“La programación del 10° LatinArab es una celebración de aquello que late. Sus cuatro secciones competitivas están ligadas por dos figuras privilegiadas del estar vivo: la juventud y los artistas”, escribe la programadora María Jesús Santangelo en el catálogo del festival, agregando que “la práctica creativa es en sí misma una manera de combatir la muerte. El trabajo de los artistas, abordado desde la ficción y el documental, convoca a seguir haciendo obras y rescatar las que forman parte del patrimonio”. Ejemplo de ello es O Amor Dentro da Câmera, de las brasileñas Jamille Fortunato y Lara Beck Belov, uno de los ocho títulos que integran la Competencia de Largometrajes Latinoamericanos. La película está íntegramente dedicada al periodista, promotor de artistas y director de cine bahiano Orlando Senna, figura esencial en la vida cultural de su país. Pero el homenaje no abraza el documentalismo biográfico tradicional, adaptándose a los ritmos cotidianos de Orlando y su esposa, la actriz Conceição Senna. El repaso de tiempos pretéritos y otros más recientes permite recorrer varias décadas en la historia artística del país vecino. De todas maneras, en el fondo, O Amor Dentro da Câmera es una historia de amor tan duradera como real, a pesar de tener lugar en una pantalla de cine.

Metok, de Martín Solá, cierra una trilogía iniciada con Hamdan, rodada en Palestina, y continuada con La familia chechena. En este tercer “capítulo”, el realizador argentino viaja al Tíbet para encontrarse con una monja budista que cursó sus estudios religiosos en la India. Más allá de la excusa de la travesía, el inminente parto de una familiar, la cámara de Solá se detiene para observar la realidad y, a través de ella, hallar la poesía. En palabras del crítico Juan Pablo Cinelli, en ocasión de la exhibición del film en el Festival de Cine de Mar del Plata hace algunos meses, “la precisión con la que el director coloca la cámara y la paciencia invertida en la tarea de sostener cada plano, permiten que la experiencia de ser espectador se parezca a la de ser testigo. Instancia que, sin embargo, demanda de una labor activa por parte del público, aceptando que el desafío de ver vaya un poco más allá del mero acto de sentarse y mirar”.

Vacío, del ecuatoriano Paúl Venegas, recientemente estrenada en la Sala Lugones, describe la dura vida de los inmigrantes chinos en su derrotero latinoamericano antes de llegar al destino final, los Estados Unidos, reuniendo las líneas del drama de corte social y el cine de género. Sólo el mar nos separa, en tanto, fue dirigida a ocho manos por Khaldiya Amer Ali, Marah Mohammad Alkhateeb, Karoli Bautista Pizarro y Christy Cauper Silvano y formó parte del festival especializado Hot Docs en Canadá. El punto de partida de esta coproducción entre Perú, Jordania y los Estados Unidos merece una línea explicativa: el resultado final tuvo su origen en una serie de intercambios epistolares audiovisuales (el cine también puede adoptar las formas de una carta) entre dos jóvenes cineastas sirias, refugiadas en el campo jordano de Za'atari, y dos directoras debutantes peruanas pertenecientes al pueblo aborigen Shipibo-Konibo. Ese ida y vuelta de casi tres años dio como resultado una película al mismo tiempo dolorosa y luminosa: cuestiones como el desarraigo, la discriminación y la violencia hacia las minorías deja entrever la posibilidad de la comprensión entre pares y la esperanza en el futuro.

Nuestros días más felices

La sección de largos latinos de LatinArab también ofrecerá proyecciones de Mujer océano, de la realizadora Djin Sganzerla –otra película sobre mujeres separadas por miles de kilómetros, en este caso entre Brasil y Japón– y Nuestros días más felices, de la argentina Sol Berruezo Pichon-Rivière, presentada en la competencia nacional del Festival de Mar del Plata y aún inédita comercialmente. Completan el panorama competitivo el film colombiano La ciudad de las fieras, de Henry Rincón, y el documental peruano El canto de las mariposas, en el cual la directora Núria Frigola Torrent apunta el lente de la cámara hacia el artista plástico Rember Yahuarcani, cuya obra intenta perpetuar el arte del pueblo uitoto, oriundo de la amazonia peruana, cuya historia y visión del mundo parecen estar en vías de extinción.