El alemán Boris Becker, ganador de seis Grand Slam entre las décadas del '80 y '90, fue condenado este viernes por la justicia británica a dos años y medio de prisión, tras ser declarado culpable de ocultar activos y bienes cuando se le declaró la quiebra en junio de 2017.
Al momento de declararse la quiebra, las deudas del exnúmero uno del mundo se estimaban en unas 50 millones de libras (60 millones de euros).
El Tribunal de la Corona de Southwark, al sur de Londres, determinó que Becker escondió sus trofeos de Wimbledon y del Abierto de Australia, varias propiedades y unos 1,8 millones de libras (3 millones de euros).
Además, la Justicia británica descubrió que el alemán tampoco declaró un apartamento en el lujoso barrio londinense de Chelsea y dos propiedades en su país, a la vez que sustrajo cientos de miles de libras transfiriéndolas a otras cuentas.
Becker, de 54 años, enfrentaba cargos punibles hasta con 7 años de prisión y fue hallado como responsable de cuatro imputaciones contempladas en la Ley de Insolvencia y absuelto en otras 20 por parte de la jueza Deborah Taylor, entre ellos no haber entregado trofeos y medallas que fueron puestos en subasta por un administrador tras su bancarrota.
El extenista deberá pasar el primer año y medio en la cárcel, y, a partir de ese plazo, gozará de libertad condicional, según informaron medios británicos.
Ni humildad ni arrepentimiento
Tras escuchar el dictamen de la jueza Taylor, Becker fue conducido a las celdas de la corte para empezar su condena.
Al anunciar su decisión, la magistrada reprochó al deportista que no aprendiera la lección tras recibir una sentencia de prisión suspendida en Alemania en 2002, lo que ha sido considerado "un agravante significativo" en este caso. Aquella vez, el alemán -reside en el Reino Unido desde 2012 había sido condenado a dos años de libertad condicional y a pagar medio millón de euros por evasión fiscal entre 1991 y 1993.
"Tengo en cuenta lo que se ha descrito (durante el proceso) como su caída en desgracia. Ha perdido su carrera y reputación y todas sus propiedades como resultado de su bancarrota", declaró la magistrada.
"No ha mostrado remordimiento ni aceptación de su culpabilidad y ha buscado distanciarse del delito y de la quiebra. Si bien acepto que se ha sentido humillado como parte del procedimiento, no ha mostrado humildad", mantuvo Taylor.
Al llegar este viernes al tribunal, Becker estuvo acompañado por su pareja, Lilian de Carvalho Monteiro, y Noah, el mayor de sus cuatro hijos.
En los últimos años, el extenista ha compaginado su trabajo como entrenador, ayudando a jugadores como Novak Djokovic, con el de comentarista televisivo, como hace habitualmente en el torneo de Wimbledon con la cadena británica BBC.