Cuando la Secretaría de Derechos Humanos y la Subsecretaría de Políticas de Diversidad Sexual de la Provincia de Santa Fe entregaron el reconocimiento de Reparación Histórica a 20 personas trans/travestis mayores de 50 años, sobrevivientes de la última dictadura, el artista Germán Menna quiso saber dónde estaban, conocerlas y retratarlas. Le llevó mucho tiempo ganarse la confianza de aquellas 20 personas a quienes en nombre del Estado se les había impuesto en demasiadas ocasiones la acción de fotografiarlas como una violencia más entra las muchas que sufrieron; en aquel caso, violencia escópica. 

No sólo bajo la dictadura, sino antes aún y hasta que fueron derogados en 2010, en la Provincia de Santa Fe regían códigos contravencionales que legalizaban lo que ellas bien llaman "la caza de brujas" o "cacería" del Estado contra las personas trans. El domingo pasado, un conversatorio en el Museo de la Memoria de Rosario (Moreno y Córdoba) convocó al retratista, a las retratadas y a un numeroso público que escuchó con mucho respeto unas historias casi imposibles de soportar oír, recordar o vivir. Sin embargo, allí estaban algunas de ellas, luciendo su elegancia, emocionadas por el reconocimiento y contando sus experiencias en una de las activaciones de la muestra ¿Cómo retratar a una sobreviviente? que con curaduría de Leticia Rigat y Andrea Beltramo puede visitarse desde el pasado 17 de marzo hasta el próximo 19 de junio en la planta alta del actual Museo y Lugar de Memoria (que en la dictadura fue uno de los centros de la represión).

Betiana Francesca Tucio fue la primera en efectuar la transformación quirúrgica, la más linda según sus compañeras (como lo prueban las fotografías del Archivo Trans, no en la muestra pero sí en Internet) y la más admirada: "todas queríamos ser Betiana". Salió en tapas de revistas y fue Reina del Carnaval dos veces: en Buenos Aires en 1986 y luego en Brasil. Carolina Boetti, la primera en recibir la reparación histórica, es junto a Laly Rolón (también presente) una de las cinco actrices del biodrama Finalmente reparadas, en el que narran con diálogos, monólogos y números musicales la persecución y el exilio que sufrieron, sólo por ser. Jorgelina Isabel Pineda es la mayor en edad y la más reciente en asumirse. Cuando se le pregunta por el carnaval, recuerda con una sonrisa esos pocos días al año en que le era (y es) permitido mostrarse, siendo cuidada incluso por aquellos mismos policías que al otro día la reprimían. Yanina Saucedo, una de las más jóvenes, reclama la ampliación de la reparación más allá de la dictadura y hasta 2010, y coincide con sus compañeras: en los retratos de Menna se ven representadas, "divinas", pero al observarse con atención se notan la tristeza de la mirada en el fondo de los ojos. 

La Ley Provincial de Reparación Histórica N°. 13298 rige desde 2012, y establece una pensión a quien haya sufrido detención durante la última dictadura militar por motivos políticos, gremiales o estudiantiles. Pero no fue hasta el gobierno de Miguel Lifschitz que se incorporaron la orientación sexual y la identidad de género entre aquellos motivos. La ardua lucha del colectivo trans se impuso a pesar de la amenaza de borrar aquellos expedientes que constituyen la prueba de una persecución que nos avergüenza como sociedad y como país. Privadas de acceso a la educación, echadas de sus colegios, en muchos casos expulsadas de sus familias, sin posibilidad de un empleo digno hasta la ley de Cupo Trans, fueron empujadas a ejercer una degradante prostitución, que junto a la esperanza de poder actuar algunas noches en un escenario era el único recurso para subsistir en un medio social que las discrimina(¿ba?). Para peor, el acceso a cuidados médicos de su salud se vio casi siempre restringido por prejuicios sexistas de quienes debían asistirlas. Algunas se dejaron morir antes que soportarlos. Y si circulaban por la vía pública con su identidad autopercibida eran detenidas por dos o tres meses ("sólo" veinticuatro horas en Capital Federal), sufriendo vejaciones: desnudez, golpes, el corte de pelo forzado al ras, violaciones. El exilio se les aparecía como una esperanza pero, excepto el paradisíaco Brasil, en otros países no era fácil: siendo ilegal la prostitución, estaban en riesgo permanente. Muchas huían del país siendo adolescentes. Toda esta situación imposible solo puede leerse como exterminio. Esto duró hasta 2010. Que puedan aún reír, tener humor, es un milagro de resiliencia. Muchas no sobrevivieron.

¿Qué puede el arte ante esto? ¿Es posible, desde un Museo, educar a la sociedad en la responsabilidad que cada integrante de la comunidad tiene que asumir, haciendo del respeto por la diversidad sexual algo más que la "inclusión" de unas "disidencias", sino el ejercicio diario de una multiplicidad de modos de experimentar la vida y el cuerpo en la más absoluta igualdad de derechos? Menna no sólo las retrató sino que las escuchó y grabó sus testimonios en una obra sonora titulada "Resiliencias". La idea es quedarse a escucharlas, soportar oír esos audios, esas voces no clasificables en la normatividad de los géneros y esos relatos de la violencia padecida bajo el abuso arbitrario del poder del Estado, avalado por una legislación insensata. Los expedientes (la prueba) son el tema y la materia en tres obras. Una pieza audiovisual juega estéticamente con los trazos de las firmas; un montaje fotográfico de pared evoca la materialidad de aquellos prontuarios y el afán estatal de ocultarlos, a través de sus roturas y tachaduras. Y en otra instalación, de gran eficacia estética, la frase "Es copia fiel" aparece sobre unos folios que al ser retirados de la pila se convierten en hojas en blanco. Representan aquel borramiento, culposo o infame, con el cual el Estado pretendió escamotear las pruebas de su crimen imprescriptible: la condena de inocentes como si fueran delincuentes. Sólo por existir.

"Es copia fiel" deja leer "escopía", mirada. La mirada del poder abusaba de las personas trans con la excusa de una foto de prontuario que después desaparecía. Resignificar la pose fotográfica como afirmación de la identidad ante un otro que no fotografía para juzgar ni condenar sino para avalar y honrar, puede haber sido un gesto reparador.

En "La posta", otro video de la muestra, Menna asume en cámara subjetiva el recorrido que mujeres trans en situación de prostitución hacían de la vereda a un departamento, siempre bajo la amenaza policial. Sólo una vive de entre ellas. La idea de reconstruir, a partir de su testimonio, esa cartografía urbana del terror y la supervivencia en Rosario es fiel al objetivo de no olvidar, ni dejar olvidar, que hubo un plan sistemático del Estado santafesino y argentino contra las personas de identidad trans o travesti. Plan que no fue reconocido desde el derecho hasta que la Unidad Fiscal Especializada en Delitos de Lesa Humanidad de La Plata le solicitó al Juez Federal Ernesto Kreplac que complejizara el caso de Valeria del Mar Ramírez, mujer trans, detenida en el Pozo de Banfield en 1976 y 1977.  https://www.pagina12.com.ar/417951-el-nunca-mas-tambien-para-las-travas