El 9 de mayo de 1967, en Cleveland, Estados Unidos, una mujer fue operada por el cardiólogo René Favaloro con una técnica pionera que revolucionó la cirugía cardiovascular: el bypass aortocoronario.
A 55 años de un invento que salvó millones de vidas a lo largo de las décadas, una guía para entender cómo funciona el proceso.
Qué es el bypass aorto-coronario
La cirugía de revascularización coronaria o bypass aorto-coronario es un tratamiento quirúrgico que se realiza en determinados pacientes con enfermedad coronaria severa y permite la adecuada llegada de flujo sanguíneo a territorios coronarios que carecen de él. Esta técnica la realizan los cirujanos cardíacos.
El origen del bypass
El creador de esta ingeniosa técnica quirúrgica no fue un cirujano cardíaco estadounidense ni europeo. Fue el doctor René Favaloro, argentino, quien en 1967 realizó el primer bypass aorto-coronario con injerto de vena safena en la Cleveland Clinic en Ohio (EEUU). Previamente había utilizado parche de pericardio e interposiciones de vena safena para tratar lesiones localizadas en la arteria coronaria derecha, pero no obtenía buenos resultados cuando lo realizaba en el tronco coronario izquierdo (TCI), por lo que se lanzó a realizar esta novedosa técnica, con la que obtuvo un éxito y reconocimiento a nivel mundial.
Cuándo se debe realizar
Se estuvo realizando durante décadas como único tratamiento de revascularización coronaria hasta la aparición de la angioplastia y los primeros stents en la década de los 80 y 90. A día de hoy, el intervencionismo coronario percutáneo (cateterismo terapéutico) es el tratamiento de revascularización más realizado. No obstante, existen determinados casos en los que la cirugía ofrece mejores resultados, según las Guías Europeas de Práctica Clínica: enfermedad de TCI y anatomía coronaria favorable para cirugía (adecuados lechos distales, entre otros), enfermedad multivaso y anatomía coronaria favorable para cirugía, reestenosis repetidas de stents y pacientes con enfermedad coronaria y cardiopatía estructural que también precise cirugía.
Cómo se realiza
La técnica se realiza mediante esternotomía media, y se puede realizar con o sin circulación extracorpórea, dependiendo de cada caso en concreto. Los injertos de vena safena se extraen de la cara interior de las piernas, y los injertos de arteria mamaria se extraen de la cara interna de la parrilla costal, por dentro del tórax. También se pueden utilizar arterias radiales (de la muñeca). Dependiendo del número de arterias coronarias afectadas se considerará la realización de uno o varios bypasses.
Una vez preparado el injerto, se diseca la arteria coronaria afectada, en una localización distal (más alejada) a la obstrucción y se une el injerto a esta zona. Si el injerto es de vena safena, deberá unirse el extremo proximal a la aorta ascendente (las arterias mamarias tienen su extremo proximal unido de manera nativa a la arteria subclavia de cada lado). Este proceso se realizará tantas veces como injertos sean necesarios. También pueden realizarse injertos secuenciales (una sola vena safena o arteria mamaria para varias arterias coronarias).
Resultados del bypass aorto-coronario
Los resultados a corto y largo plazo dependen fundamentalmente de la edad del paciente, el número de injertos realizados y el tipo de injerto (no es lo mismo una vena safena que una arteria mamaria), aunque siempre es preciso individualizar en cada caso. En general, esta cirugía suele ofrecer muy buenos resultados.
La cirugía de revascularización coronaria comporta una mayor duración de la hospitalización, mayor riesgo de infecciones y de ictus, aunque la supervivencia a largo plazo es similar a la de los pacientes que se someten a tratamiento percutáneo. Las ventajas son, entre otras, el tener menor porcentaje de ingresos hospitalarios para revascularización no programada (existe cierto riesgo de reestenosis de los stents en el tratamiento percutáneo) y precisar de un tiempo más corto de doble antiagregación en comparación con el intervencionismo coronario percutáneo.