Solo delivery

Argentina tiene una larga tradición pizzera; es en Buenos Aires donde nació la fantástica fugazzetta, marca registrada nacional. Pero a la sencilla grieta que dividía aguas entre la pizza a la piedra o de molde se le sumaron en los últimos años otras opciones, más finitas, elásticas y borde inflado. Orazzio es un buen ejemplo: una marca que apuesta al estilo más napolitano, con pizzas de masa madre y fermentación de 48 horas en frío.

Orazzio se autodenomina “el rey de las masas”, ya que suma también empanadas y pastas a su oferta. Sin local a la calle, solo trabaja con delivery y se puede elegir entre siete variedades de pizza. La reina de la carta es la de mortadela con pistachos tostados, straciatella y pesto de albahaca ($1200). Si bien tiene pizzas bastante tradicionales como la Margherita que viene con salsa de tomate italiano y blend de mozzarellas o la de jamón ahumado y morrones asados ($1300), hay otras que alterarían los nervios de los puristas como la de pollo al spiedo que se prepara con trozos de pollo cocido por tres horas, queso provolone orgánico y orégano fresco; o la pizza de mar que trae langostinos y chipirones asados, alioli de tinta de calamar, salsa de tomates, hierbas frescas y alcaparras fritas ($1600). De yapa, además de la fainá típica, hay otra rellena de queso azul que queda muy bien.

Las empanadas salen del horno de barro, con rellenos conocidos como el de carne cortada a cuchillo o el de cebolla caramelizada y queso, pero también hay de humita y acelga, que sale bien cremosa y trae mozzarella y pimienta de Cayena; de pollo con tomates secos y provolone; y la del mar con pesca blanca fresca, mariscos y vegetales con salsa cremosa ($230 cada una). Todas vienen con salsa gremolata, sweet chili y un alioli de curry.

Como último capítulo, las pastas se elaboran a base de sémola de grano duro y huevo de campo y pueden ser cortas, largas o rellenas: la lasagna de cinco capas se lleva los aplausos ($1100). Para comer en casa y compartir con amigos, Orazzio propone una cocina de raigambre italiana con mirada argentina.

Orazzio. Pedidos por el link de su Instagram @orazzio.ar y en pedidos.masdelivery.com/orazzio.

Con música y amigos

Pizza y amigos, la mejor combinación: es que esta comida, con su forma redonda y porciones para comer con la mano, parece haberse inventado para ser disfrutada en grupo. Y ahí es donde brilla Francisca del Fuego, ese restaurante que abrió en el corazón de los bosques de Palermo, con todo ese aire libre al alcance de la mano. Allí se puede comer bien, beber rico y, si es viernes, escuchar algún concierto en el marco del Francisca Social Club (con músicos y djs invitados desde las 18). 

Mientras suenan los beats se pueden probar algunos de los platos de la nueva carta del lugar rediseñada ahora por Valentín Grimaldi, popular cocinero muy presente en redes sociales que supo dirigir Tastemade en español y que conduce también el Food Truck Challenge en Sonny Channel. Las pizzas son de masa madre de fermentación lenta (entre 24 y 48 horas), ligeras y con el borde bien gordito cocinadas en un horno de barro que no se apaga nunca. 

Una de las favoritas es La desconocida stracciatella que se prepara con tomates biodinámicos infusionados con albahaca y ajo, stracciatella, castañas de cajú y oliva ($1250); también la Rosa de los vientos que trae mozzarella, parmesano, quesos reggio y cheddar inglés con oliva y pimienta negra ($1050). Cuentan además con una opción vegana con tomate, aceitunas negras y alcaparras, babaganoush y albahaca fresca.

Entre los platos de estación incorporados por Grimaldi hay appetizers (disponibles entre las 18 y las 20) como el tostón de focaccia crocante con mozzarella fundida, hongos asados, rúcula fresca y reducción de aceto; o las papas con especias picantes y gremolata cítrica. A las clásicas milanesas de ojo de bife en sus versiones Napolitana y Fugazzetta se suma una suprema de pollo “Casi Maryland”, con bechamel, choclo grillado y morrón asado; y una milanesa de berenjena con tomate orgánico, queso mozzarella fundido, ajo frito y orégano fresco (desde $890). De postre, un rico flan de dulce de leche con vainilla y crema de cardamomo, tiramisú y un cremoso con chocolate con centro de dulce de leche (desde $440) que es una bomba.

Francisca del Fuego queda en Avenida Infanta Isabel 220, arco 14. Horario de atención: lunes a viernes de 17 al cierre; sábados y domingos de 12 al cierre. Instagram: @franciscadelfuego.

Menú italiano

Una pizza, hecha con amor y buenos ingredientes, es imposible de resistir. La que Gustavo Sacot prepara en Tana tiene esas características: llega a la mesa humeante, es liviana y con un tamaño ideal para terminarla como entrada o para elegir varias y disfrutarlas todas. De cocción muy rápida, sale con los bordes inflados y tostados, bien finita en el centro, perfecta para doblarla por la mitad y evitar que el queso derretido se pierda por los costados. 

El menú tiene once pizzas fijas y suman una especial por semana. Para la tradición hay sabores conocidos como la fugazzetta o la caprese; para paladares aventureros, la azul que lleva Patagonzola (ese tremendo queso elaborado por el patagónico Mauricio Couly), peras, cebollas confitadas y nueces; y la Nduja que viene con este intenso embutido de origen italiano, además de hinojos caramelizados, mozzarella fior di latte y salsa de tomate (desde $990). También hay productos que pueden añadirse como topping: boquerones, Grana Padano y anchoas, entre otros. La fainá, una de las mejores compañeras de la pizza, viene en versión tradicional o la “veggie” con muzzarella, alcauciles, tomates secos y olivas negras: lo que abunda no daña.

Tana cuenta con propuestas para distintos momentos del día: desayunos con pastelería de Pamela Villar, hora del vermut con aperitivos y picadas; y almuerzos y cenas donde la carta se extiende con platos para todos los gustos. Como buen restaurante italiano no pueden faltar las pastas y el risotto (desde $1400) pero no hay que desatender la pesca blanca que llega fresca y se elige en el día. Entre las entradas, los boquerones de Mar del Plata nunca fallan al igual que los calamarettis grillados o el carpaccio de lomo (desde $650). La carta de vinos tiene etiquetas para todos los bolsillos. Y en los postres vuelven los productos de Pamela Villar con un alfajor de amaretti , chocolate y frambuesa y un flan de naranja y leche condensada que son maravillosos.

Tana es un lindo lugar, espacioso, con iluminación tenue y un jardín interior donde comer rico y pasar un buen rato.

Tana queda en Castañeda 1885. Horario de atención: martes a domingos de 8.30 a 24. Instagram: @tana.restaurant.