Mientras se sabe de constantes reuniones de urgencia en los círculos del poder en relación con el río Paraná, el pueblo argentino parece estar empezando a reclamar la recuperación de su Soberanía. Por eso es oportuno y pertinente empezar esta nota citando a uno de los exégetas del liberalismo –nada menos que Adam Smith (1723-1790)– quien dejó una frase memorable en su libro "La riqueza de las naciones", de 1776: "Los amos raramente se reúnen, aún por entretenimiento o diversión, sin que la conversación termine en una conspiración contra el público, o en una componenda para aumentar sus precios".
Hoy es posible imaginar perfectamente que algo similar sucede en cualquier reunión de amos en Rosario, Córdoba, Santa Fe o Buenos Aires, como en el hotel Llao Llao y otros paquetes sitios patagónicos o en la argentinizada Punta del Este uruguaya.
También a eso se refirió, indirectamente, el enorme escritor que es Guillermo Saccomanno al inaugurar la Feria del Libro porteña. Con transparencia y sinceridad, explicó al público feriante y a todo el país, y especialmente a organizadores y editores, lo que es obvio: que escritoras y escritores somos trabajadores y tenemos derecho a cobrar por nuestras obras. Tan simple y claro, y rotundo, que no hubo escándalo y antes bien condenó a silencio a algunas mentes retrógradas.
Sabido es que estos sinceramientos son siempre saludables, y sanos para frenar a tanto careta de esta zarandeada república. En la que incluso nuestro gobierno suele pifiar los vizcachazos, como en política exterior cuando nos alinea como vulgares colonizados que en la ONU votan investigar violaciones a los DDHH en Ucrania, pero callando ante lo mismo que sucede en Siria, Yemen, Libia, Afganistán o Colombia, por lo menos. Silencios indignos de nuestra Patria, desde ya, que se suman a concesiones –algunos exageran llamándolas "traiciones"– dizque porque son inevitables para neutralizar "el avance de la derecha". Lo que es una tontería porque es ridículo temer el retorno de la derecha en 2023 cuando es visible que esa derecha ya volvió y está viva y colea, y su amenaza de ganar elecciones es tan cierta que debiera, por lo menos, despertar mejores ideas y estimular rotundos pronunciamientos en lugar de sigilosos onanismos.
En el contexto que intenta describir esta columna, la mención a Adam Smith lo que cuestiona es la hiperconcentración de la riqueza, verdadero contrasentido de un lar maravilloso como nuestro territorio nacional. Donde la inmensa mayoría de la población parece condenada a mirar desde afuera y desde abajo la riqueza tantas veces mal habida de los cada vez más pocos pero más ricos. Como en la Tribuna de los Uffizi, exquisita pero exclusivísima sala octogonal florentina donde se exhiben las obras y colecciones más importantes del Alto Renacimiento (circa 1584). Pero ambiente impresionante que desde la restauración terminada en 2012 sólo puede admirarse desde las puertas, sin pisar el pavimento. Parangón apropiado ya que así está concentrada la riqueza en este país cada vez más injusto.
La semana que pasó algunos ultraricos y sus guardianes –ora funcionarios, ora medianos empresarios, ora policías– coincidieron en insistir su empecinada negación de la Soberanía Nacional. En la santafesina Municipalidad de San Lorenzo y la Comuna de Timbúes, y con la presencia del titular del Ente Nacional de Control y Gestión de las Vías Navegables, Ariel Sujarchuk, se llevó a cabo una de tantas reuniones en que se debate el futuro de lo que ellos insisten en llamar "hidrovía", como para ocultar que lo que se han afanado es el río Paraná. Del encuentro participaron miembros de la Bolsa de Comercio de Rosario y de varias cámaras locales como la de Actividades Portuarias y Marítimas; de Puertos Privados y Comerciales, y de la Industria Aceitera, entre otros. Algún asistente confió a esta columna que todo lo discutido se sintetizó en que el Sr.Sujarchuk les garantizó que "no habrá incremento en el costo del peaje de la hidrovía", a la vez que anunció convenios con las Universidades Nacionales de Rosario (UNR) y la porteña UBA, para hacer "estudios de impacto ambiental".
Pero la frutilla del postre fue la renuncia, el último día de abril, del Sr. Roberto Andrés Milio a su cargo de Director de Operaciones de la Dirección Nacional de Control de Puertos y Vías Navegables. Lo hizo en forma indeclinable y enumerando razones que, horas después, fueron todas bloqueadas en el portal argenports.com.ar y otros.
Dirigió su durísima renuncia al desde hace tiempo cuestionado Sr. Leonardo Cabrera, un uruguayo nacionalizado argentino que fue protegido de varios ministros de Transportes. Milio expuso los motivos de su alejamiento precipitado por la grave situación de la draga 36.C "Chubut" en el puerto de Villa Constitución, donde es inminente su hundimiento. Aparentemente vencido por la frustración, dijo renunciar porque "no se recupera capacidad operativa, no se planifican objetivos estratégicos, no se priorizan los intereses nacionales y no se dan respuestas concretas a situaciones urgentes e importantes".
Algunos expertos ven a Milio como un "funcionario todo terreno" porque es Secretario Gremial del Sindicato que controla Juan Carlos Schmid, a quien se suele considerar ubicado de los dos lados del mostrador. No obstante lo cual su renuncia fue bien vista porque subrayó especialmente un punto clave: “La gestión gubernamental en materia de puertos y vías navegables no tiene como prioridad la recuperación de la soberanía nacional, y la subsecretaría de Puertos y Vías Navegables se caracterizó durante estos últimos dos años por no impulsar ninguna de las acciones necesarias para recuperar el material flotante y la capacidad operativa de las áreas a su cargo". Y agregó, contundente: “Muy por el contrario, se dedicó sistemáticamente a impedir la consecución de objetivos esenciales para retomar en forma efectiva el control y manejo de los servicios de dragado y balizamiento, así como la reducción de los riesgos que en materia ambiental tiene el material de navegación que se encuentra hundido o con riesgo de hundirse en los lechos de los ríos de toda la Nación Argentina”. Y alertó acerca de otros abandonos: la draga Mendoza, atracada en el puerto de Mar Del Plata, también con riesgo de hundimiento e incluso de afectación a toda la operatividad de la base naval.
Todo esto demuestra que la estrategia cipaya consistiría en dejar que se hundan buques y se desprestigie todo lo hecho por el trabajo argentino, y a la vez impedir toda recuperación y así servir a los intereses de empresas extranjeras que luego, como sucedió con la Jan de Null y Emepa desde la privatización menemista, ellas mismas utilizan sin invertir un peso.
“Estas cuestiones --concluyó-- nos llevan a plantear como representación gremial que claramente el dragado y balizamiento y la recuperación de capacidad operativa por parte del estado nacional a través de la subsecretaria de Puertos y Vías Navegables no se encuentran dentro de las prioridades de este gobierno y de esta administración”. Y dijo que tampoco se encuentra entre esas prioridades el dragado hacia el canal Magdalena, imprescindible para la reafirmación de la soberanía nacional mediante el control del tráfico internacional de comercio.
Este episodio reafirma, claramente, que ya es hora de acabar con la permanente entrega de nuestros ríos y bienes naturales. Es insoportable, por ofensiva, la sostenida lujuria de ceos y banqueros frente a la superexplotación a cambio de hambre popular. Y encima padeciendo la Justicia infame que ensombrece a este país.
Por eso no hay más camino, en lo inmediato, que resistir toda entrega de soberanía. Es de necesidad y urgencia que el pueblo argentino consiga de los poderes políticos, económicos y judiciales la urgente convocatoria a asambleas populares para de una vez discutir, debatir y sancionar una Nueva Constitución Nacional. Hito fundamental en la disputa con los sectores retardatarios, conservadores, racistas y violentos que apoyaron absolutamente todos los golpes de estado y dictaduras, y ahora se alistan para volver. Y que son la explicación más clara del constante retroceso de la Argentina en todos los aspectos.