El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva cuenta con el 44 por ciento de intención de voto para las elecciones del 2 de octubre en Brasil, contra el 31 por ciento del mandatario Jair Bolsonaro, de acuerdo con la encuesta mensual del instituto demoscópico Ipespe, que mostró una baja de un punto para el líder del Partido de los Trabajadores (PT) respecto al mes anterior, dentro del margen de error.
A la vez, el sondeo, encargado por el banco de inversión XP, arrojó que Lula se impondría por 20 puntos a Bolsonaro, 54 a 34 por ciento, en caso de una segunda vuelta electoral, que se llevará a cabo si ninguno de los candidatos alcanza el 50 por ciento de los votos válidos el 2 de octubre.
Polarización
En tercer lugar aparece con 8 por ciento el exgobernador de Ceará y exministro Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, lo cual confirma un escenario de gran polarización, inédito para una pre-campaña desde las elecciones de 1989. Según el sondeo, Lula también vencería por 52 a 25 por ciento a Gomes en un ballotage.
En cuarto lugar se ubica, según la encuesta Ipespe-XP, el exgobernador de San Pablo Joao Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 3 por ciento, mientras que el 2 por ciento manifestó que votaría a André Janones, un diputado del partido derechista Avante que se hizo famoso en 2018 con la huelga de camioneros.
Con 1 por ciento está la senadora Simone Tebet del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB), el partido más grande de Brasil, que tuvo a tres presidentes no electos directamente para el cargo: José Sarney (1985-1990), Itamar Franco (1992-1994) y Michel Temer (2016-2018).
A la vez, el 62 por ciento dijo que desaprueba la gestión de Jair Bolsonaro, contra el 65% que lo hacía en marzo. Según la encuesta, el 63 por ciento consideró que la economía de Brasil está en el camino equivocado. En cuanto al poder adquisitivo de la población, el 95% por ciento consideró que la percepción de inflación aumentó en los últimos meses.
Los temas más importantes a ser tratados por el próximo presidente, según los consultados, son educación (23 por ciento), inflación y costo de vida (23 por ciento), desempleo (17 por ciento), salud (14 por ciento) y hambre y miseria (6 por ciento).
Candidato oficial
Lula lanzará oficialmente su candidatura este sábado en un acto en San Pablo. El acto, al que está convocada la militancia y aliados, era la oportunidad para la gran presentación ante el Partido de los Trabajadores (PT) de su compañero de fórmula, el conservador Geraldo Alckmin, que fue su rival en las presidenciales de 2006 y ahora es considerado clave para atraer al electorado de centroderecha no bolsonarista, pero que finamente estará ausente después de que este viernes se confirmara que tiene Covid-19.
En la campaña de Lula, que a los 76 años se presenta por séptima vez como candidato, el objetivo es acumular apoyos para lograr una victoria en primera vuelta. Gran parte de la atención política del exmetalúrgico, que presidió el país durante dos mandatos, estará centrada en sus alianzas para poder tener al menos un tercio propio de la presencia en el Congreso, clave para la gobernabilidad.
Tapa de revista
Lula llega al lanzamiento luego de haber sido tapa de la revista Time y de haberse posicionado contra el estándar de la OTAN en la guerra entre Rusia y Ucrania. Vuelve al ruedo como candidato luego de una vida de película: desde el hambre en los años 50 y el abandono de la escuela primaria, pasando por su viaje en camión de Pernambuco a San Pablo, donde se recibió de tornero, hasta su entrada a las fábricas, donde construyó su carrera sindical y política contra la dictadura militar.
Tras haber sido el presidente mejor evaluado de la historia, con el 87 por ciento de aprobación al dejar sus gobiernos (2003-2010), la imagen de Lula sufrió un fuerte revés durante la época de la Operación Lava Jato, que arrastró a su vez a la gestión de la destituida Dilma Rousseff. “Quiero un Estado fuerte”, dijo Lula el jueves por la noche en la Universidad de Campinas, donde prometió el regreso a las políticas públicas de inclusión social, valorización del salario mínimo y la contrarreforma del sistema laboral
Lava Jato
En 2018, Lula era el favorito en las encuestas, pero en abril de ese año fue detenido por orden del exjuez Sergio Moro en el marco de la Operación anticorrupción Lava Jato, una prisión que lo inhabilitó de la liza electoral, en la que Bolsonaro se impuso a Fernando Haddad. El exmandatario pasó más de 500 días preso y fue condenado en dos casuas, pero todos los procesos en su contra fueron anulados dos años después por manipulación y persecución política.
Lula participó de las elecciones de 1989, 1994, 1998, 2002 y 2006 y se presentó en 2018, pero fue inhabilitado, de modo que esta es su séptima candidatura a la presidencia de Brasil, convirtiendo al partido que fundó, el Partido de los Trabajadores, en la fuerza de izquierda más grande de América Latina, que venció cuatro elecciones presidenciales de las ocho que se disputaron.
Campaña sucia
En una campaña que se pronostica “violenta, sucia y con fake news”, como dijo Doria, el candidato del PSDB, quien surgió una preocupación por la seguridad de Lula. “De seguridad privada no hablo en público. Espero que Dona Lindú (mi madre) me proteja”, contestó el líder del PT esta semana al ser consultado sobre los riesgos de seguridad y el clima de odio de la ultraderecha, que está haciendo campaña con el slogan “Lula ladrón, tu lugar es la prisión”, pese a que sus causas fueron anuladas por persecución y parcialidad de Moro.
Alckmin, exgobernador del PSDB, aceptó ser vice de Lula luego de afiliarse al Partido Socialista Brasileño (PSB) y abrió una nueva frontera de diálogo político en Brasil, sobre todo luego del éxito de la antipolítica representado por Bolsonaro y sus aliados neofascistas y libertarios neoliberales.