Con las consigna "hermana, yo sí te creo", organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres convocaron a un abrazo al Convento San Bernardo de Salta donde viven 18 monjas carmelitas descalzas de clausura, tres de las cuales denunciaron por violencia de género al arzobispo Mario Antonio Cargnello, al cura ayudante de la Catedral Basílica Lucio Ajalla y al obispo emérito Martín De Elizalde. Se estima que hubo alrededor de 150 personas.

La concentración comenzó pasadas las 17, además de militantas feministas de organizaciones como la Multisectorial de Mujeres de Salta, Las Juanas, el Instituto Jurídico de Género de Salta, la Fuerza de las Mujeres, el Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades y Marea, participaron fieles católicxs para apoyar a las monjas. También acompañó la filial Salta del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos.  

El abrazo al convento fue una respuesta de las mujeres, sobre todo desde el feminismo salteño, ante una actividad similar que había sido convocada por curas para apoyar al arzobispo tras conocerse la denuncia por violencia de género. 

La exdiputada provincial y actual secretaria de Desarrollo Humano de la municipalidad de Salta, Silvia Varg, también miembra de la agrupación feminista Las Juanas, cuestionó que Cargnello no se presentara este 3 de mayo a la audiencia para la que estaba notificado por el Juzgado de Violencia Familiar y de Género a cargo de Carolina Cáceres Moreno.  Ese acto se suspendió luego de que el abogado del arzobispo, Eduardo Romani, hiciera una presentación informando que el religioso no podría asistir porque está participando de la Conferencia Episcopal Argentina, que se desarrollará durante toda esta semana en Buenos Aires.

"Espero que se presente este arzobispo que está cuestionado por las mujeres", sostuvo Varg. Recordó que el prelado pretendió ampararse en el derecho canónico (viene planteando que debe ser juzgado por un tribunal eclesiástico), pero dijo que "no corresponde" porque la violencia de género "tiene que ver con el derecho público y eso se juzga por las leyes argentinas". Romani presentó un recurso ante la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial contra la resolución por la que la jueza Cáceres Moreno rechazó la competencia de la justicia eclesiástica.

Varg dijo además que espera que la justicia cumpla con su tarea. "Lo que sospecho es que busquen dilatarlo y hacer que la gente se olvide, la dinámica hace que rápidamente nos olvidemos de los sucesos, espero que esto no pase con este caso tan particular que merece ser considerado por la justicia de Salta", manifestó.

Ante una consulta de Salta/12, la abogada Claudia Zerda Lamas, que representa a las monjas, explicó que por orden judicial tiene vedado el contacto con la prensa. 

En el convento sigue la consigna policial que dispuso la jueza interviniente para proteger a las monjas y que se cumpla la cautelar que prohíbe al arzobispo y a los otros dos denunciados acercarse a las carmelitas. El efectivo que realizaba esta tarea el martes por la tarde aseguró a Salta/12 que no hubo incidentes y que tienen la orden de custodiar el lugar por tiempo indeterminado.

La abogada Daniela Córdoba, miembra del Instituto Jurídico de Género de Salta, contó que acompañan la causa desde que se enteraron de la denuncia de las monjas. "Las mujeres ya no nos quedamos calladas en ningún ámbito de nuestra vida", dijo y ante una denuncia que surgió desde el convento "intramuros", insistió en la relevancia de "visibilizar su lucha".

"Que sientan el apoyo de las mujeres, estamos con ellas, creemos en su palabra sobre todo, que es lo que la Iglesia ahora está cuestionando y las está queriendo disciplinar con las medidas, con un comunicado que sacaron, diciendo qué tenían que hacer, en quién tenían que creer, en quién no. Es disciplinamiento del patriarcado", expresó. La letrada puso énfasis en la importancia de "lo simbólico más allá del contexto de la violencia" y señaló que después de la denuncia de las carmelitas descalzas, salió "todo el patriarcado sobre todo a defender a la máxima autoridad, en este caso a Cargnello".

Por su parte, la abogada Gloria Cruz, miembra del Instituto Jurídico de Género y de la Multisectorial de Mujeres de Salta, dijo a Salta/12 que "es trascendental la denuncia de las hermanas de clausura porque si hay una institución que sostiene y replica el patriarcado esa es sin lugar a duda la Iglesia. Entonces (ante el hecho de) que venga de su propio seno este quiebre, no podemos hacer otra cosa que apoyarlas. La violencia está en nuestra sociedad en todos los estratos, también en la Iglesia", afirmó.

Además se concentraron en el convento fieles católicxs, algunxs de los cuales dudaron de sumarse al abrazo de las organizaciones feministas, pero permanecieron allí en apoyo a las monjas. Una de las creyentes, de nombre Cristina y con 70 años, contó que es vecina del convento y lo frecuenta desde niña. "Yo creo que ante estas diferencias de ideas que se han suscitado, económicas, de poder y sobre todo políticas, las víctimas son las monjas", manifestó a Salta/12.

Cristina explicó que se trata de una congregación muy sacrificada. Contextualizó que cuando las mujeres que deciden ingresar a la orden de las Carmelitas Descalzas "mueren para el mundo y viven nada más que para la oración, la pobreza, la castidad y la obediencia". Dijo que eso no significa que cada una no pueda profesar o creer en una Virgen "se llame como se llame", en alusión a la creencia que tienen en la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús conocida como "Virgen del Cerro" aún no reconocida por la institución y que habría originado las diferencias que luego escalaron a hechos de violencia de género por los que fue denunciado el arzobispo y los otros religiosos. 

"Al estar en diferencia con el Arzobispado de Salta, tenían que tener su consecuencia. Yo no sé si esas consecuencias son de castigo, o de estar subordinadas al poder que emana eclesiásticamente", manifestó la vecina. "Como mujer, cuesta tanto, tanto, decir que alguien de alguna manera ha abusado de una, sea el hijo, sea el marido, sea el jefe, sea lo que sea, es un camino largo, doloroso, reiterado. Ojalá podamos colaborar (...) prevalenciendo esta congregación, y que se allanen los caminos ambas partes", opinó.