Adrián Dárgelos: Un disco de Babasónicos no puede hacerse a distancia. Tiene que hacerse en la integración de muchas horas hombre de trabajo y discusión, donde cambian las perspectivas de las ideas que uno aporta, y van siendo contrastadas en un ir y venir de alguna clase de liderazgo de la canción que la va llevando hacia alguna forma. Lo que hace que un grupo de canciones conformen un disco es que cuando empezás a retirarte, estas mismas canciones empiezan a tener una interrelación. Una sinergia y una empatía. Los discos siempre manejan formas, más que conceptos. Y como esta forma no es preexistente, hay un proceso de búsqueda para el que necesitamos estar todos juntos. Se necesita interacción y convivencia.
En Trinchera teníamos mucha necesidad de encontrarle una forma para que la música no se diluyera en un relajo de buenas intenciones. Está lleno de música así. Y también está lleno de música que se pudo hacer hace cuarenta años.
Babasónicos sale a buscar esa forma y después va teniendo que hacer encajar las canciones dentro de las formas que están previsualizando que, como no existen, no podemos hacer un dogma porque no lo tenemos claro. Es una forma de sonido, de swing, de actitud, de todo, que va a desembocar en una forma de mezcla y de presentación, de producción artística de la canción. Toda esta búsqueda se desarrolla en un tiempo. Este tiempo esta vez fue más largo y pudimos presionarnos más como para que la forma de Trinchera tuviera mayor definición, esté más contrastada, más expuesta, y sea un disco con una música que aspira a una simpleza enorme, pero difícil de reproducir para otro. No creo que nadie pueda hacer esta música porque se te tiene que ocurrir la idea de cómo hacerla.
Diego Uma: En este disco no nos importaba cómo tocarlo en vivo, algo a lo que siempre le prestamos atención: a hacer canciones que tengan un proceso de banda. Acá estaba mucho más abierto, podíamos hacer cualquier fantasía porque no teníamos la intención de que sí o sí la canción aporte al show inmediato. Eso nos dio mucha más libertad.
Diego “Panza” Castellano: No hay temas que toquemos todos juntos. En el demo empezamos así, pero después nos aburrimos, así que avanzamos hacia nuevas formas. El estudio nos permitió utilizarlo como instrumento en sí mismo.
A. D.: En Trinchera hay una forma de construcción sistemática. Si bien al principio podían ser distintas, las canciones fueron llevadas a un sistema. Casi todas están compuestas en dos partes, aunque es difícil que a la larga lo notes, pero es una especie de cadena de parte uno, parte dos, que está en el ADN de las canciones que les aportan algo uniforme. No quiere decir que vos puedas identificar qué melodía corresponde a cada parte. Ahí está el truco. Empiezan a jugarse otros valores en esas armonías más acotadas y las formas que podemos prever. A partir de ahí es el trabajo que se le vuelca encima. Igual son todos aspectos técnicos. Al final, la música gusta o no gusta.
Mariano Roger: El tiempo extendido que nos dio la coyuntura en la que se hizo el disco nos dio la posibilidad de tener muchos puntos de vista, caminos posibles, porque teníamos una cantidad de canciones más abultada de las que tenemos quizás en un período interdiscos normal. Eso nos dio la posibilidad de poder elegir más claramente los caminos a seguir.
Diego Tuñón: Estábamos buscando una forma más hipnótica, que quizá las partes puedan servir en uno u otro lado de la canción.
La pandemia
A.D.: La pandemia nos arrebató la vida social. Con ello, la vida nocturna. Pero de ese arrebato no podés culpar a nadie, porque no es como la ley de Duhalde de las tres de la mañana, o los milicos que no te dejaban salir de noche. No tenés un margen de rebeldía porque no tenés cara a quien acusar de este flagelo. Pensá que la vida es bastante insoportable y sin vida social se tornó mucho más. De ahí surge “La izquierda de la noche”, de ese mundo que fue arrebatado de golpe y que no podés culpar a nadie.
En Trinchera hay un montón de huellas de discusión con el presente. Una discusión desde la contingencia. Vos no podés hacer un disco negando todo el deterioro de los lazos sociales, de la vida de contingencia continua, la vida de exposición, de trato social. A partir de marzo de 2020 fue todo trato digital y encierro. Cuando empezamos a hacer el disco no sabíamos cuándo íbamos a poder volver a tocar en vivo. Nosotros no somos las únicas víctimas: esto fue de toda la sociedad entera, en su conjunto.
El presente
A.D.: Babasónicos, para crear canciones, se imagina utopías para salir de la mierda en la que estamos atrapados. Nosotros y todos.
Mariano Roger: Creemos que el mejor disco que hicimos es este. Es difícil haber hecho discos durante tantos años y estar tan convencidos de que el mejor que hicimos es el que acaba de salir.
A.D.: Cada vez se hace más complejo para nosotros hacer obra nueva. Y aparte ya existe la conciencia de cómo la obra integra una cadena mayor a sí misma. Entonces no sé cuántos discos más pueda hacer Babasónicos. Que estemos tan seguros del disco que tenemos y que consideremos realmente que probablemente sea uno de los discos que más se parezca a la voluntad que teníamos al hacerlo hay que tomarlo como un milagro.
D.T.: Este disco conlleva una investigación sónica que en todos los discos tenemos, pero que en este momento entendimos que había una nueva psicodelia para encontrar que sea única y nuestra.
A.D.: Y una conciencia de toda la música que se hace en el presente. Tenés que escuchar música para hacer discos nuevos. Si no sabés qué música se hace, no podés hacer música nueva. Es fácil para cualquiera hacer un disco porque quizá muestra su mundo subjetivo y ya está. Pero para Babasónicos no es tan fácil. Tiene que encontrar la forma, cristalizarla, buscar adentro de esa camada enorme de canciones que se generan, y después, todas esas canciones se van depurando a partir de lo que nosotros queremos hacer, que no es lo mismo que lo que nos sale hacer.
Reinvención permanente
A.D.: Como novedad, Trinchera trae una uniformidad que ninguno de nuestros discos tuvo antes, quizá porque gozaban de eso ecléctico que, bueno... para hacer un disco nuevo hay que ver qué tuvieron los discos anteriores para no repetirlos.
D.U.: La forma en que fuimos experimentando en casi todos los discos nos sirvió para, en este, llegar al final como más queríamos. Lo más parecido a lo que queríamos. Es muy meticulosa la producción que tiene cada canción para llegar a esos lugares.
A.D.: Las canciones no están traccionadas desde la idea de banda, sino de los valores, de las partes destacadas de las interpretaciones individuales. A partir de ahí, interaccionan en los valores interpretativos para la construcción de una entidad única.
D.T.: Es algo que empezamos a explorar en Discutible, donde buscábamos el dramatismo de la interpretación individual. Tiene que ver más con el lucimiento de cada sonido individual en el paisaje de la canción, que haya muchas cosas superpuestas. A partir de Discutible buscamos y encontramos ese lugar en el que las cosas tienen más sentido. Aparece y desaparece. Todos aportan intercaladamente su parte inspirada.
D.C.: Lo que hicimos seguro es post-Discutuble.
El valor de la obra
D.U.: Le damos siempre más valor a la obra que a cualquier cosa de nuestra personalidad. Si es mejor para la canción no tocar, es mejor. Si vas a hacer algo mediocre sólo para estar, es feo. La obra siempre dialoga con el hoy. Sale a discutir con el hoy. Es así: trata de estar siempre a la altura de las circunstancias de la música actual y marcar algo que creemos que es la forma en que ahora hay que hacer música.
A.D.: Lo que se busca es modernidad, una expresión actual de la música. Esta revisión sobre los formatos de la música no implica sólo la posibilidad de lo que no hicimos. Sonamos diferente porque creemos que el futuro de la música cambia hacia ahí y que nosotros lo estamos haciendo. No es una consecuencia de haber sido distintos antes. Entendemos que esto es música pop-moderna.
La música popular es un acierto de oportunidad y novedad. Si esas cosas no se dan, ¿qué carajo van a hacer? Eso es lo que nosotros nos preguntamos.