Durante la campaña electoral de 2015, la entonces candidata María Eugenia Vidal y parte de su equipo sostenían, entre otras consignas, que fomentarían la producción en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires. Se supone que cuando un área es prioritaria, en el armado de su equipo se ubicará en ese lugar a figuras fuertes para llevar a cabo la tarea. La primera sorpresa apareció con el nombramiento del gabinete inicial de la gobernadora: se designó en ese cargo a Jorge Elustondo, siendo el único proveniente del radicalismo, lo que levantó críticas del centenario partido ya que consideraban que era un espacio poco relevante (¿avizoraban lo que vendría?) y porque tenía, según comentaron, “un presupuesto muy exiguo” a pesar de haberle anexado la parte de Ciencia y Tecnología. Además, ya iniciada la gestión los reclamos de la UCR continuaron, debido a la poca actividad e importancia que Vidal le daba al Ministerio.

Pero allí no terminaron las desventuras del radicalismo (y del Ministerio). Hacia mediados del año pasado comenzaron los rumores de que allí desembarcaría un peronista, Joaquín de la Torre, incorporación muy festejada por el oficialismo. Este proceso de negociaciones llevó unos tres meses, con la consiguiente parálisis del Ministerio, en razón de que ya se sabía por los medios que el cambio era inminente. Los radicales recibieron un premio consuelo, ya que se dividió el Ministerio y Elustondo quedó con la porción (mínima) de Ciencia y Tecnología, lo que además significó el consiguiente achicamiento de Producción.

De la Torre asumió en agosto y comenzó inmediatamente a recorrer la provincia pero para hacer política, no para trabajar en Producción, algo que se blanqueó en noviembre cuando asumió como Ministro de Gobierno. En el medio quedaron otros tres meses perdidos de gestión en el Ministerio en lo que tiene que ver con su actividad. En ese recambio ministerial de noviembre, que abarcó varios nombres, llamó la atención que no nombraran reemplazante para De la Torre. En ese entonces se dijo que era porque estaban buscando una figura importante y con trayectoria en el área para que pudiera por fin “darle la importancia que el tema requiere”.

La gobernadora se tomó su tiempo. En abril hubo otro nombre rondando, pero su designación se cayó antes de ser oficializada. Hace unos días asumió Javier Tizado, hasta entonces Subsecretario de Comercio en la Nación. En el medio pasaron otros seis meses sin ministro. Mientras tanto, sólo un subsecretario llevaba la firma de los asuntos burocráticos. El Ministerio estuvo parado, como durante todo lo que va de la gestión de María Eugenia Vidal. Hasta las entidades empresarias provinciales reclamaban que se cubra el cargo. Además, hay que agregar el contexto recesivo que se ha vivido en todo este período, donde la industria estuvo particularmente afectada, lo que hace aún más preocupante aquella acefalía. Al momento de escribir esta nota, al ingresar a la página de la Provincia, todos los cargos del Ministerio salvo el de Tizado figuran como “a designar”. ¿Vino solo el ministro, sin equipo? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que comience a funcionar?

Finalmente, cabe formularnos otra pregunta: ¿es la producción realmente una prioridad para Vidal? La respuesta, una vez más, la brinda Arturo Jauretche: “Basta detenerse un instante en su análisis para que la zoncera resulte obvia, pero ocurre que lo obvio pasa con frecuencia inadvertido, precisamente por serlo.” Entonces tratemos de que no pase inadvertido lo que han hecho con el Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires.

* Docente UNLZ, UNQ y UPE.

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