“Buscar detalles como método de supervivencia. De rescate. Fijarse en eso. Dar vuelta las piedras pequeñas. Mirar”, escribe la poeta y narradora cordobesa Eugenia Almeida en un fragmento de Inundación (el lenguaje secreto del que estamos hechos), editado por DocumentA/Escénicas. Este texto, que indaga los subterfugios del lenguaje para encontrar el modo posible de dar cuenta de ese yo que escribe, recibió el Premio de la Crítica al Mejor Libro de Creación Literaria en el marco de la Feria del Libro de Buenos Aires.
También fueron premiados Me acuerdo, de Martín Kohan, y Las señoritas, de Laura Ramos. La singularidad del texto de Almeida es su apelación al lenguaje como una herramienta hecha de una doble voz: la de una mujer que escribe como forma de inmersión en las propias perplejidades y además, inscripta en una cultura y en un tiempo específicos. En medio de esa Babel de 45 mil metros cuadrados y más de 1500 expositorxs que es la Feria del Libro, siempre es posible encontrar libros que articulan esa doble complejidad. Así es como Las12 se perdió en estos laberintos para volver con un puñado de recomendaciones, poniendo un énfasis especial en el trabajo que realizan las editoriales independientes del país.
Y es que son ellas las que, en la mayoría de los casos, apuestan por autorxs que luego adquieren particular notoriedad (por ejemplo, Camila Sosa Villada fue editada por Caballo Negro y por Documenta; Dolores Reyes, por Sigilo; Vera Giaconi, por Eterna Cadencia; Selva Almada, por Mardulce). A la vez, estas editoriales deben enfrentar con particular ingenio la cadena de costos y servicios que requiere un libro, desde la edición y corrección hasta la impresión. Incluso, buscar maneras de asociarse para tener un stand compartido: en la Feria, el metro cuadrado de piso oscila en 24 mil pesos. Es decir, si bien la Feria es una vidriera muy conveniente, las editoriales pequeñas pagan lo mismo que los grandes grupos y compiten por un espacio en condiciones desiguales.
Esto es lo que comentan las ocho editoriales nucleadas en "Un espacio impropio", un flamante núcleo de editorxs transfeministas (1401, pabellón amarillo). “Este nombre busca jugar con la idea del cuarto propio de Virginia Wolf. Queríamos darle una vuelta más, porque la propiedad privada y sobre todo en el contexto de La Rural, nos parecía algo muy rígido. Nuestro espacio excede la propiedad porque nos estamos planteando otras formas de construcción y de relación entre nosotrxs”, explica María Gómez, responsable de Nebliplateada. En este stand se consiguen libros a igual precio que el año pasado. Por ejemplo, el de Almeida y también El viaje inútil, donde Sosa Villada reflexiona en torno a la transescritura (1670 pesos).
Además, Viernes, la poesía reunida de Beatriz Vignoli, una de las poetas más importantes de los últimos treinta años en nuestro país (Nebliplateada, 2700 pesos). En cuanto a poesía emergente, Paisanita acaba de editar Terapia con animales, de Daniela Ema Aguinsky (1090 pesos). Este libro obtuvo el segundo premio en el certamen Alfonsina Storni del Centro Cultural Kirchner. En "Un cuarto impropio" también se puede conseguir el precioso catálogo de editorial Monada, dedicado al rescate de feministas históricas. Se trata de libritos artesanales, cosidos a mano, muchos con ilustraciones de Julia Coppolecchia, inspiradas en las portadas de las revistas Vogue en clave vintage “como modo de interpelar lo que el mercado y la industria patriarcal han considerado material de lectura para mujeres”. Con títulos que rescatan la voz de referentxs como Flor Tristán, Emma Goldman o Audre Lorde, cada ejemplar cuesta 700 pesos.
También están disponibles los catálogos de Gogy Magog, La Lengua en la Calle, La Mariposa y la Iguana y editorial Maravilla. En ese stand y en el de "Todo libro es político" –que desde 2015 reúne ensayos y literatura de editoriales autogestivas– se consiguen los libros de la editorial feminista Hekht. A títulos como El cuerpo lesbiano, de Monique Wittig; Orgasmo, de Sarah Barmark o Belleza fatal, de Mona Cholett, ahora se suma El almanaque de las señoras, de la escritora estadounidense Djuna Barnes (1500 pesos). Editado originalmente en 1928, este texto mestizo que vincula memorias, narrativa, diario y esoterismo, aborda temas como el deseo lésbico, la vejez, la maternidad o la violencia machista.
En este stand (1916, pabellón amarillo) se consigue el catálogo de Tinta Limón (Esferas de la insurrección, de Suely Rolnik, es un imprescindible en estos momentos donde la marea feminista busca nuevas derivas) y además, el poemario Las primeras veces, de Laura Litvinoff (que integra el staff de Las12), editado por Milena Caserola (1050 pesos). Es verdad que algunos libros se encuentran en más de un stand, lo cual es una ventaja para lxs lectorxs, que pueden acceder a descuentos y beneficios diferentes según los días. Es el caso de los títulos de Tinta Limón y del libro de Litvinoff, que también se consiguen en el stand de Periférica Distribuidora (2016, pabellón amarillo).
Quien busque los títulos de la filósofa Anne Dufourmantelle –cuyos textos conjugan ensayo, poesía y psicoanálisis en una alquimia fascinante– puede dirigirse a este stand. Editados por Nocturna, los libros de Dufourmantelle son artefactos inspiradores y explosivos, cuya traducción la autora llegó a supervisar en algunos casos antes de su temprana muerte a los 53 años. Elogio del riesgo es uno de los más recomendados. Otro stand para perderse es el 626 del Pabellón azul, que también reúne a varias editoriales independientes: Sigilo, La Parte Maldita, Entropía, Gourmet Musical, Godot y Leteo. Allí está la nueva novela gráfica de Júlia Barata, artista de origen portugués que vive en Buenos Aires. Se trata de Familia, la historia de una de esas chicas que querés como amiga porque tiene una inteligencia desbordante, usa botas texanas y es capaz de besarte en los baños tras un after hour ajetreado. Mientras ella trabaja como arquitecta puertas afuera, su marido se encarga de las tareas de la casa y pasa la mayor parte del día con el hijo pequeño que tienen en común. Un orden demasiado perfecto para esta experta en simetrías que decide poner en crisis todos los cimientos. Es una coedición entre Sigilo y Musaraña (1800 pesos).
La Parte Maldita está reeditando la obra de Jamaica Kincaid, escritora estadounidense con un pasado colonial (nació en Saint John’s, capital de Antigua y Barbuda, en 1949), que Susan Sontag adoraba. Con brillante traducción de Inés Garland, Autobiografía de mi madre y Lucy son dos novelas potentes, escritas con un sentido del ritmo que la traductora preserva (1500 pesos). Otras autoras de cómics a quienes conviene seguir la pista son Femimutancia, Sole Otero y Alejandra Lunik, todas editadas por Hotel de las Ideas (stand 429, pabellón azul). La Madriguera es lo nuevo de Femimutancia, Lunik firmará ejemplares de su flamante Hablo sola hoy a las 17 y el domingo a las 18 y Otero es ganadora del prestigioso XIII Premio Fnac-Salamandra Graphic con Naftalina, una gran novela gráfica con la crisis de 2001 como telón de fondo (editada por Random House).
Hotel de las Ideas reúne títulos previos de la autora, como Poncho fue y La pelusa de los días. (Todos estos libros oscilan entre los 1000 y 2000 pesos). Libros Silvestres, de Santa Fe, y Ediciones de la Terraza, de Córdoba, llegan por primera vez a la Feria y ofrecen libros-álbum y propuestas para infancias encantadores y sorprendentes. Un hechizo pluripotente, de Virginia Luco y Virginia Giacosa, es una historia de niñas con saberes brujeriles, arcanos de Tarot y feministas históricas que se unen en nombre del bien, con ilustraciones de Flopa. Ecos de la lengua, de la gran María Teresa Andruetto, es una compilación de artículos y reflexiones que la escritora cordobesa comparte con un grupo de estudiantes que la entrevistan para pensar juntos el lenguaje del cual estamos hechxs. El libro incluye un Desglosario, para deconstruir palabras como “pensamiento”, “memoria” o “resistencia”, que tiene además un código QR para escanear y seguir investigando en diversas plataformas. (Stand 2109, pabellón amarillo; los libros oscilan entre los 900 y 1500 pesos).
En cuanto a stands internacionales, se destacan el del Ministerio de Cultura de Perú y el de Uruguay (ambos, en el pabellón amarillo). En el caso de Perú, hay libros de autoras consagradas como las poetas Blanca Varela y Julia Wong junto a escrituras novedosísimas como la de Karen Luy de Aliaga. Su libro de relatos breves Compórtense como señoritas es una belleza en cuanto a contenido y edición al cuidado de Paracaídas, con una portada que advierte “es curioso cómo la gente piensa que nuestra vida depende de una opción”. Karen, justamente, escribe desde los atajos y con una potencia narrativa inusual cuestiona la hipocresía y homofobia de la ciudad donde vive.
Uruguay, por su parte, ofrece toda la obra reeditada de Cristina Peri Rossi (ganadora de la última edición del Cervantes) junto a joyitas de autoras como Ida Vitale, Circe Maia, Lalo Barrubia o Fernanda Trías (ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz). La montevideana Yanina Vidal, ganadora del Premio Nacional de Literatura en 2019, presentó hace pocos días en este stand Tiemblen, las brujas hemos vuelto, para pensar los vínculos entre artivisimo, teatralidad y performance durante los 8M (Estuario ediciones). De esta manera, las feministas de una y otra orilla podemos seguir pensando en qué consiste poner el cuerpo en las calles con una estética fundacional que sigue revelando su enorme eficacia política.