“La estrategia de reforzar Carabineros con más dotación era una propuesta de la extrema derecha José Antonio Kast. Gabriel Boric, en la otra vereda, sugería reformar la institución”, comenzó explicando la analista política chilena Nerea Palma en AM750.
Sin embargo, la reforma no se inició. Las escenas de represión volvieron a las calles del país vecino. Al menos tres personas fueron heridas la semana pasada por armas de fuego en el marco de la conmemoración del Día de los Trabajadores.
En este contexto, la Palma señaló: “Es una situación compleja. Tanto en términos concretos, por la violencia, como en términos políticos”.
“La violencia fue un aspecto crítico de la campaña de Gabriel Boric, sobre todo en segunda vuelta. Porque en primera vuelta una de las críticas que se le hizo fue que no hizo énfasis en esto, mientras otros, como Kast, lo hicieron”, añadió.
Y dijo: “Entonces, en la segunda vuelta, tuvo que hacer un giro en su discurso. Que la violencia haya sido un tema en la campaña presidencial y que ahora, además, hayamos tenido actos tan desafortunados de violencia, ciertamente va en la línea de lo que se esperaba en la carrera presidencial”.
De la reforma al refuerzo
Sin embargo, esto abre una pregunta. Por qué el gobierno de Boric pasó de un discurso a reforma a Carabineros a una actitud de refuerzo.
Frente a esta incógnita, la analista comentó: “El desprestigio de Carabineros es un tema central. Más allá de la violencia desde el estallido social del 2019. Hubo muchas situaciones en donde violó los derechos humanos”.
“Desde ahí en adelante, vemos en las encuestas que la confianza en esta institución, que históricamente fue muy confiable, sumado a problemas de corrupción, ya no es vista como tal y esto mucho más complicado para el orden”, agregó.
Pero este desprestigio se enmarca en un contexto de un país que está alterado y con muchas situaciones de violencia. “Para resolver los conflictos, como el mapuche al sur, el gobierno apostaba por el diálogo”, comentó Palma.
Que rápidamente aclaró: “Pero lo que estamos viendo ahora, después de la visita a Siches al sur, días después de asumir, es que el diálogo no iba a ser tan fácil como ellos pensaban”.
“No tenían la legitimidad política para que cualquier persona aceptara el diálogo como una salida legítima”, explicó.
Y concluyó: “Lo más urgente para el Gobierno, lo que se dieron cuenta, es que las reformas van a tener que ser una vez que la violencia baje un poco en las diferentes zonas del país”.