La nocturnidad, esa entrada a la identidad porteña que encuentra en el tango su marca en el orillo renace con el regreso a la presencialidad. Y en esta geografía cultural, el Torquato Tasso –remodelado para la ocasión-, reabrió sus puertas con toda la pompa. Su primer ciclo de shows reúne artistas consagrados como “la Tana” Susana Rinaldi -quien los viernes de mayo emprende en el escenario de Defensa 1575 su despedida de los escenarios-; con dos de las voces emblema de la generación que recuperó al género cuando a principios de siglo éste parecía agonizar en la mítica penumbra del arrabal.
Lidia Borda y Ariel Ardit se presentan este y todos los sábados de mayo, recuperando las producciones originales de este espacio que supo ser un sencillo club social. Y en el espacio dispuesto en ese entonces para las clases de tango pronto se armó una milonga y luego se impuso el escenario con orquestas en vivo.
Pero el escenario copó la parada y transformó el lugar en un ámbito dedicado exclusivamente a la música tanguera. Pensado por argentinos para argentinos. Sin el oropel del destino for export, sus creadores -Agustina Albistur, Federico Moya y Hernán Greco-, instalaron así hace 27 años la fórmula para llegar a un público exigente sin descuidar lo genuino del tango que arrastra la cadencia melodiosa de ciudad.
En la renovada sala de San Telmo, la convincente y conmovedora voz de Susana Rinaldi ofrece un show sentido, con dirección de Juan Carlos Cuacci en quinteto y artistas invitados. “El escenario para mí siempre fue algo meditativo –explica la Tana a Página/12-, nunca pienso el público que generosamente asiste a vernos, en abstracto, sino en encontrarnos con la gente que tiene la necesidad de vernos. Porque hay necesidad del reencuentro en todos los que pisamos esta tierra” define.
La Tana habla de la pandemia y repasa la condición humana de la existencia. “Lo que reiteramos aquí es una larga conversación, sin serlo, a través de lo que uno canta –añade-, porque somos trabajadores al servicio de lo que se vive alrededor de uno, y responsables de buscar acercarnos más de lo que estábamos hasta el presente”. Para ella es la primera presentación “de los tiempos de pandemia” en salas que vuelven abrir. “Esto nos permite reencontrarnos con la gente que tiene ganas de reencontrarse con nosotros” acierta. Porque el hecho artístico “es con la gente” insiste, poco antes del primero de sus shows de despedida. Y habla con la serenidad de quien vive a consciencia cada día.
Para Lidia Borda y Ariel Ardit también hay un reencuentro. Esta vuelta al Tasso reedita, después de 14 años, el momento que los unió en la misma sala cuando Ardit era cantor de El Arranque y Borda fue su invitada. Esta vez, acompañados al piano por Daniel Godfrid y Andres Linetzky, volverán a recrear a dúo tangos como "Paisaje", un hito de aquella performance juntos.
“En ese entones los dos nos asomábamos al tango” recuerda Ardit. “Y va pasando el tiempo artístico, que no siempre es igual al cronológico, y tanto a Lidia como a mí el tango nos encuentra en un lugar nuevo y decidimos hacer esta parada juntos porque personalmente tengo ganas de escucharla cantar al lado mío y de hacer dúos con ella” comparte el cantor. Luego de haber transitado cuartetos, orquesta típica y canto lírico, Ardit plantea esta presentación como “una opción con la sanidad que el momento permite, sin anteponer lo artístico o lo comercial”. Guiado por la reflexión que impuso el aislamiento sanitario, sostiene: “Hoy privilegio las ganas, el querer hacer esto”.
“Hace mucho veníamos amagando con reunirnos” suma Borda, la cantante quien se impuso en los salones cuando era una excentricidad que el baile se envolviera en la sonoridad de una voz femenina. “Pero la gente nos asocia, tenemos un público en común y otros muy distintos porque tenemos estilos distintos, pero compartimos miradas artísticas” se explaya.
Estos artistas ya transitaron por separado la vuelta a escena en el Tasso, cuando en 2021 los aforos permitieron abrir salas. Pero las olas pandémicas fueron dejando fuera de juego a gran cantidad de espacios. Y obligaron al Tasso a redefinir su apertura. Eso impulsó una inversión materializada en la nueva puesta. Desde el salón al escenario se renovó la estética. Una luz más parisina y moderna ambienta el espacio que inauguró Hernán Lucero el último fin de semana de abril. Y allí se presentará Julia Zenko Trío los jueves de mayo.
“Es de los pocos lugares que han quedado –describe Borda-, y es necesario volver a la nocturnidad en Buenos Aires, como se vivía décadas atrás”. De hecho, la cantora recuerda que la ciudad “estaba plagada de lugares, con otras estéticas de movida, desde lo under al tango for export, había de todo tipo y para todos los públicos, eso se fue perdiendo”. Por eso el Tasso “es un lugar para defender con uñas y dientes” propone. “Hay una mística que el Tasso mantiene. Algo de la identidad porteña que el Tasso representa y que a mí como habitante de la ciudad me identifica”, subraya la dos veces galardonada con el diploma al mérito de la Fundación Konex (2005 y 2015) y ganadora del Gardel en 2011 por su disco Manzi, caminos de barro y pampa.