De eso y mucho más se trata Amig( )s del Museo, la exposición que inauguró el viernes pasado en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Bv. Oroño y el río) y que hasta el domingo 8 de agosto inclusive podrá visitarse los jueves, viernes, sábados y feriados de 13 a 19 y los domingos de 11 a 19, con entrada gratuita. La muestra ocupa seis pisos y es obra de una labor conjunta muy intensa del equipo curatorial y todo el personal del Museo. No de "amiguismo" sino de puro amor al arte se trata, como testimonian las 160 obras de la colección Amigos del Arte que dicha institución donó al Castagnino+Macro al quedar sin resguardo por ensañarse la picota con la sede que las contenía. El macro ha transformado una de sus salas en espacio de exhibición técnica de los cuidados que se prodigan a estas nuevas adopciones. Entre ellas se expone una pintura muy querida por artistas contemporáneos y sus constelaciones de afectos: "El muchacho del porrón", de Augusto Schiavoni, que al fin se une a sus hermanas donadas al Museo Castagnino por la hermana del artista, también artista ella misma: María Laura Schiavoni, destinataria de un piso en su homenaje titulado "Mi hermana". A una performance (presencial en la inauguración; registrada en video para sala) de teatro de objetos por Silvia Lenardón y equipo bajo ese título, se le suman un texto de la hermana de Silvia: Cecilia Lenardón, y una selección de paisajes casi abstractos pintados en blancos de color por María Laura Schiavoni, todos prestados por colecciones particulares. "La herrmana favorita", por su parte, fue en las primeras décadas de este siglo un grupo de artistas jóvenes que se vio truncado un trágico 6 de agosto de 2013 al derrumbarse el edificio en calle Salta 2141 donde vivía (y falleció) Florencia Caterina, una de sus tres integrantes, cuya instalación blanda "Nombres de países" fue donada por Hernán Worthalter en 2014. Al investigar para esta muestra, la gente del Museo encontró un croquis dibujado por Caterina con indicaciones precisas sobre cómo colgar esa obra textil, pensada como experiencia de recorrido y no como objeto; el macro, que nunca la había colgado bien, le dedica un piso entero, que incluye el texto pensado originalmente para acompañarla. "LHF" fue uno de los espacios y/o actores sociales colectivos con quienes rizomatizó su "obrar" Vir Negri, artista en plena producción que acaba de ceder al macro su cuenta de Instagram, en un gesto inaudito que se complementa con el trabajo de edición de archivo vivo a la vista que ella y su "editora curadora amiga" Ana Wandzik realizarán cada martes en el piso 6.

Experta en unir arte, vida, cumbia y magia, Negri es una de las tres inverosímiles artistas perseguidas del primer párrafo de esta nota. Cabe aclarar que no se identifica con el rol de víctima. Como tampoco lo hace Mariana Telleria, a. k. a. "la que pintó el Castagnino de negro". Cuando en 2014 unos ciudadanos abrazaron el Museo en repudio a su obra "Las noches de los días", Negri et al. agitaron la movida colectiva "Besos negros", que consistió en besarse en sus escalinatas en apoyo a la obra de Telleria. Similar tole-tole, pero ya de una intensidad desagradablemente medieval, tuvo lugar entre 1999 y 2000 en torno al fotomontaje "Sin título", conocido en los medios como "vírgenes y vulvas" (y en el folklore oral como "las conchas"). En el piso 5 del macro, documentos testimonian que su autora, Mónica Castagnotto, recibió el apoyo de colegas que amenazaron con retirar sus obras de la muestra 34ARC, en el Castagnino, si la censura prosperaba contra su pieza gráfica. Esta, en 2012, fue al fin adquirida (como copia 1 de una nueva edición de 3 ejemplares) por un pool de compradores que la donaron al Castagnino+Macro. Las investigadoras Yanina Bossus y Nadia Insaurralde, del programa museológico Casos del macro, hacen foco en este gesto solidario -impulsado desde fines de su gestión por el director Carlos Herrera, junto al coleccionista Ricardo Torres- más que en la complejidad de reacciones suscitadas en 1999. Aquella lucha partió aguas en el campo del arte: si bien la muestra exhibe muchas y prestigiosas firmas a favor de la polémica obra (en su mayoría provenientes de la Escuela de Bellas Artes de la UNR), hubo artistas en contra.

Obras, clips, textos y relatos en audio para detenerse a escuchar integran una muestra que es preciso recorrer con tiempo. Pero la historia más increíble es la de Álvaro Audet, "un empresario rosarino del calzado y mecenas del arte local que viajaba a Buenos Aires muy asiduamente en hidroavión", cuenta Georgina Ricci, curadora de la colección: "Se va a tomar el hidroavión, se olvida su documento de identidad, vuelve a buscarlo, lo esperan, sube, el hidroavión cae y se estrella". Mueren 27 personas, entre ellas Audet, quien recibe un homenaje de los artistas en forma de un salón, en 1949, cuyo primer premio va al pintor Pedro Domínguez Neyra por un bodegón otoñal que contiene un retrato, pintado antes de la muerte del benefactor: ¿será Audet? En las paredes del primer piso también cuelgan obras de (entre otros) Roberto Jacoby, Rosana Schoijett, Ángeles Ascúa, Emilio Pettorutti y Miguel Carlos Victorica, y "Con los artistas amigos" (1930), un retrato grupal por Augusto Schiavoni que es un "cuadro - manifiesto" según Sabina Florio, investigadora de la UNR que estudió las sociabilidades allí representadas. Gráfica y visualidad queer-friendly a cargo del artista Andrés Yeah, una reflexión sobre el lenguaje inclusivo por Malena Oneglia y las colaboraciones de Valeria Galliso, Adolfo Corts y la editorial Iván Rosado abren el juego local. Unos enanos de jardín por el grupo Rozarte pululan como duendes. Más en: castagninomacro.org