La presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis, destacó este domingo que “la energía nuclear ocupa un lugar central en la transición hacia una matriz limpia y sustentable”. Celebró, en este sentido, el avance que se hizo sobre el Proyecto Carem. Se trata de la construcción de un reactor de baja potencia de origen nacional que tuvo un freno importante durante el gobierno de Juntos por el Cambio.
“El mundo está convencido de que la energía nuclear es parte de la solución de la transición energética hacia una matriz más limpia y sustentable. Porque no tiene emisiones de dióxido de carbono. Sirve en esa transición hacia energías renovables donde tenemos que garantizar la provisión de energía”, explicó a AM750 la especialista.
Y dijo: “La mayoría de las energías renovables tienen el problema de la intermitencia, de ver cómo se almacena. Tenemos que pensar en que en el futuro, en 40 o 50 años, si queremos llegar al objetivo 2050, generación eléctrica cero. No vamos a poder dejar de lado la energía nuclear. Eso nos da la energía de bases. Puede cubrir los baches que puedan dejar otro tipo de energías en los picos de demanda”.
Una energía atómica nacional
“Actualmente, tenemos tres centrales, Embalse, Atucha 1 y Atucha 2. Y en cuanto al futuro tenemos el plan de Atucha 3. Un contrato con China para hacer una central tipo PWR. Es una tecnología que hasta ahora nosotros no hemos explorado, de uranio enriquecido y agua liviana”, comentó Sequis.
Por otro lado, agregó: “Además tenemos un proyecto propio que el Proyecto Carem. Es una central modular pequeña. Lo que en el mundo se llaman SMR, por sus siglas en inglés. Son reactores más pequeños”.
En este sentido, explicó que si, por ejemplo, Atucha 3 va a agregar 1200 MW a la red argentina, el Proyecto Carem incorporará solo 32 MW. Sin embargo, esto presenta una serie de ventajas.
“Es un proyecto estratégico impresionante, por el desarrollo que implica. Es un prototipo de estos reactores nuevos. Hay muy pocos en el mundo. 70 proyectos, pero solo tres en construcción. Uno es el nuestro”, comentó.
Y aseguró: “Un prototipo que sirve para aprender una tecnología completamente nueva, una tecnología desarrollada completamente en nuestro país. Tenemos la posibilidad de tener un sistema de seguridad intrínseco, va a poder cumplir pequeñas necesidades y utilizarse de varias maneras”.
Por ejemplo, la central de Carem podrá usarse en proyectos que tengan dificultades geográficas, e implementarse a actividades como la desalinización del mar. También podrá impulsar la energía en poblaciones aisladas y ayudar a cubrir la demanda en industriales que requieran mucha cantidad de energía.
“Fue un recomenzar”
“El Proyecto Carem sufrió, igual que muchos de los grandes proyectos en nuestro país, un freno en años del gobierno de Macri. Si bien ellos anunciaban que el proyecto continuaba, la falta de continuidad de ciertas inversiones hizo que la obra enlenteciera muchísimo”, lamentó Serquis.
La funcionaria relató que, con el macrismo, muchos de los contratistas del momento entraron en quiebra, por lo que tuvieron que retomar muchas actividades suspendidas.
“Ahora ya se comenzó de vuelta toda la parte de obra civil. La parte de hormigonado. Que es muy particular, cada colada de hormigón se chequea a un nivel de laboratorio. No es una obra cualquiera. Fue un recomienzo”, señaló.
Añadió: “Teníamos un cronograma. Confiamos que se preguntaba si podía cumplir. Pero se va estirando un poco. Pero el progreso estimado en este momento de toda la obra es de un 70 por ciento. Va a depender de cómo sea el financiamiento de los próximos años”.