El aislamiento, los cambios de hábitos y la incertidumbre generados por la pandemia, sumado a los duelos por la pérdida de los seres queridos, provocó impacto en la salud mental de la población que cortó en forma abrupta las formas de habitar en sus espacios públicos y privados. 

En el primer año de la pandemia de COVID-19, la prevalencia global de ansiedad y depresión aumentó en un 25 %, según un informe científico publicado en marzo de este año por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Una de las principales explicaciones del aumento es el estrés sin precedentes causado por el aislamiento social resultante de la pandemia. Vinculado a esto estaban las limitaciones en la capacidad de las personas para trabajar, buscar el apoyo de sus seres queridos y participar en sus comunidades. La soledad, el miedo a la infección, el sufrimiento y la muerte de uno mismo y de los seres queridos, el dolor después del duelo y las preocupaciones financieras también se han citado como factores estresantes que conducen a la ansiedad y la depresión. Entre los trabajadores de la salud, el agotamiento ha sido un desencadenante importante de pensamientos suicidas”, dice el informe.

“La pandemia trajo consecuencias en la salud mental y llegaron las consultas por angustias, trastornos de ansiedad y rasgos depresivos”, comentó a La Rioja/12 el director de Salud Mental y Adicciones del Ministerio Público de Salud, Miguel Fariz.

Según los datos de la dirección, entre los meses de febrero y noviembre de 2021 recibieron 11.300 consultas y sin distinción de edades. Los datos corresponden a los 16 centros de salud de la capital riojana. Para Fariz el aumento de la demanda obedece a las consecuencias de la pandemia, pero también al trabajo de descentralización que puso en marcha el Ministerio de Salud respecto del sistema de atención en salud mental que mejoró la accesibilidad. “Cuando comenzamos la gestión solo había tres centros de salud con atención a la salud mental y hoy, contamos con 16 CAPS” que tiene equipos integrados por profesionales de la psicología, trabajo social y terapia ocupacional, comentó el psicólogo y aseveró que “hay voluntad política de trabajar la salud mental como política pública”

También comentó que durante la pandemia aumentó el consumo de alcohol en las personas adultas y, en cambio, en el retorno a las actividades presenciales el incrementó pasó a la población adolescente. Analizó en este sentido, la suba en los siniestros viales en la Provincia que están relacionados con el consumo de alcohol. “Se puede observar la necesidad de salir a los boliches o los espacios de esparcimiento o entretenimiento”, expresó.

Durante el 2020, por medio de un 0800 la Dirección de Salud Mental y Adicciones llevó adelante un programa de atención psicológica destinado a  pacientes con COVID y personas que necesitaron acompañamiento psicológico.