El militar al que fue a ver Elisa Carrió en Paraguay fue encubridor y protector de otro, prófugo en el vecino país, que ahora está preso acusado de homicidios durante la dictadura militar. El uniformado de Carrió se llama Alejandro Camino y es un mayor retirado que estuvo vinculado al movimiento carapintada. El militar al que encubrió es el general Eduardo Alfonso, aunque en Paraguay usaba el nombre falso de Walter Fariña. Las constancias de migraciones demuestran que entre enero de 2013 y enero de 2015 el falso Fariña, es decir el general Alfonso, entró a la Argentina desde Paraguay nada menos que 31 veces, varias en el mismo auto con Camino. Además, según las autoridades paraguayas la pareja del general, María Rossana Armadans Rojas, aparecía vinculada a la empresa de seguridad Camino, Brelles y Asociados, donde el ex carapintada es uno de los accionistas. De los teléfonos de esa firma se hicieron numerosos llamados a la familia del general en Buenos Aires. Alfonso terminó entregándose en el juzgado que había ordenado su captura, dejando a su protector Camino, el ex carapintada, en Paraguay donde lo visitó Carrió. Y parece que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) los estuvo espiando.
General
El 12 de enero de 1977 un grupo de tareas irrumpió en la casa de Villa Adelina donde vivían Antonio García, Beatriz Recchia y su hija Juliana, de tres años. A él lo mataron en el patio y a su esposa embarazada la secuestraron. En cautiverio, Recchia dio a luz una niña a quien su hermana encontró en 2009. Su madre sigue desaparecida. Las pruebas de que Alfonso participó en ese operativo estaban en su legajo, con un informe de Calificación que da cuenta de que ese día obtuvo un parte de enfermo con un diagnóstico de “herida de bala con perforación intestinal”. En el Boletín 4148 del Ejército del 6 de julio de 1977 figura que fue condecorado por haber sido “herido en combate”.
Alfonso fue secretario general del Ejército durante los gobiernos de Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde, y consiguió una falta de mérito en la primera etapa de su proceso en 2008. En 2012 la Cámara de Casación revisó el expediente y ordenó su detención, y ahí se fugó a Paraguay. Recién en julio de 2016 Alfonso se presentó a la justicia, cuando la jueza federal número 2 de San Martín, Alicia Vence, ya tenía todos los datos para pedir su detención en Paraguay.
Quien le dio ayuda al general buscado por allanamiento ilegal, privación ilegal de la libertad agravada y homicidio agravado es a a quien fue a ver Carrió a Asunción. Camino se mueve en el ambiente de las empresas de seguridad en íntima relación con la policía paraguaya y los servicios de inteligencia. Su empresa Camino, Brelles y Asociados se presenta como Asesoría y Consultoría, Consultoría y Servicios de Informática e Internet, Capacitación para Supervisores y Jefes de Seguridad.
Como Alfonso no aparecía, los agentes de la AFI y la Policía Federal le pidieron ayuda a la Policía Nacional de Paraguay y en especial a la División Antiextorsión. La búsqueda se hizo sobre la base de dos celulares que se usaron en Paraguay para llamar a la familia del general en Buenos Aires y figuraban a nombre de personal de la empresa de Camino. La policía paraguaya montó una vigilancia sobre la compañía y descubrió que en la puerta siempre estacionaba un vehículo propiedad de Armadans Rojas, la pareja de Alfonso. De inmediato se estableció el paradero de Fariña Duarte, que era la identidad falsa del general.
Los informes de Migraciones determinaron luego que el falso Fariña Duarte entró a la Argentina 31 veces entre 2013 y 2015. En varias oportunidades lo hizo en el Renault Fluence patente OBL666 y otras veces con el Volkswagen Pointer patente BAL367. En esos cruces, en el auto estaban el general Alfonso y Camino, lo que indica que el contacto de la diputada fue en relación con el prófugo. Hay un dato adicional todavía no del todo confirmado: cuando el general se escapó a Paraguay lo hizo en un vuelo de la empresa uruguaya Pluna. Alfonso viajó solo, pero fue recibido por una persona, vestida de traje, que en la comparación de fotografías parece Camino.
Durante el período en que el general estuvo prófugo, la jueza Vence pidió informes a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y a la Dirección de Migraciones. También intervinieron dos agentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que fueron los que la conducción a cargo de Oscar Parrilli y Juan Martín Mena envió a Paraguay en busca de otro prófugo, Ibar Esteban Pérez Corradi. Esos dos agentes continuaron su búsqueda en Paraguay durante 2016 y estuvieron en Asunción en junio de ese año.
En el informe que le llegó a la jueza, los agentes le aconsejaron que pida la detención de Fariña Duarte porque esa identidad era falsa y se trataba del general Alfonso. Curiosamente, alguien le informó al acusado militar de que se estaba por pedir extradición y Alfonso se presentó en el juzgado de San Martín.
Extraño
Parece curioso que esté naturalizado que una diputada viaje a Paraguay a entrevistarse con un personaje de esa naturaleza, con vínculos con los carapintadas, protector de alguien acusado de crímenes de lesa humanidad y relacionado con el mundo de la seguridad y la inteligencia en Paraguay. Ella dice que fue a averiguar por las andanzas de Omar El Caballo Suárez, el gremialista del SOMU, el sindicato de marítimos. En su momento, El Caballo estuvo vinculado también con los carapintadas y se lo investigó en relación con el oscuro negocio del tráfico de nafta, negocio que hicieron los militares que estuvieron con Aldo Rico. O sea que Carrió fue a ver a alguien que, supuestamente, era del palo de El Caballo.
Seguramente hoy Camino caminará ancho de orgullo por Paraguay con el respaldo que obtuvo por tener a Carrió tomando café con él, plácidamente. En el medio de la cuestión, salió a flote una interna de espionaje del gobierno. Siguiendo la tradición del macrismo, aparecieron fotos, informes y acusaciones sobre quién espía ilegalmente a quién.