En la constelación del Círculo Rojo no todos son empresarios que alimentan el juego de la política partidaria y gustan de segundas intenciones. El lado B de eventos grandes y rutilantes como el reciente Foro Llao Llao o las comidas de las gremiales empresarias es bastante más representativo en niveles de actividad, empleo y problemas para la gestión diaria. Este segmento del sector privado, en su conjunto firmas de capital nacional, atraviesa hoy una preocupación central: que las internas descarnadas y públicas del Frente de Todos se lleven puesta la recuperación y que, sobre todo, deriven en el 2023 en un viraje de modelo económico que vuelva a poner al PBI en el pozo. Sobre todo, inquieta que se de en un marco inflacionario peligroso donde la distribución queda corta o no se da, donde hacen falta dólares para una demanda creciente y cuando se busca sin encontrar personal calificado a nivel técnico para las fábricas.
“El ruido político es el miedo nuestro, el Drácula”, describió ante PáginaI12 un ceo alimenticio del interior del país, asociado a la Unión Industrial Argentina (UIA), al que le gustan las metáforas bien gráficas. En la casa fabril de Avenida de Mayo manda el discurso público de los grandes como Techint, pero el 80 por ciento de la integración es de pymes. Esa síntesis incluye además a los que se muestran “despolitizados” y que apoyaron un proceso que, aún con problemas inflacionarios y de repuestos importados, camina de manera más que aceptable en un mundo en el que la Guerra en Ucrania parece ir condicionando poco a poco las economías de todo el globo. En los últimos días, muchos de estos ceos recorrieron despachos oficiales, estuvieron con funcionarios nacionales en eventos de inversiones y hasta hablaron con dirigentes del kirchnerismo para plantear esos temores.
La mirada hacia el 2023
Según supo este diario, en todas esas charlas hablaron de los números positivos que tienen casi todas las actividades, con una advertencia: si el modelo de Alberto Fernández fracasa, “la alternativa en el poder es lo que nos metió en la crisis en 2015”. La referencia es para Juntos por el Cambio, al que ven creciendo en las encuestas al ritmo del recalentamiento de la interna del Gobierno. En esos diagnósticos hay pymes de la UIA, de CAME y textiles de Protejer, entre muchos otros, que padecieron la desindustrialización de una manera dramática y recién tienen números positivos contra los años del macrismo.
Por el lado de las empresas nucleadas en la CGERA, en tanto, observan la dinámica internista como natural en la historia de los presidentes y vices, pero aclaran que lo relevante es que el Frente de Todos llegue al 2023 con una propuesta unificada. En la otra esquina un alto dirigente textil consideró ante este diario que "preocupan las diferencias, pero tienen que aplacarse porque lo que se viene va a seguir siendo bueno en materia de actividad". Ese mismo ceo aportó otro dato: "Yo no me creo que el macrismo tenga tantas chances en 2023, tienen muchas diferencias internas y cuando llegue la elección se verá".
Los casos antes citados son los que, números en mano, afirman que la economía en la Argentina tiene hoy dos caras. Crisis distributiva y alta inflación pero, vista en el conjunto, es una economía que muestra un crecimiento inusitado, sobre todo luego de una salida de pandemia y con la dura herencia del macrismo. En tres de los cuatro años de Cambiemos en el poder, el PBI se contrajo en condiciones sociales normales. Este año, en tanto, se hilvanará el segundo período de crecimiento consecutivo de la economía, algo que no ocurre desde el 2010.
Datos en mano
La casuística es mejor para ver el fenómeno. Aquí algunos de los datos que fueron compartidos entre empresarios y funcionarios: en Santa Fe ya no hay metraje para instalación de empresas en parques industriales, pero hay un problema. Algunas de las naves podrían estar terminadas recién en 2023, con el riesgo de que en ese período el desboque de la interna oficial redunde en una derrota electoral contra la oposición mayoritaria, Juntos por el Cambio. En pocas horas, el gobernador de esa provincia, Omar Perotti, se reunirá con la UIA para analizar medidas productivas a futuro. Lo esperan con datos como el anterior y algunos de más impacto.
Otro ejemplo: la fábrica de cosechadores Cruccianelli, con 65 años en el país, está en niveles de venta récord. Hace unos días, avisó a las concesionarias que no comprometan más ventas de un modelo específico porque no está seguro de poder entregar. Le faltan componentes importados como chips, que no están por la crisis internacional de logística.
Con los autos pasa algo similar. ACARA, la cámara de concesionarias, reportó una caída en las ventas por falta de unidades, producto de problemas para conseguir partes por faltantes de dólares. “Pero hay mucha demanda”, contaron esta semana varios dirigentes en el evento de inversiones de Volskwagen en su planta de Pacheco.
La producción lo muestra: según la asociación de fábricas ADEFA, hubo un 10 por ciento de crecimiento en la fabricación de autos en abril. Si se mira el primer cuatrimestre, ese número asciende a un 25 por ciento más de unidades. Pero la cifra más fuerte es la de la actividad metalúrgica, la madre de industrias y empleos. En el sector preocupan la incertidumbre política, pero sobre todo la falta de dólares en un escenario de mayor demanda.
Este diario accedió a otros números que muestran la recuperación fuerte de la actividad: según la cámara ADIMRA, en marzo hubo un crecimiento 10,3 por ciento en la producción de metales y el acumulado del primer trimestre registra una suba del 4,6. Así, esperan que el año termine entre un 5 y un 7 por ciento arriba, número importante porque el sector representa el 20 por ciento de todo el PBI industrial. Y algo más: el crecimiento porcentual de la metalurgia suele calcar la suba del PBI general. El dato extra es que, a diferencia del año pasado, el rubro Petróleo y Gas está en un ascenso muy importante. Cambia la política macro de sustitución de importaciones.
El otro dato fuerte que hay que observar es el del cemento. En abril, la producción de ese insumo de obra llegará al segundo pico histórico y el segundo mejor abril en siete años, lo que prevé un crecimiento sostenido de la construcción, que tuvo un traspié intermensual en marzo. En este escenario, los ceos que emplean ven a Argentina ante una posibilidad de consolidar el crecimiento y no quieren volver atrás en las políticas productivas.
Ahora bien, el mayor enigma de la política interna es cómo el Gobierno resolverá algo que es central: que ese crecimiento "no se lo queden cuatro vivos", como mencionó la vicepresidenta Cristina Fernández en relación al sector privado más concentrado.