A pesar de que no es posible saber cómo se reían, sí está evidenciado que existía el humor en la antigüedad. Un claro ejemplo de ello son los chistes griegos y romanos, que se han conservado principalmente gracias a los escritores antiguos. Sobre este último punto trabajó la historiadora británica Mary Beard, quien develó las claves del humor rumano: en un reciente ensayo cuenta que en la antigua Roma, al igual que en la sociedad actual, no era apropiado burlarse de ciertos grupos sociales o expresar ciertas bromas. Por ejemplo, los romanos creían que no se debían burlar de una persona ciega. 

En su libro La risa en la antigua Roma, la catedrática en la Universidad de Cambridge y miembro del “Newnham College” también detalla que los romanos encontraban graciosa la calvicie y se reían de los fanfarrones y los tramposos. Les gustaban los juegos de palabras y las imitaciones; pero no se metían con las desgracias humanas, como las malformaciones o enfermedades.

Además, tras una investigación que incluyó el rastreo de textos antiguos y un análisis minucioso de las raíces lingüísticas de las palabras utilizadas en los chistes, Beard pudo corroborar que los romanos no sonreían: “Sonreír tal y como lo entendemos fue un invento de la Edad Media”. Por supuesto, la autora reconoce que podían hacer el gesto de curvar los labios, pero no tenía el sentido que le damos ahora.

Bromas

En diversas entrevistas que brindó a medios españoles, la autora describió algunas de las bromas más graciosas de la antigua Roma. Estas son:

  • Un filósofo, al caer enfermo, había prometido pagarle al médico si se recuperaba. Cuando su esposa lo regañó por beber vino mientras tenía fiebre, él dijo: “¿Quieres que me recupere y que me obliguen a pagarle al médico?”.
  • Un rey se encuentra con su doble y le pregunta: "¿Trabaja tu madre en palacio?". Y el doble contesta: "No, pero mi padre sí".
  • Cuando alguien le dijo a un filósofo: “Tu barba ahora está saliendo”, fue a la entrada trasera y esperó. Otro filósofo le preguntó que qué estaba haciendo, y una vez que escuchó toda la historia, dijo: “No me sorprende que la gente diga que nos falta sentido común. ¿Cómo sabes que no está entrando por la otra puerta?”.
  • Un astrólogo hizo el horóscopo de un niño enfermo. Después de prometer a la madre que el niño tenía muchos años por delante, exigió el pago. Cuando ella dijo: “Ven mañana y te pagaré”, él objetó: “Pero, ¿y si el niño muere durante la noche y pierdo mi dinero?”.
  • Un hombre, que acababa de regresar de un viaje al extranjero, acudió a un adivino para preguntar por su familia y el adivino respondió: “Todos están bien, especialmente tu padre”. Cuando el hombre objetó que su padre llevaba muerto diez años, la respuesta del adivino fue: “No tienes idea de quién es tu verdadero padre”.
  • Un astrólogo hizo el horóscopo de un niño y dijo: “Será abogado, luego funcionario de la ciudad y luego gobernador”. Pero cuando este niño murió, la madre fue a quejarse al astrólogo: “Está muerto, el que dijiste que iba a ser abogado, funcionario y gobernador”. “Por su santa memoria”, respondió el astrólogo, “si hubiera vivido, ¡habría sido todas esas cosas!”.

La autora

Beard es una de las grandes divulgadoras del mundo antiguo. Dirigió reconocidos y premiados documentales en la BBC y es autora de libros como SPQR. Una historia de la antigua Roma, Pompeya: historia y leyenda de una ciudad romana y El triunfo romano: una historia de Roma a través de la celebración de sus victorias

Su última obra, La risa en la antigua Roma, se especializa en datos curiosos que ayudan a entender mejor el mundo antiguo y, a su vez, a la sociedad actual.