La actividad teatral de la ciudad se incrementa y recupera el sendero de obras cuyos estrenos la pandemia malogró. Éste es el caso de Proyecto Vestuarios, de la cual sólo tres funciones llegaron a conocerse cuando en marzo de 2020 comenzaba el aislamiento. La obra (que son dos) que dirige Romina Tamburello, con la asistencia de Miranda Postiglione, versiona la dramaturgia original del director y maestro porteño Javier Daulte; en otras palabras, Proyecto Vestuarios está integrada por “Vestuario de hombres” y “Vestuario de mujeres”, y se presentan juntas a partir de hoy, a las 20.30 y 22 –también todos los viernes y sábados de mayo– en el Galpón 15 de la Franja del Río. Proyecto Vestuarios está realizada en coproducción con La Cigarra Cooperativa de Trabajo Limitada / Diario El Ciudadano, y cuenta con el auspicio del Ministerio de Cultura de la Provincia. Quienes asistan contarán, además, con una oferta gastronómica, dispuesta durante el intervalo que separa las dos obras.
“El grupo se unió mucho a raíz de la pandemia y de la muerte de uno de nuestros compañeros, Micael Genre Bert, que era parte del grupo. Fue algo que nos golpeó y a la vez nos unió. Cuando este año hubo que pensar en reactivar el proceso, con el esfuerzo que es combinar ensayos con 20 personas y todo lo que conlleva, además de tener que reemplazar a los compañeros faltantes –también fueron de la partida inicial Juan Biselli y María Celia Ferrero, que ahora es mamá–, teníamos que estar convencidos, porque ante la mínima duda el proyecto se caía. Pero sin embargo apareció una convicción y confianza, tanto hacia mí como hacia Miguel (Passarini), que es el productor. Fue muy lindo todo lo que pasó este año. Y las personas que elegimos para reemplazar entraron con una potencia que renovaron también las ganas de los demás compañeros, fue sorprendente y muy gratificante tener la confianza de todes”, comenta Romina Tamburello a Rosario/12.
-¿Lograron replicar el escenario y decorados que habían previsto hace dos años?
-El escenario del Galpón 15 es mucho más grande y acorde a la propuesta, la escenografía –a cargo de Lucas Comparetto– quedó alucinante y se ve incluso mejor que en 2020. En este sentido, creo que el tiempo le hizo bien al proyecto; hay fichas que cayeron y hay nuevas ideas sobre lo que queremos contar, porque las nuevas personas traen nuevas formas de narrar, no se puede contar igual cuando hay nuevos actores y actrices, las obras son parte de las personas que las realizan.
El ámbito del vestuario oficia, si se quiere, como un micromundo de intimidad compartida, entre hombres y mujeres respectivamente, y en el marco de un mundial de Lacrosse, deporte que bien podría ser cualquier otro. Lo que importa es lo que sucede antes y después de la contienda. De acuerdo con lo que refiere Tamburello, “en un primer momento, habíamos hecho una adaptación sobre la obra de Daulte con Simonel Piancatelli, pero ahora realizamos una nueva adaptación junto con Miranda Postiglione Martinetti, también mi asistente de dirección y actriz de la obra. Reescribimos las dos obras pensando un poco en todo lo sucedido y un poco también en las dinámicas escénicas que íbamos a tener, en cómo lograr que la obra tuviera más ritmo, en cómo pasar de la comedia al drama de una manera sutil. La adaptación permitió hacer propuestas nuevas, los actores y las actrices agregan su impronta y abordan los personajes desde su propia experiencia. Hay algo con el registro de actuación que propone Proyecto Vestuario, realista y naturalista, en donde las actrices y los actores tienen que proponer desde la primera persona, porque cualquier artificio de la actuación quedaría desconectado de la estética y la narrativa. Los personajes no tienen que deschavar el entusiasmo por actuar”.
El periodista Miguel Passarini oficia de productor en Proyecto Vestuarios, y según la directora “su acompañamiento y tarea es muy importante, porque está en todo, desde la difusión y prensa hasta en cosas de escenografía y estrategias de comunicación. Ensayamos toda la obra en el diario El Ciudadano, ellos se ocuparon de un montón de cosas y siempre desde el aval y la cabeza de Miguel, que es quien lleva adelante este proyecto. A la vez, es una persona increíble, es muy lindo trabajar con él, intercambiar ideas y pensar el teatro juntos”.
Por otro lado, hay que agregar que Romina Tamburello articula varias facetas. Una de ellas es la escritura, y vale destacar que su libro, La Viuda del Diablo, “está en su segunda tirada, la primera se agotó. Está vendiéndose en muchas librerías del país y a la vez cuenta con un público propio, que sigue a la editorial (Futurock) y que hace que el libro gire. Estoy sorprendida, me escriben personas que no conozco, diciéndome cosas como ‘che, yo también me separé, ¡qué bien que me hizo!’. Cuando el libro empieza a girar tiene una vida propia, deja de ser tuyo, y la repercusión es diferente a la de una obra o película, que puede ser inmediata”. Otra faceta es la del cine, habida cuenta de la realización, en codirección con Federico Actis, del largometraje Vera, con protagónicos de Inés Estévez y Luciana Grasso. “Vera está en proceso de montaje, llegando a un primer corte. Estamos trabajando mucho con Federico Actis, (el productor) Santiago King, y con nuestra montajista, Danalí Riquelme. Tenemos la idea de estrenarla este año y de darnos la chance de participar en el circuito de festivales”.