A pesar del cambio de paradigma de los últimos años, el cine argentino todavía está lejos de una cifra equitativa entre realizadores y realizadoras. Sin embargo, desde hace años, son variados los ámbitos desde los que se lucha por promover y estimular la presencia de las mujeres en el campo. Este es el caso de la asociación cultural La mujer y el cine, que bajo tal espíritu presenta una nueva edición de su histórico festival, bajo la dirección general de Annamaría Muchnik, presidenta de la entidad.
En esta ocasión el Festival La Mujer y el Cine se realizará del 5 al 8 de mayo en modo híbrido, con funciones presenciales en Malba Cine (Av. Figueroa Alcorta 3415) y en El Cultural San Martín (Sarmiento 1551) y online a través de la plataforma vivamoscultura.buenosaires.gob.ar. Toda la programación estará disponible de forma libre y gratuita.
La nueva edición del festival, que tendrá a Hijas de la comedia, de Victoria Carreras, como película de apertura, contará con 14 películas en la sección Panorama Nacional, entre las que se destacan Esquirlas de Natalia Garayalde (ganadora del premio a la mejor dirección en el Festival de Mar del Plata), la ficción inédita Cadáver exquisito, de Lucía Vassallo, con Sofía Gala Castiglione, el documental Las cercanas, de María Álvarez, y Camila saldrá esta noche de Inés Barrionuevo, que tuvo un amplio recorrido por festivales internacionales.
En tanto, el Panorama Internacional, compuesto por nueve títulos inéditos en la Argentina, presentará los últimos trabajos de la española Isabel Coixet (Nieva en Benidorm) y la mexicana Astrid Rondero (Los días más oscuros de nosotras).
Además, como cada año, habrá una sección competitiva de Work in progress con premios que apuntan a colaborar en el desarrollo y finalización de producciones nacionales. “La idea es que las directoras de películas que no están totalmente terminadas tengan la posibilidad de presentarla frente a una serie de responsables y de empresas que tienen pos producción y ver de qué manera pueden ayudar a que esas películas se concluyan”, cuenta Muchnik a Página/12.
También estará la Competencia de Cortometrajes (con 35 títulos participando) cuyo jurado estará integrado por Paola Rizzi (directora de Fotografía, presidenta de ADF), Inés Estévez (actriz), Diego Lerer (crítico de cine), Maiamar Abrodos (actriz, escenógrafa y docente) y Graciela Maglie (guionista, miembro de la Asociación La Mujer y el Cine).
Finalmente, habrá un ciclo de charlas en la que participarán Anahí Berneri, María Victoria Menis, Lorena Muñoz, Sabrina Farji, María Laura Gargonelo y Natalia Smirnoff. A su vez, Blanca Monzon coordinará un encuentro con dos directoras mexicanas: Eugenia Levin, quien abordará el tema de la Dirección de Actores y la actuación frente a cámara; y Lena Esquenazi hará lo propio sobre Dirección de Sonido. Además, Coixet dialogará con Muchnik, Sabrina Farji (directora, guionista, integrante de La mujer y el cine) y Cristina Andreu (directora, presidenta de Cima).
Este año, las expectativas que Muchnik tiene para el festival son todas: “esperamos que venga mucha gente. Es muy lindo ver cómo se hace una comunidad de directoras jóvenes que se cuentan sus problemas, y cómo van saliendo adelante en este mundo donde todavía les resulta difícil entrar”.
La historia de la asociación que viene bregando para exponer la situación de disparidad que viven las mujeres en la industria del cine, cuenta Muchnik, se remonta al año 1988, cuando Susana López Merino, una poeta y gestora cultural marplatense convocó a mujeres de Buenos Aires para que fueran a Mar del Plata a pensar de qué manera se podía alentar la participación de las mujeres detrás de las cámaras. Entre las integrantes de aquel encuentro estaban María Luisa Bemberg, Lita Stantic, Sara Facio, Beatriz Villalba Welsh, Gabriela Massuh y Marta Bianchi.
A partir de ahí surgió la idea de un festival de cine realizado por mujeres. “El objetivo era el de estimular a las mujeres a ejercer roles de liderazgo en el cine, y difundir una producción creativa (que no siempre contó con el apoyo de los circuitos de distribución y exhibición), para ponerla en contacto con el público, sin distinción de género”, relata Muchnik.
Aquella primera convocatoria, la gestora la recuerda como “muy exitosa porque había muchas mujeres interesadas en hablar de la inserción de la mujer en el cine y de la falta de estímulo que había socialmente para que las mujeres también formaran parte del mundo cinematográfico”. Prácticamente la única directora mujer que había en ese momento era Bemberg.
Muchnik cuenta que fue invitada a cubrir aquella primera reunión en Mar del Plata, pero que se sumó a la asociación cuando finalizó la primera edición del festival. “Fui porque me parecía una iniciativa fantástica. Lo disfruté mucho, me parecía muy interesante toda esa reunión de mujeres que hablaban de la poca participación, del poco apoyo que tenían filmando, realizando y, sobre todo, era una manera de apoyar a las mujeres para que se atrevieran a dirigir y a ponerse detrás de la cámara”.
Desde su fundación, la asociación desarrolló festivales internacionales, concursos de cortos y video nacionales, latino e iberoamericanos que fueron potenciándola al punto de convertirse en una plataforma para muchas realizadoras: jóvenes directoras que debutaron en los concursos nacionales de cortometrajes son hoy figuras destacadas del quehacer audiovisual del país. Tal es el caso de Lucrecia Martel, Paula Hernández, Julia Solomonoff, María Victoria Menis, Sabrina Farji, Sandra Gugliotta, Vanesa Ragone, entre tantas otras.
A nivel mundial, cuando nació La Mujer y el Cine, sólo el 5% de la dirección estaba en manos de mujeres. Hoy, esa realidad cambió y el porcentaje de realizadoras asciende al 30% de las películas filmadas en Argentina. Por eso, el balance que hace Muchnik es “positivo y bueno”. Sin embargo, aclara que “todavía sabe a poco” porque naturalmente lo que desearían es llegar a una cifra equitativa. “Yo trato de ser siempre optimista, aunque siempre las mujeres queremos más. Creemos que es importante que la exhibición sea más generosa con las directoras”. Y reflexiona: “en el cine comercial hay muchas menos posibilidades para las directoras y para las técnicas y esto es fundamental decirlo. Cada vez hay que abrir más puertas para que todas puedan tener entrada a las labores que se hacen detrás de las cámaras y para las cuales están capacitadas”.