La noche del domingo tendrá un momento muy especial en la gala de los Premios Platino cuando la gran actriz española Carmen Maura reciba el Platino de Honor, una distinción que ya tienen los mexicanos Diego Luna y Adriana Barraza, los españoles Raphael y Antonio Banderas, la brasileña Sonia Braga, el estadounidense de ascendencia mexicana Edward James Olmos, y el argentino Ricardo Darín. Un reconocimiento a la dilatada carrera de la intérprete española, que lleva a sus espaldas una trayectoria de 50 años en producciones cinematográficas, televisivas y teatrales en todo el mundo.
Maura es una de las actrices iberoamericanas más reconocidas a nivel internacional, y ha trabajado con directores de la talla de Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia, Mario Camus, Carlos Saura, Fernando Trueba, José Luis Borau, Ricardo Larraín, André Techiné, Francis Ford Coppola, Pilar Miró y Fernando Colomo, entre otros realizadores. Es una de las más destacadas en el panorama iberoamericano, algo que refleja el extenso palmarés de reconocimientos que atesora: la Palma de Oro del Festival de Cannes, cuatro premios Goya, dos premios Felix de la Academia de Cine Europeo, la Concha de Plata del Festival de San Sebastián, el Premio César, el Premio Donostia del Festival de San Sebastián, el Premio Honorífico de la Academia de Cine Europeo, etcétera.
Carmen Maura nació en 1945 en Madrid, y después de graduarse en Letras Francesas y realizar estudios de Filosofía y Literatura en la Escuela nacional superior de Bellas Artes de París, comenzó a actuar en el Teatro Español Universitario para volcarse en la actuación a finales de los años 70’, con sus primeros papeles en cine y televisión. Fue, primero, con Folle… folle… ¡fólleme Tim! y después con Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón cuando el nombre de Carmen Maura quedaría ligado al de Pedro Almodóvar, director con el que colaboró habitualmente, convirtiéndose en la primera “chica Almodóvar”, y protagonizando varias de sus siguientes películas.
Un racconto de su trayectoria expresó Enrique Cerezo, presidente de la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda), impulsora de los Premios Platino junto a la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (Fipca). Fue este sábado durante la conferencia de la actriz, quien se mostró muy distendida y dispuesta a bromear con el público, aunque también hubo momentos en los que sin perder calidez, habló muy en serio. “¡Qué baja quedo aquí! Es que quedo tan baja…”, bromeó Maura, ni bien comenzó, por el sillón que le habían puesto para la ocasión. “Estoy bastante emocionada y cuando eres mayor, estás más sensible y te impresiona más. Hay una cosa que me pasa: a veces, cuando hablan de mí, me parece que es otra porque el ser actriz ha sido para mí tan bonito, tan divertido y en el fondo mucho más fácil que todas las cosas de la vida. Entonces me he quedado impresionada después del discurso de Cerezo”, expresó Maura, para luego bromear de nuevo por el lugar elegido para que se sentara. No iban cinco minutos y ya se había ganado el auditorio.
Luego enumeró algunos países en los que trabajó: Costa Rica, México, Venezuela, Colombia, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile. “Vi pasar momentos maravillosos, así que este premio me viene bien porque me va ayudar a contarle a la gente lo que son los Premios Platino porque las películas no llegan. A veces, hago copias para mis amigos. Pero la mayor satisfacción de hacer películas es que la gente las vea. Y muchas veces no pasa eso”, reconoció Maura. También se refirió al momento complicado que atraviesa el cine. “Yo tengo 76 años, pero voy a seguir trabajando porque para mí este trabajo es como una vitamina. Estoy segura que si dejara ponerme delante de la cámara me volvería sosa. Es que me encanta no hacer nada, por ejemplo. O ir al campo y mirar los árboles o los animales. Entonces, más bien voy a seguir trabajando”, dijo entre risas del público.
Para Maura, la cámara “es un regalo porque te hace la mitad del trabajo”. “El teatro me gusta mucho, pero la cámara es especial”. En cuanto a la diferencia en cuanto a trabajar en Europa y en América, Maura la asoció a que no es lo mismo un chileno que un colombiano o un argentino. “En cada país no son lo mismo las características de los actores. Pero en general, he encontrado, por ejemplo, mucha vitalidad y mucho entusiasmo”.
En plena Movida Madrileña, Maura continuó trabajando, especialmente, junto a Almodóvar en Entre tinieblas, ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, Matador o La ley del deseo, algunas de las películas más relevantes de la época. Maura fue la protagonista de Mujeres al borde de un ataque de nervios, película que le valdría a Pedro Almodóvar su primera nominación al Premio Oscar y con la que la actriz consiguió el Premio Goya y el Felix de los Premios del Cine Europeo.
Obviamente también se refirió a Pedro Almodóvar. “Siento que al juntarnos los dos, nos hemos hecho bien el uno al otro. Me ayudó muchísimo. Lo conocí haciendo teatro. El hacía una frase bastante mal. No era buen actor (risas). Pero era el más simpático y fue la persona con la que más me identifiqué. Y eso que en ese momento la imagen que yo tenía era la de la ‘niña más o menos bien’. Entonces, lo conocí a él y nos hicimos super amigos. Era el último mono de la compañía, pero no tenía nada que ver con los demás. Y me contaba cosas, me hablaba, me acompañaba a casa”, recordó Maura. La actriz le decía: “Ahora, hazme una historia de una 'que no sé qué'. Entonces, él en el camino a casa me inventaba un guión”.
El primer trabajo que la actriz hizo con el director manchego fue un corto en Super 8. “Luego me hizo un enorme favor y regalo cuando me dio el papel de ¿Qué hecho yo para merecer esto? Porque eso rompió totalmente la imagen que yo tenía de la chica de la tele. Además, lo hizo en contra de la opinión de todo el mundo. Me acuerdo que ni estaba de acuerdo el equipo ni el productor. Todos decían que nadie iba creerme, que era imposible después de la fuerza que había tenido lo de la tele”. Después, la historia del cine la tomó de la mano.