Cuando el desenlace de la cruel enfermedad era inevitable, los que compartimos una buena parte de tu vida, muchos de nosotros más de cincuenta años, no podíamos ocultar ese sentimiento contradictorio frente a la muerte anunciada y teñida por ese egoísmo de no aceptar que lo mejor para vos era volar.
Y con vos, en ese vuelo, adquiere un valor superior todo lo que pudimos compartir o aprovechar de tu bonhomía.
Como tantos hijos de nuestro pueblo, dejó su Ceres natal, para con dieciocho años recalar en Rosario para trabajar y poder estudiar.
Ahí conoció a muchos de sus compañeros de militancia, su primera residencia en Rosario fue en los Colegios Mayores, residencias administradas por algunos sectores de la iglesia católica para hospedar a los jóvenes del interior mientras cursaban sus estudios universitarios.
Mientras cursaba la carrera de periodismo en la universidad católica se dedicó a la militancia universitaria y al otro oficio que despuntaba toda vez que se le abrían las puertas y que ejercía con el mismo rigor y la misma pasión con la que vivió.
Pocos años después, como muchos jóvenes de su época, comenzó a trabajar en una empresa metalúrgica del cordón industrial de Rosario, y fue también el inicio de su segunda pasión, la militancia gremial y política, como delegado de fábrica en la Unión Obrera Metalúrgica de Villa Constitución. Acompañó a Alberto Piccinini y otros dirigentes sindicales en la tarea gremial de una seccional díscola de la conducción nacional ejercida por Lorenzo Miguel y estigmatizada por el gobierno de Isabel Martínez de Perón. Integró el comité de lucha durante la huelga del año 1975 y fue detenido a fines de marzo de 1975 en las afueras de Villa Constitución.
Allí comenzó su peregrinar por las cárceles argentinas, primero Rosario, luego Coronda donde las condiciones de los rehenes del régimen se endurecían igual que la situación política. Pasó por la Cárcel Federal de Resistencia (Chaco), donde lo encontró el golpe del 24 de marzo de 1976 , estuvo en la cárcel de Rawson, volvió a Coronda a mediados de 1978 hasta que fue trasladado a Caseros en Buenos Aires, donde, después de 7 años, recupera la libertad en forma de “libertad vigilada”. A los seis meses tiene la plena libertad para marchar al exilio en busca de sus principales afectos, Mabel, su compañera entrañable y sus hijos, Mariano y Alejandra residentes en Francia.
En ese exilio compartió su tiempo entre la militancia solidaria por los argentinos detenidos desaparecidos, los presos y la vuelta a la democracia en Argentina.
Como tantos, reinstaurada la democracia, todos volvieron a la Argentina y a la Rosario de siempre y la misma casa, para reiniciar la militancia gremial y reconquistar con Alberto Piccinini el sindicato en Villa (Constitución).
Así fueron transitando ese pedazo de historia que significó para todos los argentinos participar del proceso político de reconstrucción de una democracia con justicia social.
Ni bien restaurada la democracia, luego del Juicio a las Juntas, la puesta en valor de la lucha y defensa de los derechos humanos lo tuvo como un partícipe en la denuncia y la búsqueda de la verdad y la justicia, no solo de los responsables militares y policiales sino en la denuncia y el esclarecimiento de la complicidad civil y empresaria. Participó especialmente en las causas Ford, Mercedes Benz y Acindar.
Así transcurrieron sus años, no hubo lucha justa que no lo haya tenido como testigo privilegiado. La lucha contra el hambre, la pobreza y la injusticia nunca le fueron extrañas, participó de las marchas federales contra el hambre y la pobreza. Fue uno de los impulsores de la conformación de la CTA que integró hasta su fallecimiento. Junto a Hugo Yasky, ocupó la Secretaría de Relaciones Internacionales primero y últimamente la Secretaría de Derechos Humanos de la central obrera, impulsando la construcción de una coordinadora de derechos humanos de todas las centrales sindicales.
Ha levantado vuelo Victorio Paulón, un militante del pueblo, soñador empedernido de una Patria justa, libre y soberana que nos dejó, a quienes tuvimos la suerte de compartir con él muchos años, la mejor enseñanza que es su forma de vivir la vida y la militancia política: con pasión y honestidad.