Axion Energy, propiedad de PAE, y Raizen, que comercializa la marca Shell, aumentaron este domingo los precios de sus combustibles entre 10,5 y 12 por ciento. Es el tercer ajuste que aplican en lo que va del año. La novedad es que ahora se desmarcaron de YPF, firma que concentra cerca del 60 por ciento del mercado y suele marcar el paso. En esta ocasión, la petrolera controlada por el Estado Nacional mantuvo sus pizarras sin cambios.
Tanto Axion como Raizen venían presionando para que YPF aumente nuevamente sus precios y luego imitarla unos días después, pero como la compañía que conduce Pablo González se negó decidieron cortarse solos en una jugada que supone riesgos tanto para ellos como para la propia YPF.
La justificación
Fuentes de una de las dos compañías que subieron precios lo justificaron al asegurar que “mientras el precio de la nafta súper se incrementó 17,5 por ciento desde junio de 2021 hasta marzo de 2022, los precios al consumidor lo hicieron 39,7 por ciento, los alimentos y bebidas en un 43,8 por ciento, el precio de la leche fresca en sachet en un 29,1 por ciento y el pan francés un 45,4 por ciento, para tomar sólo algunos productos de referencia, todo esto según datos oficiales de Indec”.
“Los aumentos otorgados por la Secretaría de Energía a los biocombustibles también presionan sobre el precio de los combustibles refinados. El biodiesel tendrá un aumento de 37 por ciento hasta agosto, mientras que el etanol aumentará 39,5 por ciento”, agregaron. Por último remarcaron que hasta el sábado los combustibles en Argentina estaban 30 por ciento por debajo de lo que deberían valer, mientras que con este incremento la brecha se ubica en aproximadamente 22 por ciento.
El desafío
Al ajustar sus precios, Axion y Raizen dejaron la pelota del lado de YPF que ahora debe decidir qué hacer. Si se mantiene firme en su postura de no subir los precios ahora, lo más probable es que deba enfrentar un crecimiento fuerte de la demanda en el corto plazo ya que muchos automovilistas que cargaban en Axion y Raizen probablemente ahora lo hagan en YPF. En este contexto, eso no es una buena noticia porque la petrolera controlada por el Estado probablemente no tenga el crudo suficiente para abastecer esa demanda creciente y si se abastece con combustible importado incrementará sus pérdidas porque lo tiene que pagar a un precio mayor al que luego lo vende.
Para Axion y Raizen la jugada también supone un riesgo grande porque si YPF no aumenta verán reducida su porción de mercado y hay que ver hasta dónde están dispuestas a achicarse. La decisión de cortarse solos tal vez tenga como objetivo forzar a que YPF también aumente, pero si no logran que lo haga, podrían verse obligadas a retroceder sobre sus pasos en los próximos días.