“Estamos perdiendo la capacidad de escuchar” siendo que “escuchar es el primer ingrediente del diálogo y de la buena comunicación” afirma el papa Francisco en su mensaje adelantado con motivo de la conmemoración de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que la Iglesia Católica celebrará el próximo 29 de mayo. Cada año y desde hace ya 56, el papado propone un tema para reflexionar sobre las cuestiones relacionadas con la comunicación. El año anterior Jorge Bergoglio invitó a “ir y ver” para descubrir la realidad y poder contarla a partir de la experiencia. Ahora propone “escuchar con los oídos del corazón” porque escuchar es “decisivo en la gramática de la comunicación y condición para el diálogo auténtico”.
Si bien el texto fue escrito con mucha anterioridad al conflicto armado que se vive en Ucrania el tema cobra relevancia porque su enunciador es el Papa que en estos días está reclamando el cese de las hostilidades y la recuperación del diálogo para la paz.
Bergoglio recuerda en su documento al cardenal Agostino Casaroli (1914-1998), secretario de Estado de la Santa Sede entre 1979 y 1990, a quien califica como “un gran diplomático de la Santa Sede”, y menciona que el obispo hablaba del “martirio de la paciencia”, una virtud necesaria para “escuchar y hacerse escuchar en las negociaciones con los interlocutores más difíciles, con el fin de obtener el mayor bien posible en condiciones de limitación de la libertad”.
Según señala Bergoglio “la capacidad de escuchar a la sociedad es sumamente preciosa en este tiempo herido por la larga pandemia” porque hay “mucha desconfianza acumulada precedentemente hacia la ‘información oficial’ que ha causado una ‘infodemia’, dentro de la cual es cada vez más difícil hacer creíble y transparente el mundo de la información”. Y en el mismo sentido Francisco sostiene que “es preciso disponer el oído y escuchar en profundidad, especialmente el malestar social acrecentado por la disminución o el cese de muchas actividades económicas”.
Bajo el subtítulo “La escucha como condición de la buena comunicación” el documento vaticano sostiene que “existe un uso del oído que no es verdadera escucha, sino lo contrario: el escuchar a escondidas”. Y allí Francisco asegura que existe “una tentación siempre presente y que hoy, en el tiempo de las redes sociales, parece haberse agudizado, es la de escuchar a escondidas y espiar, instrumentalizando a los demás para nuestro interés”. Teniendo en cuenta, agrega el Papa, que “por el contrario, lo que hace la comunicación buena y plenamente humana es precisamente la escucha de quien tenemos delante, cara a cara, la escucha del otro a quien nos acercamos con apertura leal, confiada y honesta”.
En la ocasión el Papa aprovecha para introducir, de manera lateral la cuestión de las “migraciones forzadas” un aspecto no directamente relacionado con asunto central del texto que la comunicación pero que surge de manera permanente entre las preocupaciones de Bergoglio. “Las migraciones forzadas es un problema complejo y nadie tiene la receta lista para resolverlo”, dice. Y agrega que “para vencer los prejuicios sobre los migrantes y ablandar la dureza de nuestros corazones, sería necesario tratar de escuchar sus historias, dar un nombre y una historia a cada uno de ellos”. Escuchar esas historias, afirma Francisco, será la manera de cambiar la forma de comprender esas situaciones porque “ya no tendremos números o invasores peligrosos, sino rostros e historias de personas concretas, miradas, esperanzas, sufrimientos de hombres y mujeres que hay que escuchar”.