El adolescente que fuera declarado inimputable y absuelto de la acusación por el crimen de Sandra Palomo declaró como testigo ayer, en la segunda jornada de juicio a 4 jóvenes imputados cómo participes secundarios de este hecho. Dijo que fue citado mediante amenazas de muerte por el acusado H.C. al estacionamiento de un supermercado, y que lo obligaron a "hacer de campana" mientras este joven mataba a puñaladas a la docente. 

En este proceso están acusados Ian Esteban Caro, Ricardo Nahuel Bonifacio, D.R.C. y H.E.C., estos últimos eran menores de edad al momento del hecho, el 31 de agosto de 2019. Los cuatro fueron imputados por el Ministerio Público Fiscal como partícipes secundarios de homicidio triplemente calificado, pero la querella, representada por la abogada Gabriela Arellano y el abogado Javier Latorre, sostiene que fueron coautores.

El primer testigo de la audiencia fue L.N.C.V., que en 2019 fue considerado el autor material del crimen pero fue declarado inimputable porque tenía 15 años y ahora tiene 18 años, aportó ayer elementos en dirección a la hipótesis de la querella. 

 L.N.C.V. vivía en Tres Cerritos al igual que la víctima. En su testimonio se remitió a un jueves anterior al sábado 31 de agosto, y aseguró que el imputado H.C. le envió un mensaje por instagram "diciendo que tenía que hacer algo, que le habían encargado algo, que si no lo ayudaba iba a caer a mi casa, iba a matar a mi mamá, me iba a matar a mí", manifestó, aunque aclaró que no le dijo cuál era el encargo ni quien se lo hizo. Aseguró que H.C. le indicó que se presentara el sábado al mediodía en el supermercado Vea de Tres Cerritos. 

Añadió que como se le había roto el celular, el sábado entró a su cuenta de instagram con el teléfono de su madre, y vió que H.C. le había dejado mensajes diciéndole que ya estaba en el supermercado. Y efectivamente fue al mediodía al estacionamiento de la entrada del supermercado, que no vió a H.C, y se dirigió a la parte de atrás por la calle, hasta el subsuelo. 

L.N.C.V. contó que cuando encontró a H.C., éste tenía un arma de fuego 9 milímetros y una navaja. "Cuando bajé, me apuró, me dijo que había que matar a una señora (...), que le iban a pagar. Estaba muy acelerado. Me fui de campana a las escaleras y el ascensor. Me quise ir. Él me dijo 'si te vas, voy a matar a tu mamá,  te voy a matar a vos, no me importa nada'", relató.

El adolescente indicó que para vigilar el ingreso al estacionamiento fue arriba y preguntó a un guardia por un perro, luego se ubicó en el medio entre las escaleras y ascensor. Cuando estaba ahí vio la camioneta gris Toyota Hilux en la que andaba Palomo. 

"Cuando me dí la vuelta ví que la señora se bajó, una señora de pelo castaño clarito, rubio. Era no tan alta, un poco flaca. De ahí veo que H.C. va y le dice dame todo. Sacó una punta, una faca o navaja. Hizo que la señora se subiera en el asiento del conductor y empezó a darle puñaladas. Me llamó a mí, diciendo que yo maneje", relató el adolescente. Indicó que H.C. cambió de lugar el cuerpo de la mujer, la puso cabeza abajo en el asiento del acompañante y para cubrir el cuerpo le puso encima bolsas de mercadería y la campera de L.N.C.V. 

El adolescente dijo que cuando ya estaba en el asiento del conductor, una empleada del supermercado salió a buscar carritos en el subsuelo que los miraba de un modo "raro". Dijo además que sabía que en ese supermercado había cámaras en la parte de adelante y atrás. Refirió además antes solo había manejado una vez, pero que pudo encontrar el botón de arranque, hizo marcha atrás y chocó un pilar. 

Un recorrido con el cuerpo 

También describió el recorrido que hicieron con la camioneta, relató que H.C. le dijo que encontraran un lugar para deshacerse del cuerpo. Graficó que siempre siguiendo las instrucciones de H.C. fue a la zona de la Universidad Católica, tratando de encontrar un camino al cerro, como no lo consiguieron, volvieron a la ruta que va a Valle Escondido y luego al barrio El Huaico, de donde tomaron la autopista y la avenida Bolivia, pasaron por el centro de la ciudad de Salta, la Terminal, el penal de Villa Las Rosas. Incluso cruzaron por un control vial, y luego fueron a la zona sur, por el barrio San Agustín, donde dijo que H.C. le indicó que entrara a una finca, ahí la camioneta se atascó en la arena, entonces H.C. pidió ayuda a dos hombres que llegaron con dos palas y luego les pagó $500 a cada uno. 

El adolescente añadió que antes H.C. "puso bolsas de mercadería atrás. Cargó el cuerpo y lo puso en la caja que tenía una lona negra". Detalló que la patente se manchó con sangre y H.C. le puso tierra para que no se notara y la dobló hacia arriba.

A continuación fueron a la casa de H.C. en el barrio 25 de Mayo, siempre en la zona sur de la ciudad. Para entonces ya era entre las 16 y 17. 

H.C. sacó un escobillón y un balde con agua para limpiar la camioneta. Recordó que el agua salía con sangre y un hombre en un auto los estuvo mirando. 

El adolescente dijo después que H.C. le ordenó que condujera un par de cuadras hasta la casa de otro imputado, D.C. Siguieron los tres en la camioneta y luego se encontraron con Bonifacio y Caro, "que son amigos de D.C.". Detalló que en ese momento pasó una mujer con un carrito de compras y escuchó que "ellos decían que tenían que enterrar un cuerpo. La señora preguntó qué cuerpo, y uno dijo un perro". 

Y contó que finalmente se deshicieron del cuerpo en un descampado por la zona sur. Dijo que siguieron hasta un pozo, "donde está hundida la tierra", donde D.C. y H.C. se pusieron bolsas en la mano y arrojaron el cuerpo. También tiraron su campera y las plantillas de sus zapatillas que se habían mojado con agua. 

Luego los cinco subieron a la camioneta y volvieron a la casa de D.C., y luego se fueron al barrio Juan Pablo II. Añadió que después limpiaron el vehículo: H.C. puso alcohol al volante, sacó las manchas; Bonifacio y Caro limpiaron la caja. Y H.C. se quedó con la billetera y plata que había en la guantera. En esas circunstancias Caro le preguntó qué edad tenía y quién era su mamá.

El adolescente refirió que después fueron a una fiesta en la avenida Tavella y que ahí H.C. le dijo que descarte la camioneta y lo volvió a amenazar para que no contara lo que había visto. A las 18 o 19 llevó la camioneta al barrio Tres Cerritos, donde la dejó a la vuelta de su casa. 

"Tenía miedo"

L.N.C.V. dijo que la Brigada de Investigaciones fue a buscarlo a las 3 de la madrugada. "Me llevaron al Poder Judicial, Me hicieron firmar. Me hicieron ingresar en el Centro de Menores y ahí terminó todo". Entonces explicó por qué se decidió a hacer esta declaración: aseguró que mientras estaba en ese centro tenía medio, debido a que la madre de H.C. "tenía un contacto en el centro de menores”, y como ahora está en otro instituto y tiene un abogado, perdió el miedo.

L.N.C.V. dijo que en la División Homicidios, cerca de Contraventores, en dependencias de la Ciudad Judicial, lo presionaron para que se hiciera cargo del crimen. "Firmé papeles, no declaré en ningún momento", afirmó. Contó que mientras lo trasladaban en la camioneta policial, "yo lo único que les preguntaba era qué iba a pasar conmigo y cuando me decían que yo me haga cargo, no les decía nada, me quedaba callado".

Después, el adolescente contó que fue a declarar ante la jueza de menores Silvia Bustos Rallé, y que cuando ella le preguntó quién había matado a Palomo, respondió que era H.C., entonces la magistrada buscó fotos de este joven en facebook y las imprimió. Luego no volvió a hablar con la jueza. 

Durante su declaración, L.N.C.V. estuvo acompañado por el abogado Luciano Romano. La jueza Norma Vera, que preside el tribunal de este juicio, le explicó que se lo eximió de forma definitiva de la acusación en su contra y que la causa quedó cerrada porque era menor de edad. Sin embargo, le dijo que tiene la obligación de declarar.