El lugar donde Nicholas Brody de Homeland resultó ajusticiado en la horca. La nación islámica a la que pertenecía el ministro secuestrado en False Flag. No hay dudas del bando que ocupa Irán dentro de la cosmogonía del thriller y el espionaje del siglo XXI. La producción israelí Teherán (Apple TV+) no escapa a ese ancla, aunque su intención sea la de soltarse y profundizar en las dobleces, mitos y tensiones generadas con el gigante a orillas del Golfo Pérsico. El foco está puesto en Tamar Rabynian (Niv Sultan), enviada de encubierto por la Mossad para su primer trabajo en tierra enemiga. El hecho de que la experta en informática redescubra los grises (del operativo y de su propia identidad) en plena acción sazona la propuesta que para su flamante segunda temporada incorporó a Glenn Close en el elenco.
Tras las idas y vueltas de la primera operación, la protagonista quiere cortar lazos con sus superiores. ¿El pasaporte a la libertad? Asesinar al jefe de la Guardia Revolucionaria iraní. La protagonista tiene claro que es una pieza descartable de los servicios de inteligencia israelíes, aunque necesite de una “amiga en común” para logar su objetivo. Ahí entra en juego el personaje de Marjan Montazeri (Close), una psiquiatra y agente encubierto con sus propias complejidades ideológicas y de personalidad. “Es una mujer que abrazó a Irán como su nación, se siente una patriota, pero lentamente sus creencias la llevaron a impulsar la libertad de un país que ama. Hay una escena muy bella y que para mí fue muy ilustrativa. Tamar le pregunta a Marja, '¿por qué nosotras?'. Y mi personaje le da las razones por las que cree que tienen que atravesar eso. Esa es su motivación”, dijo la reconocida intérprete en una conferencia con medios internacionales de la que participó Página/12.
Para preparar el papel, la actriz de Atracción Fatal aprendió farsi, usó la hiyab (“te sentís suprimida pero te ayuda a entender”) y se adentró en una cultura más allá de lo que dicen los portales de noticias. “Cuando aprendés un idioma, apendés cómo se expresan. Lo que me dijo mi coach es que los iraníes son muy educados y de buenos modales. Tienen ritos de agradecimientos y modismos muy ricos”, repasó. Apenas iniciado el rodaje –realizado en Atenas-, la actriz se sorprendió de que una de sus primeras escenas fuera con un iraní que interpretaba a un soldado. “Escuchar su historia en una producción israelí, filmada en Grecia, fue de esas cosas pequeñas pero muy potente que hacen que valga la pena haber participado de una producción”, aseguró.
Al momento de su estreno internacional en 2020, los hacedores de Teherán usaron como mascarón de proa que la historia fue desarrollada por Moshe Zonder, parte del team de guionistas de Fauda. En la segunda temporada, ese rol le cabe a la actriz ocho veces nominada a los Oscar. Contar con Close, aseguran los hacedores, supuso subir la apuesta y aceitar la máquina para que todo fuera perfecto. “Buscamos, antes que anda, que su rol fuera creíble. Hace de una mujer occidental que tomó al Islam y a Irán como su hogar y que por motivos muy particulares se desilusionó de su régimen. Para ella fue un desafío muy interesante porque es más que una espía: es una mujer de diferentes culturas. Cuando la conocimos, nos sorprendió su preocupación por el lenguaje. No tuvimos que empujarla ni forzarla, fue todo muy natural”, aseguró su director Daniel Syrkin.
Ganadora en el 2021 de Emmy a mejor drama internacional, Teherán es el último gran producto de la avanzada israelí en el plano audiovisual, específicamente en el género de espionaje y thriller político (Mossad 101, Prisoners of War). “Israel vive bajo un estado de conflicto permanente, se palpa lo de vivir al filo, y eso permite que se generen buenas historias, que tocan fibras humanas. En la segunda temporada quisimos bucear mucho más profundo en la realidad iraní. Es fascinante lo que aprendimos de ese país. Develar lo social fue trascendental”, asegura Dana Eden, su productora ejecutiva. “Siempre es un momento propicio para desarrollar una historia de espías con el eco de lo que sucede entre Israel e Irán pero no es que tomamos algo de lo que pasa en las noticias. Eso lo recreamos en términos dramáticos porque lo importante es el trayecto de esta joven mujer y su viaje peligroso por lo que le pasa en su interior”, suma Syrkin.