La derrota por puntos en fallo unánime del mexicano Saúl "Canelo" Alvarez a manos del ruso Dmitry Bivol no fue un gran batacazo del boxeo. Más bien, resultó lógica pura. Bivol es un medio pesado consumado, campeón de la Asociación Mundial desde 2017 y en la madrugada del domingo hizo la octava defensa de su corona. Canelo en cambio, es un superwelter o en el mejor de los casos un mediano pequeño que a fuerza de entrenamientos, dietas y anabólicos, subió primero a los supermedianos y ahora, otra vez a los mediopesados. La vieja ley de que el boxeador más grande siempre le gana al más chico encontró ratificación una vez más sobre el ring del T Mobile Arena de Las Vegas. Y nadie puede llamarse a sorpresa.

Ni siquiera lo salvó a Canelo su extraordinaria capacidad para generar riquezas y ganancias, la mas grande de la industria del boxeo actual. A la hora de las tarjetas, los tres jurados, Tim Cheatham, Dave Moretti y Steve Weisfeld, coincidieron en un estrecho 115/113 para Bivol (Líbero fue mas generoso: dió 116/112). "Sentí mucho su peso, pero no fue ninguna excusa, es un gran peleador y es lo que es. Entra y sale, no lo puedes conectar. Esto es un deporte, se gana o se pierde y hay que aceptarlo tal cual" expresó Alvarez con el rostro enrojecido y muy magullado, como nunca en sus últimas peleas. Luego de haber hecho sus últimos cuatro combates como supermediano (76,205 kg), acusó en carne propia el salto de categoría: para dar y para recibir Bivol siempre fue el mas fuerte de los dos. También el más hábil.

Curioso momento de la pelea, cuando Canelo levantó a Bivol por los aires. (AFP)

Canelo (79,106 kg) había ganado tres de los primeros cuatro asaltos concentrando su metralla a los planos altos, sobre todo su poderosa derecha ascendente. Pero a partir de la 5ª vuelta comenzó a sentir el peso de la pelea y a irse prematuramente contra las cuerdas donde Bivol (79,197 kg) lo conectó con series de tres y cuatro golpes rectos. Mucho más veloz de piernas y brazos, con un directo de izquierda muy pesado con la que impuso la distancia y que Canelo jamás pudo quitarse de encima, Bivol aceleró su plan en la segunda mitad de combate y le metió una gran presión al mexicano quien, salvo el 9º round que ganó, perdió todos los parciales del 5º al 12º. Y las pocas veces que pudo llegar, ni siquiera movió al ruso, muy enfocado en hacer valer su boxeo largo y eficaz. Y muy apegado a la estrategia que le trazó su técnico, el mexicano Joel Díaz, para reducir a Alvarez a su expresión más insignificante desde que el 14 de septiembre de 2013, Floyd Mayweather lo sacara de paseo y le ganara todos los rounds, también en Las Vegas.

En todo caso, esta segunda derrota de la carrera de Canelo fue la consecuencia de un proceso de decisiones arriesgadas que empezó cuando decidió atender la opinión de sus asesores e ir a buscar las coronas de los mediopesados en vez de concentrarse en la defensa del título unificado de los supermedianos que había conseguido en noviembre del año pasado. El mexicano se supuso tan grande que incluso, no incluyó en el contrato una cláusula de rehidratación que le limitara a Bivol la recuperación de su peso, tras el pesaje del viernes. El ruso aprovechó a fondo la ventaja y subió al ring con 83 kilos bien llevados que supo hacer sentir.   

"Esto no queda así" bravuconeó Alvarez sobre el ring para pedir un revancha inmediata. Bivol le respondió caballerescamente: " No hay problema. Vamos a hablar. Tomé esta pelea porque quería esta oportunidad. Estoy listo para la revancha y ahora que me traten como campeón" dijo el ruso, molesto porque figuró segundo en el cartel de la pelea y lo hicieron subir al ring en primer lugar como si fuera el retador, sin que se ejecutase siquiera el himno de su país. El negocio le ha quedado servido en bandeja a Eddie Hearn, el promotor inglés de esta supervelada que firmó con el mexicano un contrato por dos peleas. Pero antes deberá sentarse a rever sus planes.

En principio, Canelo estaba programado en septiembre para la tercera versión de su pleito ante el kazajo Gennady Golovkin. Pero la derrota obliga al replanteo porque el mundo quiere saber si Alvarez sólo tuvo una mala noche. O si, Bivol le marcó un límite que no podrá superar. Justo a él que parecía no tenerlos. Canelo le apuntaba a todos los títulos mediopesados. Ahora debe parar y repensar su futuro, en qué peso seguirá peleando. Tendrá que hacerlo con modestia y sentido común, un par de pasos más abajo de la cima del mundo, de donde Bivol lo quitó sin dejar ninguna duda.

Las tarjetas de los jueces.