El diputado nacional Javier Milei y el legislador porteño Ramiro Marra, quienes integran la organización política liberal-libertaria “La Libertad Avanza”, se han lanzado a una cruzada contra el movimiento piquetero compuesto por organizaciones de trabajadores desocupados y movimientos sociales de distintas ideologías.
Mientras Milei reivindica la política económica implementada por Domingo Felipe Cavallo, a quien considera "el mejor Ministro de Economía de toda la historia", Marra afirma que "llamarse Movimiento Piquetero es como llamarse Movimiento de Ladrones". Ambas afirmaciones son la demostración de que los liberales son incapaces de comprender la realidad histórica, económica y social nacional de una manera íntegra y coherente.
Los movimientos piqueteros integrados por trabajadores desocupados y precarizados surgen a mediados de la década del '90, como consecuencia de las políticas económicas liberales que ellos defienden y que fueron implementadas por el ministro que reivindican: Domingo Cavallo, quien fue titular del Palacio de Hacienda desde marzo de 1991 hasta julio de 1996.
La primera protesta piquetera se produjo en junio de 1996 y la encabezaron trabajadores desocupados de Cultral Co (Neuquén). Se recordará que antes de los '90 los piqueteros no existían como sujeto histórico-social y que el piquete no existía como metodología recurrente de protesta. El liberal reniega de un sujeto histórico-social (el piquetero) que el mismo creó.
La contradicción liberal
Resulta contradictorio ser liberal y antipiquetero porque las organizaciones piqueteras fueron el resultado de la aplicación de las ideas económicas del liberalismo, las cuales generaron un crecimiento de la desocupación y precarización laboral (empleo informal) durante la década liberal (años 90). Desocupación y precarización constituyeron la materia prima que nutrió a dichas organizaciones. Entonces el padre del movimiento piquetero tiene nombre y apellido: Domingo Felipe Cavallo.
La contradicción liberal es debida a que estos referentes razonan desde el odio emocional cuando lo que corresponde es hacerlo desde los datos y hechos históricos.
Si se analizan los datos, en 1991 Cavallo asume el Ministerio de Economía con una desocupación de 6,5 por ciento y renuncia en 1996 con una de 17,2 por ciento. Ni en el año de la covid-19 y la paralización de la economía en 2020 se logró una desocupación tan elevada como la de Cavallo.
El liberalismo reivindica a Cavallo por el "éxito" de su política inflacionaria pero evita mencionar que la hiperinflación (1989-1991) fue paleada con hiperdesocupación (1991-2002). Lo de Cavallo no fue otra cosa que la paz de los cementerios hasta que finalmente todo el modelo liberal explotó en 2001-2002.
Más informalidad laboral
Por estas razones, al igual que el fenómeno piquetero, el de cartoneros surge como una actividad en la década del '90. Antes de esa década no existía en esa magnitud.
La informalidad laboral (asalariados sin descuento jubilatorio) tuvo el siguiente recorrido: la convertibilidad comenzó en 1991 con 30,6 por ciento de los asalariados en condiciones de informalidad y finalizó en 2002 con 43,8 por ciento.
La hipocresía el liberal o libertario suele hablar de la perdida de la cultura del trabajo, pero a la luz de los datos debería reconocer que fueron las famosas ideas de la “libertad”, con sus masivos despidos por privatizaciones, el desguace del Estado y la aniquilación del empleo industrial (por la apertura indiscriminada de importaciones y por el atraso cambiario de la convertibilidad), las que fulminaron la cultura del trabajo y arraigaron la cultura de la desocupación y la precarización.
El liberalismo y sus políticas dinamitaron al trabajo asalariado como ordenador social. Lo cierto es que conseguir un empleo estable no era un problema hasta la llegada de la globalización neoliberal con Menem y Cavallo como sus genuinos exponentes locales.
Otros mitos liberales
Se puede desmitificar otras tesis liberales, como aquella que predica que la presión tributaria (porcentaje de impuestos nacionales + provinciales sobre el PIB) fomenta el desempleo y la informalidad laboral.
Durante el periodo liberal 1991-2002 la presión tributaria oscilaba entre 15 y 19 por ciento del PIB, mientras que durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner (2003-2015) comenzó a subir hasta alcanzar un 31 por ciento del PIB en 2015.
Ahora bien, cuando la presión tributaria era menor (1991-2002) subió el desempleo, mientras que cuando la presión tributaria fue mayor (2003-2015) bajó desde 17,3 por ciento (2003) hasta 6,5 por ciento (2015).
Algo similar ocurrió con la informalidad laboral: en 1991 era de 30,6 por ciento y comenzó a elevarse hasta que en 2002 alcanzó 43,8 por ciento, mientras que en el periodo de mayor presión tributaria la informalidad laboral, que en 2003 era de 44,8 por ciento, fue disminuyendo gradualmente hasta alcanzar 32,7 por ciento en 2015.
Milei pregona el libertinaje y la anarquía (que caracterizó a la década del 90) y, al mismo tiempo, renegar de sus consecuencias. El liberalismo impone un modelo de sociedad basado en la incertidumbre en donde unos contra otros luchan por subsistir, lo que desemboca en el caos económico y social.
* Analista económico-financiero.