Como si la fiesta del Bafici no hubiera sido suficiente para los enrojecidos ojos cinéfilos, esta semana comienzan varios festivales y encuentros cinematográficos a lo largo y a lo ancho del país. Corroboración empírica, tanto para los programadores como para los espectadores, del ansiado regreso a la presencialidad, a la proyección en la oscuridad de las salas y el confort visual inigualable de la gran pantalla. El Festival Internacional de Cine Latino Árabe, más conocido por su nombre abreviado LatinArab, es uno de esos eventos, que de eventual tiene poco y nada. El número redondo que marca el décimo aniversario así lo confirma y esta edición, que se desarrollará en Buenos Aires desde el martes 3 hasta el jueves 19 de mayo, tendrá como sedes físicas una de las salas de Cinépolis Recoleta, el Auditorio de la Universidad del Cine, el Centro Cultural Kirchner y La Manzana de las Luces, además de funciones online en las plataformas Vivamos Cultura y CLACSO.tv, que llegarán a todo el país. La programación, integrada por cincuenta películas entre cortos y largometrajes, reúne títulos gestados en dos docenas de países, de América Latina a África y Asia, y en muchos casos son totalmente inéditos en Argentina.

La experiencia LatinArab es amplia, relativamente inabarcable, pero la organización en secciones ayuda al espectador a encontrar su propio camino en la programación. Por un lado, la Competencia de Largometrajes Árabes y su par en el terreno del cortometraje ofrecen un puñado de títulos que llegan de lugares como Marruecos, Palestina, El Líbano, Egipto, Túnez y Argelia, mientras que, de manera especular, las secciones competitivas dedicadas al cine latinoamericano (ver nota aparte), ya sea en formato extendido o breve, regalan producciones brasileñas, peruanas, argentinas, ecuatorianas y colombianas, entre otros países de la región. El “Paronama LatinArab”, en tanto, reúne cuatro títulos latinoamericanos vinculados a temáticas árabes, mientras que la selección especial “10 años de LatinArab” ofrecerá de manera online una docena de films que pasaron por las nueve entregas previas y que resultaron ganadores de premios, ya sea entregados por los jurados correspondientes o por el público.

Para Christian Mouroux, director de LatinArab desde sus orígenes, en dúo junto a Edgardo “Pipo” Bechara El Khoury hasta su reciente e inesperada muerte (a él va dedicada esta décima entrega), “esta es una edición especial, no sólo por el aniversario sino por ser el primero sin Pipo. Con él pusimos en marcha el festival entendiendo que era importante generar un espacio para acceder a películas que eran muy difíciles de ver desde nuestra región. Las narrativas de los países árabes se encuentran fuera del discurso cinematográfico y mediático, ya sea por demonización o por invisibilización, y sigue siendo común entrar a las plataformas de streaming para encontrarse con el estereotipo del árabe terrorista y el latinoamericano traficante de drogas”. Por eso, cree, más allá de ofrecer películas documentales y de ficción muy diversas en sus formas y temáticas, el tema de fondo es “el derecho a la presencia de los pueblos y las personas. Es decir, a la identidad cultural”. Esta décima edición marca la vuelta a las salas y Mouroux cree que “hay muchas ganas de ver cine en el cine, con buena calidad de imagen y sonido, pero manteniendo las actividades virtuales, que permiten el carácter federal. Además, estamos replicando el festival en Santiago de Chile y en la ciudad brasileña de Niterói, uno de los desafíos más grandes de esta edición”.

La película de apertura elegida para el 10° LatinArab, Gaza Mon Amour, contará con la presentación de los realizadores, los hermanos gemelos Arab y Tarzan Nasser, invitados especialmente a Buenos Aires. La segunda película de los directores de Dégradé transcurre, como su nombre lo indica, en la principal ciudad de la Franja de Gaza, aunque por razones lógicas fue rodada en gran medida en Jordania y Portugal. Se trata de un relato agridulce y narrativamente clásico, en el cual la vida de un pescador y una modista, viuda y madre de una hija veinteañera, ven cruzar sus existencias bajo la amenaza constante de los bombardeos y la necesidad de parar la olla en circunstancias económicas inciertas. En una de las salidas nocturnas al mar, Isaa (el experimentado intérprete Salim Daw, nacido en Bana, Israel) rescata de las aguas una estatua dedicada a Apolo de indudable valor histórico y económico. La notable obra de acero de la figura parece señalar un nuevo despertar romántico, dirigido a la modista Siham, cuyo papel recayó en Hiam Abbass, actriz y realizadora palestina cuya carrera internacional delante de las cámaras incluye films de Patrice Chéreau, Jean Becker, Jim Jarmusch y Abbas Fahdel, aunque muchos espectadores la reconocerán de inmediato por su papel de Marcia Royen en la popular serie Succession.

El tono terso y esperanzado, a pesar de todas las dificultades, de Gaza Mon Amour se refleja también en uno de los títulos elegidos para participar de la competencia de largos árabes, La vida me sienta bien, en la cual otro veterano del cine franco-árabe, Samir Guesmi (visto recientemente en el último film del canadiense Denis Côté, Un été comme ça) encarna a un padre de familia que enferma progresivamente de un mal degenerativo con señales de demencia, primero, y la imposibilidad de manejarse solo poco tiempo después. La melancólica película del marroquí Al Hadi Ulad-Mohand, rodada en la bellísima ciudad costera de Arcila, al sur de Tánger, no derrapa en las banquinas del film “de enfermedad terminal” y, de hecho, mejora con el correr de los minutos, haciendo que las particularidades del relato –que incluye en el corazón narrativo una historia de amor bigger than life– resuenen de forma universal. En el otro extremo de las posibilidades creativas del cine, la experimental Un verano inusual parte de una serie de imágenes tomadas desde una cámara de seguridad para construir un relato abierto a mil y un posibilidades.

Un verano inusual

Dirigida por el reconocido artista y cineasta palestino Kamal Aljafari, el film parte de un problema –en el año 2006, los cristales del auto de su padre fueron víctimas de piedrazos en varias ocasiones– y de una posible solución: una cámara que registre in fraganti al autor o autores del acto de vandalismo. Tres lustros más tarde, el director de Visit Iraq se apropia de esas imágenes para darles un nuevo sentido, acompañándolas de una banda de sonido construida especialmente, y gracias al uso de los intertítulos describe a los vecinos del barrio palestino de Ramla, en el centro de Israel. Lejos de la aparente “dureza” experimental que esta descripción podría dar a entender, Un verano inusual es hipnótica y, en más de una ocasión, destila un notable sentido del humor. Otro título ensayístico de la sección de largos árabes, la egipcia Lecciones de cartografía, de Philip Rizk, entrelaza registros propios con material de archivo de muy diversa índole, con el desafío de reflexionar sobre la cuestión del colonialismo ayer y hoy.

La directora artística de LatinArab, María Jesús Santangelo, afirma que el criterio a la hora de programar las diversas secciones estuvo marcado por “la calidad y la diversidad. Calidad no entendida como gran producción o gran presupuesto, sino como coherencia estilística y narrativa, más allá de que sea una ficción que podría estar en una plataforma o un documental armado con material de archivo. En cuanto a la diversidad, creo que es importante que haya películas diferentes –algunas más clásicas, otras más radicales–, de manera de podar acercar a distintos tipos de espectadores. Lo temático es interesante, porque vemos que hay dos cuestiones que aparecen de manera recurrente, tanto en los títulos árabes como en los latinoamericanos. Por un lado, la revisión de la historia familiar: hay muchos documentales en primera persona que abordan lo personal para acercarse a la historia del país. Por el otro, la revisión de los estereotipos de género. La sección competitiva árabe de este año da un panorama general pero atinado de lo que es la producción actual en la región y, más allá de la diversidad de estilos, hay otras constantes temáticas que se repiten, como la cuestión de los cambios en los territorios y la inmigración”.

Black Medusa

Black Medusa, del tunecino Ismaël (en codirección con Youssef Chebb), estrenada el año pasado en el Festival de Rotterdam, entrecruza el neo noir, el retrato de una asesina serial y la reflexión sobre los roles femeninos en el cine. En un blanco y negro de alto contraste, el film narra la historia de una joven sordomuda llamada Nada a lo largo de nueve noches llenas de violencia y sangre. Como si se tratara de una prima lejana de la Thana de Ms. 45, el clásico de culto genuino de Abel Ferrara, la protagonista seduce a una serie de hombres para terminar violentamente con sus vidas, aunque el trauma de origen (de haberlo) no ocupa una parte sustancial del relato.

La ultra estilización de Black Medusa es contrastada por el formato documental de Antes de que muera la luz, un racconto de la vida artística, en particular la cinematográfica, en la Marruecos de los años 70, cuando la posibilidad de soñar con la revolución aún era posible. El realizador Ali Essafi parte de una serie de entrevistas de audio recientes, pero utiliza exclusivamente material de archivo de la época (noticieros, fragmentos de películas, registros semi hogareños) para retratar una era dictatorial en la cual la censura creativa era la norma y la persecución política un hecho cotidiano. La sección competitiva de largometrajes árabes se completa con La muerte de un virgen y el pecado de no vivir, producción de El Líbano dirigida por George Peter Barbari y estrenada en el Festival de Berlín, y Su Argelia, documental de Lina Soualem que registra el divorcio de sus abuelos paternos y que fue presentado en los más prestigiosos festivales especializados.

  • 10 ° LatinArab – Festival Internacional de Cine Latino Árabe
  • Del 3 al 19 de mayo
  • Programación completa, días y horarios en http://www.cinefertil.org/latinarab/
  • Funciones presenciales en Cinépolis Recoleta (Vicente López 2050), Manzana de las Luces (Perú 294), Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151) y Auditorio de la Universidad del Cine (J. M. Giuffra 330).
  • Las películas que integran la sección “10 años de LatinArab” estarán disponibles por 96 horas en la plataforma https://vivamoscultura.buenosaires.gob.ar/ .
  • Las películas de “Panorama LatinArab” estarán disponibles durante 24 horas en https://clacso.tv/