Una extraordinaria reacción que le permitió convertir un 2-0 en contra al cabo del primer tiempo en un 3-2 a favor al final del partido instaló a Liverpool como el primer finalista de la Champions League.
El Villarreal de España demoró apenas 40 minutos en igualar la serie (los ingleses habían ganado 2 a 0 como locales en la ida), pero no pudo soportar la exigencia física y mental y en el segundo tiempo decayó en todos los planos. Se replegó, trató de sostener la diferencia y Liverpool lo arrasó con tres goles en doce minutos anotados por el brasileño Fabinho, el colombiano Luis Díaz y el senegalés Sadio Mané.
La final será el sábado 28 de mayo en el Stade de France de París. Y allí esperará al formidable equipo que conduce el alemán Jurgen Klopp, el ganador de la otra semifinal que habrá de jugarse este miércoles en el estadio Santiago Bernabéu entre Real Madrid y Manchester City y que transmitirá ESPN desde las 16. En un extraordinario partido de ida, el City venció la semana pasada por 4 a 3.
Por lo que el Madrid, que el sábado pasado se consagró campeón de la Liga española, necesitará ganar por dos goles de diferencia para volver a jugar una final de Europa. City llegará allí por segundo año consecutivo si gana por cualquier margen o empata.
Pero no fue un trámite ni mucho menos, la clasificación para Liverpool. Villarreal (que volvió a tener todo el partido como titulares a los argentinos Gerónimo Rulli, Juan Foyth y Giovani Lo Celso) hizo un primer tiempo casi intachable. Manejó la pelota con la calidad de Dani Parejo, Gerard Moreno y el propio Lo Celso, desactivó la presión y el juego interno del Liverpool y con dos goles de los franceses Boulayé Dia a los 3 minutos y Francis Coquelin de cabeza a los 41 dio la sensación de que una proeza futbolera era perfectamente posible en el estadio de la Cerámica.
Semejante despliegue se pagó a un precio muy elevado. De regreso para el segundo tiempo, el Submarino Amarillo perdió la frescura y la intensidad que había tenido hasta allí, se retrasó y le cedió la pelota a Liverpool. Si la idea era aguantar y contraatacar, nunca la pudo concretar. Porque los ingleses son así: pasan por encima a los equipos que no los pasan por encima. Además, Klopp apretó las teclas correctas: salió el portugués Diogo Jota, entró Luis Díaz a jugar por la izquierda, Mané se corrió al medio y nada fue como había sido hasta entonces.
Con todo su fútbol desplegado a pleno y la necesidad de remontar el resultado, Liverpool fue imparable. Fabinho descontó con underechazo fuerte que pasó entre las piernas de Rulli, Luis Díaz empató con un cabezazo que también tuvo el mismo recorrido y de contraataque, Mané eludió a Rulli y a Foyth y definió con el arco vacío. Todo en apenas doce minutos trepidantes en los que Liverpool dio vuelta la serie. Y ratificó por qué es un gran candidato a ganar la Champions.