo país del mundo con más casos de trastornos de la conducta alimentaria, sobre todo en niñes, jóvenes y adolescentes. “Cuando pedimos la despatologización, es pedir que nos habiliten la diversidad de voces, sexual, de cuerpos, de formas, que nos permitan contar lo que nos está pasando y que el sistema de salud nos trate como sujetxs de derechos y nos garantice el acceso a la salud integral. Eso significa conmover lo que se estudia en las universidades y en los centros donde se forman profesionales de la salud. Desarmar y desandar las violencias también significa revisar las formaciones.”
Emociona y motoriza pensar en esa ronda transfeminista reunida para tramar las infinitas maneras en que se puede construir un Estado empático, cercano, y “que habilita las distintas formas de ser, pero a todas les reconoce los mismos derechos”, sostuvo la funcionaria, sobre un desafío que le debe especial reconocimiento al activismo y las militancias. “Es el activismo”, concluyó, “el pueblo en definitiva, organizado, el que nos demuestra cuáles son esos lugares donde todavía nos falta habilitar la posibilidad de otras existencias.”