Desde el norte salteño llega otra producción literaria que busca plasmar los hechos históricos de distintas comunidades indígenas que habitan el suelo argentino. De esta manera, se presentará hoy el libro "La historia comunitaria de Taperigua", que narra el rol fundamental de hombres y mujeres guaraníes que lucharon y luchan por la defensa del territorio, la identidad y cultura originaria, y el cuidado y la preservación de la naturaleza.
El libro es el resultado de un trabajo conjunto entre miembros de la comunidad guaraní, el colectivo de la radio La Voz Indígena y el grupo de mujeres originarias ARETEDE. La comunidad Taperigua pertenece al municipio de Tartagal, en el departamento San Martín, y está ubicada sobre la orilla derecha e izquierda de la Quebrada de Cuña Muerta. Limita hacia el oeste con la comunidad 9 de Julio y, hacia el este, con Zanja Honda y la comunidad Cuña Muerta.
En diálogo con Salta/12, Silvina García, una de las mujeres que se animó a adentrarse en la escritura colectiva se mostró feliz de saber que se presentará el libro, ya que destacó que allí se encuentran distintos relatos que muestran los saberes de sus antecesores. "Hoy ya no están, pero nosotros seguimos con su enseñanza y recordarlos el día de mañana es importante", expresó.
Uno de los principales temas que se plasman en el trabajo es la defensa del territorio y el pedido de titularidad de tierras, ya que la comunidad, a lo largo de las últimas décadas, tuvo que enfrentar fuertes desalojos. Sin ir más lejos, en octubre de 2020, fueron violentados por un supuesto dueño que quería hacer viviendas en la zona. La situación se dio a pesar de que Taperigua ya fue relevada por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), de acuerdo a la Ley 26.160, de emergencia de la propiedad comunitaria indígena que ordena el relevamiento jurídico y catastral de estos territorios.
"La lucha constante de permanecer en el lugar es lo que hoy nos da el alivio a nosotros porque sabemos que contamos con un pedacito de tierra para poder sembrar", manifestó García. Precisamente, incluyó en la recopilación de textos un apartado sobre su abuela Antonia García, ya fallecida pero que fue una de las tantas mujeres que frenó los desalojos en la comunidad.
Esta defensa territorial se vincula directamente con los modos de vida de las familias, que se reconocen como agrícolas y viven de la siembra. García dijo que tienen un gran espacio donde producen el maíz, mandioca y batata, entre otros alimentos. Además, son grandes productores de miel y caña de azúcar, entre otros productos elaboran azúcar mascabo, conocida también como azúcar negra.
"Hay relatos de lo que nos representa la naturaleza y cómo vivía la gente antes", agregó García, dijo que hoy se mantiene el respeto a la Madre Tierra al reconocerse como personas que viven de ella. Históricamente los guaraníes ocuparon la zona de transición denominada selva montana, ya que son tierras aptas para el cultivo del maíz, su principal alimento.
Como pueblos agrícolas, han sido sedentarios y su organización social incluía no sólo a la comunidad, sino a grupos de comunidades asentadas en territorios continuos.
La escritura colectiva que actualmente atraviesa la comunidad Taperigua, es un proceso que se viene impulsando desde el colectivo de mujeres ARETEDE, que busca fortalecer la práctica del registro y visibilización de saberes y memorias originarias. Este camino ha posibilitado que comunidades y pueblos puedan replicar dichas experiencias y sumarse al desafío de producir textos colectivos.
En ese sentido el libro fue posible gracias al acompañamiento de la antropóloga Leda Kantor, y al apoyo del Fondo de Mujeres del Sur, la Fundación Plurales y el programa Fortaleciendo a las Defensoras Ambientales. Este ejemplar ya forma parte de la colección de textos del Fondo Editorial ARETEDE, espacio que compila las historias de los pueblos originarios del Gran Chaco Central, en las voces de las propias comunidades indígenas.
Kantor dijo a Salta/12 que el proceso del registro colectivo en Taperigua se inició antes de su despido como trabajadora de la Secretaría de Agricultura Familiar, en 2018, ahora ya fue reincorporada. Para ese momento se trabajaba articuladamente con el Instituto Nacional de Tecnología Agrupecuaria, emprendieron un trabajo que involucró recorrer el territorio, hacer mapeos y recopilar las historias de los distintos lugares.
Con ese trabajo en marcha "empezó a surgir la necesidad de sistematizar los relatos e historias" del lugar. Esa necesidad decantó en que se comience a trabajar en la escritura para construir el relato colectivo. Pero mientras hacían esa tarea, se les presentaba la amenaza de un nuevo desalojo, en 2020.
Es así que, en medio de ese contexto, "la historia tomó el fuerte sentido de recordar para defender la lucha, y fortalecer la identidad y la cultura indígena". Kantor aseguró que un grupo de mujeres se mantuvo fuerte en la defensa del territorio, y en el marco de ese contexto, surgió la necesidad de "pensar en la historia de la comunidad para fortalecer la lucha territorial".