La suba de la tasa de interés de la Reserva Federal de 50 puntos básicos ocasionó la semana pasada pérdidas de capitalización de los activos financieros por miles de millones de dólares. Los inversores no miran el rango de tasas actual que se ubica debajo del 1 por ciento actual, sino que se preocupan por el ajuste previsto de los próximos meses por la aceleración de precios.

Las acciones de Wall Street generan dudas y fueron algunos de los activos globales con más impacto por el anuncio de la Reserva Federal. Indices como el Nasdaq 100 acumulan pérdidas de más del 20 por ciento en el año. Pero el principal interrogante del mercado es qué pasará con los activos no tradicionales como las criptomonedas a medida que se endurece la política monetaria.

El bitcoin y el resto de las monedas digitales consiguieron acumular en unos pocos años niveles de capitalización extraordinario. En los mejores momentos de cotización se alcanzaron picos de más de 2 billones de dólares. Sin embargo en todo el recorrido de valer centavos en 2009 a superar los 60 mil dólares, el bitcoin tuvo la ventaja de tener una coyuntura de liquidez extraordinaria a nivel global.

La pregunta es qué le espera al universo de las criptomonedas en un mundo de tasas de interés altas, en el cual la innovación en proyectos de rentabilidad dudosa no resultará tan atractiva. Por el momento los inversores parecen estar asustados.

Luego del anuncio de la Reserva Federal, el bitcoin y otros activos digitales perdieron más del 10 por ciento de precio en pocas horas. Algunos pesimistas de esta tecnología plantean que recién es el comienzo del derrumbe de las cotizaciones y las palabras de inversores como Warren Buffet se hacen más agudas: “No pagaría ni 25 dólares por todos los bitcoin del mundo”.

Las dudas de muchos son las certezas de otros, que aprovechan la caída de precios de las monedas digitales para continuar comprando. Los optimistas de las criptomonedas aseguran que son un cambio de paradigma para mover dinero y no un derivado financiero que depende de un mundo con tasas de interés llegando a cero y emisión de la Reserva Federal.

Desde esta perspectiva el avance de la descentralización en el envío y la recepción de activos electrónicos es inevitable y lo que resta es continuar desarrollando la tecnología para hacerla cada vez más barata, accesible al usuario final y escalable en términos de procesamiento de las operaciones.

Entre las propuestas que se plantean, por ejemplo para el bitcoin, aparece la intención de reducir su huella de carbono. Una de las modas de los fondos de inversión es comenzar a mirar de cerca e invertir en proyectos que busquen juntar la criptografía con el medioambiente.

La intención de hacer más verde el bitcoin se justifica en varios datos duros. Las estimaciones indicarían que una sola transacción en la red bitcoin genera la misma huella de carbono que 1800 millones de transacciones de Visa. El dato lo aporta la profesora de Harvard Marion Laboure, quién además calcula que el 70 por ciento del consumo de la energía de bitcoin se produce en base a carbón.