Garupá: Canciones de Ramón Ayala surgió casi natural entre Homero Chiavarino, Julián Venegas y Joel Tortul, sencillamente porque la música de Ayala es inmanente a la amistad que los vincula. Algo que podrá corroborarse esta noche, a las 21 en Sala Lavardén (Mendoza 1085). “Garupá” significa “tierra, lecho, cuna de canoas”; además, es el nombre de la localidad misionera donde nació Ayala. Hacia allí y desde allí, su música navega entre Tortul, Venegas y Chiavarino, los tres en diálogo con Rosario/12.
“Ramón Ayala es la historia viva del cancionero litoraleño. Creo que es un artista de antena grande y herramientas varias –es músico, escritor, pintor–, que trasciende por transmitir una sensibilidad que va más allá de su origen y tiempo: cuando habla del trabajador y de su tierra, resuena en las injusticias de siempre y en la belleza de la tierra entera. Me siento atraído por la profundidad de su simpleza, su búsqueda de una fibra humana de amplio espectro y confín, transmitida con palabras, vivencias y ambientes propios”, comenta Julián Venegas. Según Joel Tortul, Ramón Ayala “dedicó toda su obra al río, el bosque y el monte, pero también al hombre dentro de ese paisaje, con letras que son muy duras, que hablan del problema del hombre común, pero también de una manera muy bella. Eso es lo que tiene que tener una obra de arte, por más duro o trágico que sea aquello de lo que se esté hablando, tiene que tener esa belleza para que podamos disfrutarlo”. “Es un artista único e irrepetible –agrega Homero Chiavarino–, de los más grandes que ha dado este suelo. Es compositor, guitarrista, cantor, poeta, escritor, pintor, entre otras cosas. Es un artista gigante. En su obra propone una nueva forma de componer e interpretar la música del litoral, otra forma de describirla, de decirla, de contarla. No hay dudas en la palabra de Ramón. Es un flechazo directo a la situación, uno puede ver los sitios que nombra, percibir colores, texturas, aromas. Un mensaje certero, firme, sin fisuras”.
-¿Cómo llegaron, en lo personal, ha conocer la música de Ayala?
Joel Tortul: -En mi adolescencia, en las peñas folklóricas; los temas suyos están en el cancionero popular. Pero cuando me fui acercando al río Paraná, a la isla, y empecé a buscar artistas que pintaran este paisaje, ahí apareció Ramón, es impresionante, y creo que todo tiene que ver con el amor desde el cual pinta ese paisaje.
Homero Chiavarino: -Yo lo conocí de la mano de Los de Imaguaré, grupo icónico del chamamé que versionó “Posadeña linda”, obra que le pertenece. Después me llega “El Moncho” de la mano de Ernesto Montiel, “El cosechero” de la mano de Mercedes Sosa, en fin. Conocí la obra antes que al autor. Cuando finalmente lo conocí, descubrí un ser enorme.
Julián Venegas: -Llego a sus canciones al acercarme más a nuestra música popular y a sus intérpretes de ayer y de hoy, a través de colegas, afectos, maestras y maestros. No recuerdo un primer momento concreto. Probablemente haya escuchado por primera vez “El cosechero” en alguna guitarreada, sin saber de quién era. Sí recuerdo escucharlo en vivo en “Mano a Mano” (hoy Distrito Siete) y quererlo inmediatamente, y de dos amores a primera escucha: las interpretaciones de “Pan del agua” y de “Alma de Lapacho”, por Falú/Moguilevsky y Liliana Herrero respectivamente.
-¿Cómo nació Garupá?
Chiavarino: -Con Joel y Julián nos conocemos desde hace un tiempo y teníamos ganas de hacer algo juntos. Nos unió la música, ser de la misma generación y entender parecido cuestiones relacionadas a la cultura popular, a la importancia de la transmisión, al mensaje de los grandes poetas y compositores que fueron decisivos para conformar el cancionero y el oído popular de nuestras tierras.
Venegas: -Veníamos amagando desde el año pasado con hacer un repertorio de música popular, y después de encontrarnos accidentalmente en un concierto de tango y milonga al aire libre, nos cayó el rayo de Ramón. Nos gusta mucho a los tres, y ése es el eje alrededor del cual ordenamos nuestras distintas tendencias.
-¿Qué se aportan mutuamente?
Tortul: -Homero me aporta todo su bagaje, él se ha criado en Paso de los Libres, es un gran chamamecero, no solamente en el acordeón y el canto sino también como compositor. Es un gran artista. Con respecto a Julián, es un artista más urbano, que sin bien ama la música litoraleña se dedica más a la canción, y es quien le va a dar un tinte diferente al espectáculo. Es un gran cantante el “Chula”, porque tiene la posibilidad de cantar muchas músicas y eso se da en muy pocos artistas.
Chiavarino: -Mis compañeros son grandes artistas, de extenso recorrido y experiencia. Aprendo muchísimo con ellos, en cada encuentro, ensayo o charla técnica. Joel es uno de los más grandes músicos que conocí, con quien tengo la suerte de compartir el escenario y la música. Por momentos su música no conoce límites, es universal. Julián es un cantor único, singular, tiene un estilo propio y puede transmitir con su voz las emociones más profundas. Es un placer trabajar con ellos.
Venegas: -Los admiro, aprendo del estudio, oficio y arrojo que tienen. Los moviliza principalmente la pasión por lo que hacen y el compromiso que asumen, sin dejar nunca de divertirse. Seguirles el tranco es un gran desafío para mí.
Como dice Venegas, “este viernes nos juntamos a celebrar la vida de Ramón Ayala, y no solamente somos nosotros tres con nuestros instrumentos (acordeón, piano, guitarra, voces y percusión), sino que se armó una pequeña comunidad contagiada por las mismas ganas, desde la producción, prensa, fotos, arte escénico, luces y sonido. Es un equipo movilizado principalmente por el afecto que sentimos por el Mensú. Y dentro de este grupo, también contamos con dos cantorazas invitadas: Maia López y Viqui Alancay”. “Si bien es un artista reconocido –agrega Tortul– es mucho lo que se desconoce todavía de su obra, así que vamos a disfrutar también de algunas de sus composiciones menos conocidas”. “Garupá viene a celebrar la obra de Ramón Ayala, artista generoso e imprescindible, de los más importantes de nuestra cultura popular”, concluye Chiavarino.