“La primera vez que participé en un campamento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir me crucé con una mamá quom que me contó que la policía había matado a su hijo. La mujer tenía un comedor para alimentar a niñas y niños de la comunidad y mis preguntas fueron ¿Cómo hablar de veganismo con ella? ¿Cómo hablar de veganismo con una mujer que se desvive para poder llevarle comida a estos nenes? ¿Cómo le digo a una mujer que perdió a su hijo en manos de la policía que no les dé leche de vacas que son preñadas artificialmente y que sufren? ¿Cómo le hablo a ella de eso?”. Con más preguntas que respuestas, Malena Blanco se busca huecos en la incomodidad de cuestionar la lucha que eligió: el veganismo.
Fundó Voicot en 2014, una organización que vino a denunciar la explotación animal y que hoy piensa la interseccionalidad como base para la transformación: “El veganismo puede ser un concepto que se entienda en la ciudad, pero cuando salimos de ahí es muy difícil poder hablar con alguien que camina horas para buscar agua potable. Por eso pienso que hay que empezar a cuestionar el veganismo, ampliar la palabra o buscar otras que puedan definir esta idea de un mundo sin explotación”.
Malena vive un poco alejada de lo urbano, la decisión de migrar la tomó durante la pandemia: “AP, antes de la pandemia, daba charlas sobre antiespecismo y de algún modo necesitaba esa conexión con la ciudad para transmitir eso que para mí es vital: luchar contra la explotación de los otros animales; pero durante el ASPO me vine a Sierra de los Padres que tampoco es tan alejado, acá hay luz eléctrica, autos, contaminación”, dice convencida de que no se puede pensar el antiespecismo ni el veganismo de manera aislada, la interseccionalidad es poder ir tejiendo banderas colectivas, permearse a los cruces, convivir con la frustración de un mundo en ruinas y sin embargo estimular una inteligencia colectiva, desde las comunidades indígenas hasta las ollas populares feministas, la pregunta sobre cómo nos alimentamos sin explotación parecería ser una utopía y el veganismo ¿una posible solución?
¿El veganismo es la respuesta?
¿Vos crees que el camino está en el veganismo?
--Desde mi lugar, con acceso y posibilidad de comprar la comida que yo quiero comer, sí. Creo que el camino hacia un mundo mejor para todos los seres que lo habitamos es una alimentación basada en plantas.
Podría leerse como un camino clasista…
--Desde mi punto de vista el veganismo es un concepto clasista, lo puedo tomar yo pero no puedo invadir el mundo con ese concepto. Lo que sí puedo hacer es transmitir un mensaje para dejar de alimentarnos de animales que como nosotros quieren vivir. Hace poco leí algo de Galeano sobre la utopía: “Caminar tres pasos y que la utopía de cuatro, caminar dos y que la utopía de tres”. Entonces ¿Para qué sirve la utopía? Para caminar. Yo opino lo mismo del veganismo. ¿Cómo puedo hablar de veganismo si uso auto o tengo computadora? Si elijo consumir objetos que se producen a partir de la explotación de personas, entonces ¿desde dónde me paro para hablar de veganismo?
¿Desde dónde te parás?
--Desde el mal menor. Cuando yo analizo las posibilidades de estas elecciones, pocas veces tengo elecciones que digo “es ésta y listo”. Todas tienen sus contras y elijo el mal menor. Por ejemplo, elijo adoptar un gato que está en la calle y elijo darle alimentos que tienen como ingredientes a otros animales que están puestos como alimento tipo vacas, cerdos, peces y pollos. Entonces podría elegir no adoptar ese animal y no financiar la explotación y entonces ese animal estaría en la calle. Si empezamos a ahondar, los packs de los productos veganos también explotan y también contaminan, por eso digo que no podemos estar exentos desde las ciudades porque las ciudades nos alejaron de toda nuestra naturalidad. Lo que creo que tenemos que hacer es volver a nuestra propia animalidad, a ese lugar que creemos que es de otro: hay un otro animal y hay un yo humano, y en realidad para mi hay un nosotros animales. Entonces creo que el punto de partida es desde ahí.
Volver a nuestra propia animalidad
Decís volver a la animalidad pero también hablás de humanoides. ¿A qué te referís?
--Yo soy humanoide. Mucho de lo que somos ni sabemos qué es porque nos viene impuesto. Somos quienes de alguna manera nos impusieron ser. Entonces una de las preguntas podría ser ¿Qué estaría haciendo yo si no estuviera rodeada de la matanza de animales?
Es una pregunta que parece un poco imposible de responder...
--Yo creo que hay que hacer el intento y para eso es fundamental tener el acceso a información. De lo contrario es perderse en este ser que debemos ser: un ser consumista heterocispatriarcal, que se multiplica para generar mano de obra en este sistema que la necesita para seguir enriqueciendo a un pequeño grupo de la población. Es claramente la forma de control que usa este sistema que cada vez se hace más fino, cada vez es más exquisito, porque cada vez es más difícil mantenernos en el engaño de que necesitamos trabajar 10 horas al día, de que solo nos den 15 días de vacaciones al año y de que tenemos que consumir animales porque si no nos morimos.
Hablando de alimentación y de tu experiencia con la mamá quom del chico asesinado por la policía que ahora tiene un comedor comunitario ¿Es posible que ella tenga un comedor para su comunidad sin explotación animal?
--Tiene que ser posible. Y no solo por los animales, también por esos chicos a quienes esa leche les hace mal. Pero esos vínculos se construyen a través de procesos, yo no podría hablar con una comunidad con la cual me cruzo un día y consume animales, me parece muy pedante y capitalino imponernos en esos lugares. Con ella pude porque la conozco y tengo una relación, pero no se cómo podría hacerlo con otras personas que están en su mismo lugar y con quienes yo no tengo un ida y vuelta. Cuando aparece ese intercambio, que es un proceso, te das cuenta de que hay muchas luchas relacionadas con esta que es la que a mí me conmueve. Yo conocí a Moria Millán y toda la lucha de las Mujeres Originarias por el Buen Vivir y a partir de ahí pudimos cruzar sus luchas con el antiespecismo.
¿Cómo ponés en cuestión tu lugar como mujer cis, blanca y urbana?
--A partir de la escucha, a partir de corrernos del centro, de creer que nuestra bandera es la única bandera y volver a tejernos. Creo que es fundamental corremos del medio para entender que estamos todos conectados. Yo no puedo tener la potestad de la palabra.
¿Cuáles fueron esos cambios?
--Al principio nos movía mucho la bronca frente al horror, y yo decía “si le cuento a todo el mundo esto, la gente va a dejar de comer animales o va a dejar de explotarlos”. Y me encontré con un montón de respuestas que justifican las acciones, en vez de cambiar preferimos justificar lo que decimos para que se acerque un poco más a lo que hacemos, aunque eso sea completamente incoherente. Después de la bronca viene la resignación, después de la resignación viene ver cuál es la forma más efectiva para que el mensaje llegue, un mensaje que en un principio fue mucho más violento de nuestra parte y que después entendimos que esa no era la manera más efectiva.
Transversalidad antiespecista y alianza feminista
¿Puede que hayan ganado en transversalidad?
--Totalmente. Al principio solo hablamos de los derechos de los demás animales, después fuimos conociendo que hay otros derechos por los cuales hay que luchar también y que tenían relación con esto: el vínculo entre comer animales y la pobreza, por ejemplo. Entonces entendimos que la lucha no puede ser solamente por los demás animales.
En este sentido ¿cómo dialoga el antiespecismo con las ollas populares feministas?
--Creo que el principal problema es que estamos sumergidos en un sistema capitalista que nos hizo creer que lo necesitamos para vivir en él. Es decir, este mismo sistema es el que da la supuesta respuesta para salir del sistema y la verdad es que es absurdo que las respuestas para salir de este sistema estén en el mismo sistema. Entonces hay que pensar alternativas. Yo la respuesta no la tengo, pero creo que la solución es colectiva, es pensar de manera colectiva y creo que desde el feminismo popular se piensa de esa manera cuando se levanta la olla.
¿Voicot articula con otras organizaciones ambientalistas?
--Es difícil articular y hoy siento que las alianzas son con grupos de disidencias que vayan por fuera de este sistema y no necesariamente son ambientalistas o veganos o antiespecistas.
¿Sos feminista?
--Me considero feminista y también cuestiono el término. Así como me considero vegana y también cuestiono el término. Creo que el lenguaje es bastante opresor y condiciona nuestras ideas y nuestras creencias, entonces puedo decir feminista porque me encuentro bastante cercana a toda esa definición de feminismo, aunque también cuestiono por ejemplo las condiciones de este feminismo blanco de ciudad: la blanca que habla y que tiene comida
¿Tenés pensado volver a la ciudad?
--No. Igual tiene que ver con un proceso. Antes yo jugaba un poco al héroe. Me creía que yo iba a salvar a las plantas y a los animales, porque es verdad, a veces tomás unas lecturas muy lineales de lo que pasa. Después de un tiempo empecé a ser la herramienta ¿Qué herramienta es necesaria en este momento para que llegue este mensaje? Me parece que hoy por hoy estamos en la etapa de escucha, por eso estamos haciendo esta serie de entrevistas entre las cuales está Moira Millán o Paulina Gaetán.
Entonces tu proceso comenzó con la bronca y ahora devino en escucha ¿Es así?
--A veces vuelvo al lenguaje a pesar de que me siento muy condicionada, todo lo que te digo es como vos estás absorbiendo esto que te digo, quizás sale de otro lugar pero en vos llegan de otra forma. Pero se me viene esta imagen de la gotita cayendo en el agua y toda la expansión de esas gotitas. Creo que es eso, estamos en un momento de escucha y de expansión. Las preguntas son: ¿Cuál es el mundo que queremos? y con nuestras acciones ¿estamos construyendo ese mundo?
Vos que venís de una formación en publicidad ¿Crees que este sistema tiene buena publicidad?
--Sin duda, pareciera ser un sistema del cual no se puede salir, pareciera que no hay otra opción, y es que también hay unos discursos que nos siguen metiendo en estas mismas historias una y otra vez. En donde somos opresores pero no lo aceptamos, donde somos oprimidos y no lo sabemos. Quien está en contra del hambre debería cuestionar lo que come y quien está en contra de la inequidad debería cuestionarse lo que come. Está bueno encontrar estos links y la relación que tienen: nos alimentan con basura justamente para que seamos más fáciles de someter.