La actual crisis que afecta a la lechería en general y a la empresa SanCor en particular, hay que entenderla en un escenario más amplio que la presente coyuntura. Lo que está sucediendo con la cooperativa láctea expresa, por un lado, un ejemplo muy concreto del proyecto neoliberal que plantean las corporaciones económicas y que es, ni más ni menos, reflejo de la política económica del gobierno nacional y por otro, y como consecuencia de lo anterior, la disputa socio política y el rol del Estado de dos proyectos de país.

De esta manera el conflicto se puede explicar, a grandes rasgos, bajo tres ejes concretos y transversales, que permiten entender el modelo económico neoliberal que se intenta instalar: 

  1. La política macroeconómica nacional.
  2. La visión por parte de funcionarios nacionales y gerentes de la empresa en que el problema de la misma radica en sus trabajadores.
  3. El traspaso de las dos empresas más importantes del país en materia de lechería (La Serenísima y Sancor) a grupos económicos locales y extranjeros. 

En primer lugar la política económica macro de la Alianza Cambiemos implementada a partir del 10 de diciembre de 2015 –principalmente la eliminación de retenciones, la devaluación y el desmantelamiento de la política de comercio– trajo como resultado un 2016 de fuerte crisis para la lechería nacional. Anteriormente, los derechos de exportación al maíz abarataban su precio interno, mejorando la competitividad de actividades de mayor valor agregado como la producción porcina, avícola y láctea.

Sin embargo, el incremento de los costos, era un resultado previsible de las medidas adoptadas ya que la alimentación representa más de la mitad de los costos de la lechería, y el maíz es el principal componente. Así, la pérdida de rentabilidad hizo que muchos tambos tengan que cerrar por no poder afrontar los costos directos. Según los propios datos de la Subsecretaría de Lechería de la Nación, el 2016 cerró con una caída del 14 por ciento de la producción primaria y un desplome del consumo per capita de leches fluidas del 10 por ciento en comparación con el 2015 (el menor consumo desde la salida de la crisis de 2001).

Cierres

Además, si bien se trata de un sector con problemas estructurales, según el Estimador Mensual Industrial (EMI) del Indec para marzo pasado, la industria láctea verificó una de las mayores caídas del sector (14,7 por ciento) registrando así todos valores negativos para los meses de 2016 y lo que transcurre de 2017. Muestra de ello son los actuales casos con cierre o futuros cierres de plantas como La Serenísima en la localidad de Rufino, las de SanCor en Córdoba y Santa Fe, la fábrica de quesos Chateubriand en Carmen, la planta quesera Magnasco en Santa Fe y, entre las últimas anunciadas, la de SanCor en Brinkmann, por mencionar sólo algunos en los últimos meses.

 En segundo lugar, la suma de declaraciones de funcionarios del gobierno nacional y gerentes de la cooperativa adjudicando el problema de San Cor a sus trabajadores dan cuenta de la necesidad política de disciplinar a la clase trabajadora en el modelo político-económico-corporativo planteado.   Entre las manifestaciones más claras se encuentran las declaraciones del  Ministro de Producción, Francisco Cabrera, cuando afirmó que “el verdadero problema de San Cor no es el tambero, sino los empleados”, desconociendo que los sueldos de los empleados de la empresa representan apenas el 4,6 por ciento de los gastos de la compañía, según dio a conocer la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA).   

 Del mismo modo las intervenciones y participación de Gustavo Lopetegui en las negociaciones de SanCor, conllevo una oleada de críticas. El vicejefe de gabinete de Mauricio Macri, no sólo fundó la empresa Pampa Cheese SA, principal láctea del departamento de Las Colonias en Santa Fe, sino que además, formó parte del directorio de la empresa Milkaut.

Trabajadores

El aporte de los 450 millones del gobierno nacional (de los cuales hasta el momento sólo se desembolsaron 200 millones y llegó 40 días más tarde de lo acordado según informaron desde el Ministerio de Producción de la provincia de Santa Fe) incluye el compromiso de confeccionar “un nuevo convenio colectivo de trabajo”.

Finalmente se lleva adelante un fuerte proceso de concentración de la industria láctea por los denominados “formadores de precios”. En este sentido, en plena crisis del sector, la adquisición de parte del paquete accionario de La Serenísima por el grupo Arcor, de la familia Pagani, como la compra de un sector de SanCor por el grupo Vicentín, forman parte de una estrategia global de los sectores más poderosos de quedarse con los productos más rentables como son los quesos, los postres, flanes y yogures al tiempo que permite afianzar la posición dominante de estas firmas en el rubro alimenticio.

Así, dada la estructura atomizada de la producción primaria, que enfrenta una demanda concentrada por parte de la industria láctea y el supermercadismo, el desmantelamiento de la política de comercio derivó en un incremento de los precios pagados por los consumidores y en un estancamiento o incluso un retroceso de los precios recibidos por los productores. La adopción de un conjunto de medidas que afectaron fuertemente al sector lácteo implicó una decisión política de reducir las capacidades y acciones del Estado para dejar actuar libremente al mercado.

* Economista UNR. Maestrando en Economía Política de Flacso. Ex asesora económica de la Secretaría de Coordinación Política y Emergencia Agropecuaria del Ministerio de Agricultura de la Nación.