Multinstrumentista, compositor, poeta, hacedor de algunas de las mejores versiones en castellano de autores extranjeros, Pedro Aznar es todo eso y mucho más. El músico actuará en el Teatro Provincial “Juan Carlos Saravia” el jueves 5 de mayo a las 21.30, con apertura de puertas a las 20.45, junto a su banda, para presentar “Flor y Raíz” su trabajo más reciente, en el que celebra al folklore latinoamericano.
Antes de arribar a Salta, el artista dialogó con este medio, exaltó al Cuchi Leguizamón y reflexionó sobre la pandemia y los conciertos por streaming, en los que acompañó y se sintió acompañado por seguidores de todo el mundo. Además, habló de Serú Girán y de sus dúos con Charly García y David Lebón, y adelantó que el recital que brindará en pocos días “será memorable, ya que sostiene “una relación hermosa” con el público local.
-Presentarás en el teatro Provincial Flor y Raíz, que fue grabado en vivo en La Usina del Arte en noviembre de 2020, pero sin público, por la pandemia ¿Cómo imaginás el reencuentro con tus seguidores salteños?
-Flor y Raíz era una vieja deuda que tenía conmigo y con la gente que me escucha: hacer un disco íntegramente dedicado a la música de raíz latinoamericana. Mi música es, hoy, una fusión muy fluida de rock, folklore, jazz, tango y otros géneros. Tomo de cada una de esas vertientes lo que necesito para expresar lo que siento. Y mi público es tremendamente abierto a esa propuesta.
El estreno de Flor y Raíz fue en un concierto online. En esa oportunidad grabamos en vivo, así que el disco nació sobre un escenario. La primera presentación fue un año después, en el Gran Rex, y se sintió tan cómodo de tocar como la primera vez, pero ya más asentado e incorporando las sonoridades que le sumamos durante la mezcla, así que todo el repertorio alcanzó un mayor vuelo.
Voy a tocar con mi quinteto, que se completa con Julián Semprini en batería, Alejandro Oliva en percusión, Matías Martino en teclados y Sebastián Henríquez en guitarras. Con el público salteño tenemos una relación hermosa, así que estoy seguro que va a ser una noche memorable.
-En el trabajo rendís homenaje a la canción folklórica latinoamericana, ¿cómo seleccionaste el repertorio, dado el amplísimo mapa sonoro de la región?
-Decidí que el disco fuera una recorrida por la música de varios países del continente. Con ese fin seleccioné grandes clásicos de siete países: Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Perú, México y Cuba. La idea fue darle a todo ese material clásico una impronta moderna y traerlo a nuestros días.
-Versionás "El violín de Becho", de Alfredo Zitarrosa. Dado que tu padre tocaba ese instrumento, ¿es, de algún modo, un guiño hacia él, a quien evocaste en los discos Quebrado y Utopía, con el también violinista Ramiro Gallo?
-Sí, por supuesto. Mi padre está presente en muchas de las cosas que hago, y el violín es un instrumento maravilloso, ideal para evocar personas y recuerdos queridos.
-En este material, le das tu impronta particular a "Cartas de amor que se queman", un hito del Cuchi Leguizamón, grabado en la memoria colectiva por el Dúo Salteño ¿qué significa el Cuchi para vos, el dúo, la música de nuestra provincia?
-El Cuchi fue un innovador, un revolucionario y, al mismo tiempo, un conocedor y cultor de los cantos ancestrales de la región, como la vidala y la baguala. Él supo aportar su amplio conocimiento de la música clásica del siglo XX y fusionarlo con la raíz andina. De esa interacción nacieron algunas de las obras más hermosas de nuestro folklore, que tan magistralmente interpretara el Dúo Salteño.
-En este sentido, a lo largo de tu carrera, has recreado a Leguizamón con La Pomeña, Zamba de Juan Panadero. Si llega a ser tucumana, Zamba del Carnaval ¿pensaste alguna vez en grabar un disco íntegramente sobre su obra o revisitando a otros artistas locales de tu repertorio, como Petrocelli?
-¡Sería un hermoso proyecto, sin lugar a dudas!
-La crisis sanitaria puso en jaque al mundo y al arte, sin embargo, fuiste pionero de los conciertos por streaming. Ofreciste 11 en total, 6 de ellos gratuitos. Viendo hacia atrás ¿qué fue lo más enriquecedor de esas transmisiones, creés que es una modalidad que llegó para quedarse o fue algo circunstancial, de la época?
-Internet fue una herramienta salvadora, durante la pandemia. Nos permitió seguir conectados y disfrutando de la música. En mi caso personal, hice esos conciertos con el fin de acompañar a la gente en un momento de soledad, aislamiento, ansiedad e incertidumbre, y resultó que yo terminé sintiéndome acompañado también. Recibí decenas de miles de mensajes de agradecimiento, de todas partes del mundo. Fue muy reconfortante, esa calidez, en tiempos tan sombríos.
Los conciertos online tienen una característica propia, muy especial. Permiten una intimidad única, que no ofrece ningún otro medio. Pienso seguir usando ese lenguaje para proyectos especiales.
-Allí compartiste lecturas de grandes autores y algunas reflexiones. Tenés dos libros de poesía editados y uno de narrativa en proceso ¿cómo describirías tu vínculo con la creación literaria?, ¿entre tus páginas de cabecera hay nombres del norte, o qué leés hoy, qué te conmueve?
-Escribí poesía antes de escribir mi primera canción, así que se podría decir que antes que ninguna otra cosa, soy poeta. Creo que esa mirada particular del mundo atraviesa la médula de cualquier artista. Es una necesidad intrínseca para la creación de una obra de arte que merezca ese nombre.
Manuel José Castilla y Héctor Tizón están entre mis escritores norteños favoritos.
-Este año se cumplen cuatro décadas de la separación de Serú Girán y tres de aquella vuelta histórica en River con Serú 92 ¿En el mientras tanto del grupo, eran conscientes de que estaban escribiendo algunas de las páginas más importantes del rock nacional?
-En aquel momento éramos cuatro jovencitos con una ambición artística sin medida. Hacíamos lo que hubiera que hacer para sacar de nosotros el mayor alcance posible. No estábamos pendientes de lo que fuera a decir la historia de nosotros, esas son cosas que ocurren después y que no dependen de uno, sino de la opinión del público, y, hasta cierto punto, la crítica.
-¿Los duetos posteriores con Charly García y David Lebón sucedieron tal vez porque, como dice la canción, "uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida"?
-Nos volvemos a encontrar siempre con Charly y David porque somos como hermanos y porque nos reconocemos como pares, y como tales sabemos que más allá del afecto, lo que hagamos juntos va a ser potente. ¡Se podría decir que fuimos a la escuela juntos! (risas). Pero una escuela que se cursa frente a centenas de miles de personas, una donde se crece en público, que difícilmente perdona los errores, de una exigencia brutal. Una escuela que te enseña o te fulmina.
-Flor y Raíz cierra con tu composición Reverdece, junto a Soledad. Has grabado con grandes artistas como Mercedes Sosa, Leda Valladares, Omara Portuondo, Eva Ayllón y otras. Desde este punto de vista, ¿que ha dejado en vos el trabajo con ellas?
-Las cantantes y compositoras con las que he compartido han dejado una marca indeleble en mí. Tal vez porque aúnan en ellas su talento innato con la mirada de la mujer, que suele ser de una madurez emocional arrolladora.
-¿Considerás que la música es un arte necesariamente plural, colectivo?
-Se puede hacer arte en soledad (como en el caso de los escritores) y se puede colaborar con otros. Componer con un colega es, siempre, una experiencia profundamente enriquecedora, en la que el resultado es mucho más que la suma de las partes.
-¿Cómo continúan la gira de este disco y tus actividades en 2022?
-Durante mayo vamos a estar grabando el nuevo disco. En junio tocaremos en Mar del Plata y presentaremos el disco de tangos originales Utopía junto a Ramiro Gallo, en el Centro Cultural Kirchner. En julio celebraré mi cumpleaños tocando en Buenos Aires, y también tenemos dos extensas giras, por Chile y por Patagonia, que llevarán cerca de tres meses. Seguramente cerraremos el año en diciembre haciendo un gran concierto y lanzando el nuevo disco.