Mara Gomez es una mujer trans platense de 25 años que cumplió su sueño de jugar en Primera División del fútbol argentino, pero no sin dificultades. Su carrera comenzó a los 15 años cuando todavía no existía el fútbol femenino como se conoce en la actualidad. “Ser Mara tuvo muchos costos, uno de ellos fue la discriminación”, contó ahora, meses después de su debut en primera en Estudiantes de La Plata.
“La expectativa de vida de una persona trans, travesti, es de 35 años. El deseo de una chica trans es pasar los 30 años y tener una vida digna”, explicó Mara en diálogo con La Casa Invita, por AM750.
La jugadora además detalló cómo sufrió la discrimanción social e institucional al que que se ve sometido el colectivo y que empuja a muchas a la calle. La situación de vulnerabilidad a la que están expuestas las chicas trans las expone a trabajos donde la violencia es moneda corriente y el hostigamiento por su identidad de género las lleva, en muchos casos, al suicidio. De ahí que la jugadora asegura que la discriminación es "un asesinato sin armas".
La delantera nació en el seno de una familia humilde en el barrio La Granja, su mamá es ama de casa y su padre albañil: “Siempre fue salir desde abajo y aprender desde la necesidad”.
Mara sostiene que el fútbol le permitió sentirse bien en su adolescencia, una etapa de cambios para todos, pero que en su caso estuvo marcada por el proceso de transición: “Me di cuenta de que el fútbol me estaba haciendo bien, lo tomé como mi terapia, como mi anestesia al dolor y es hoy lo que amo hacer”.
Actualmente, se encuentra atravesando su segunda experiencia como jugadora profesional para el club Estudiantes de la Plata, luego de su primera experiencia en Villa San Carlos. Fue la primera chica trans en desempeñarse profesionalmente en el fútbol argentino de Primera División.