El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, vetó este jueves una ley aprobada por el Congreso que destinaba 600 millones de dólares por año al sector cultural, segundo proyecto de este tipo que el líder ultraderechista bloquea en un mes. En ambos casos, el gobierno alega que las iniciativas incumplen leyes presupuestarias y otras normas.
La ley, aprobada a fines de marzo por el Senado, creaba la Política Nacional Aldir Blanc de Fomento a la Cultura y preveía la transferencia anual de 3.000 millones de reales (USD 600 millones) de fondos federales para los estados y municipios brasileños a partir de 2023, durante cinco años.
Con estos recursos, el proyecto prolongaría un auxilio que fue concedido por el Parlamento a la comunidad artística durante la pandemia.
La Presidencia justificó el veto afirmando que la ley es "contraria al interés público" porque quita autonomía del Poder Ejecutivo para aplicar recursos y viola leyes presupuestarias, según consta en el Diario Oficial.
Bolsonaro vetó "la mayor política permanente de fomento a la cultura del país. El presidente desprecia el sector y a todos los brasileños que actúan en él", criticó en Twitter la senadora opositora Jandira Feghali, una de las autoras del proyecto, bautizado en honor a un compositor brasileño fallecido por covid hace un año.
"Los argumentos para el veto no se sustentan", este gobierno es "enemigo de la cultura", añadió Feghali, que prometió trabajar para anular el veto, lo cual requiere una mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso.
En abril, Bolsonaro había vetado un proyecto similar, la Ley Paulo Gustavo (en homenaje a un popular humorista también fallecido por covid) que destinaba ayuda financiera para artistas y programas culturales afectados por la pandemia.
Bolsonaro, que buscará su reelección en las presidenciales de octubre, está en pie de guerra contra el sector cultural desde antes de asumir la presidencia en 2019.
En su primer año de gobierno, rebajó el Ministerio de Cultura al rango de secretaría y su administración ha enfrentado repetidas acusaciones de usar su control sobre los fondos federales para las artes para tratar de censurar proyectos que considera ideológicamente amenazantes.