Francia aceptó el reclamo argentino de restituir los restos robados del cacique tehuelche Liempichún Sakamata que estuvieron expuestos hasta 2009 en el Museo del Hombre, en París, luego de que el conde francés Henry de La Vaulx profanara su tumba a finales del siglo XIX. La decisión se informó oficialmente tras el encuentro entre los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Francia, Emmanuel Macron.
El proceso de restitución comenzó formalmente en junio de 2015 a través de la Cancillería argentina, encabezada en ese momento por Héctor Timerman, que gestionó una solicitud de sus descendientes: tanto los Sakamata, residentes en Puerto Madryn, como del Lof Liempichúm de Río Senguer, las dos comunidades localidades ubicadas en la provincia de Chubut.
El esqueleto del cacique recaló en el museo de París luego de que en 1896 el conde se llevara a Francia el esqueleto y su ajuar funerario compuesto por un estribo, pendientes y monedas -todo de plata-, entre otras pertenencias del hijo del cacique Liempichúm, a quien de La Vaulx había conocido personalmente.
"Repatriarlo nos permitirá establecer el kume felen (equilibrio vital) en nuestros territorios, su restitución tiene importancia política, social, cultural y espiritual", aseguraron los descendientes del cacique al conocer la noticia. También, destacaron que la restitución "es una forma de reparación histórica hacia nosotros como pueblos originarios. Es reconocer que, como comunidad, estamos vivos y presentes en el territorio", indicaron.
Cómo fue el robo de los restos óseos del cacique
Entre marzo de 1896 y julio de 1897, el conde de La Vaulx recorrió el sur del país y tomó contactos con los tehuelches de esa región e hizo todo lo posible para ganarse su confianza.
La estatura de los tehuelches, y en especial la de Liempichún Sakamata, llamó poderosamente la atención a La Vaulx, por lo que a la muerte de éste desenterró sus huesos con el fin de llevarlo a su país y entregarlo al Museo del Hombre. Darwin refirió que la altura de "los famosos gigantes patagones" era de "6 pies", es decir, 1,82 metros), aunque "algunos son más altos". Otros expedicionarios que registraron la Patagonia antes que él describen que medían entre 2 y 2,7 metros.
El conde francés, también se llevó unos 1.400 objetos entre minerales, metales, cerámicas, insectos, esqueletos de mamíferos y una importante colección de restos humanos de las comunidades originarias de la región, todo embalado en 29 cajas con un peso total de 1.371 kilos.
La Vaulx vino a Argentina por encargo del Ministerio de Educación de Francia para buscar restos óseos de la Edad de Piedra. Sin embargo, lejos de realizar excavaciones arqueológicas, se dedicó a profanar y saquear tumbas de personas fallecidas hacía poco tiempo, además de obtener fotografías y otros objetos arqueológicos y etnográficos gracias a la confianza que se ganaba de los pueblos tehuelches.
La ubicación de los restos fue realizada por el historiador argentino Julio Esteban Vezub, investigador del Conicet, quien los locallizó como parte de su trabajo de investigación sobre la expedición de De la Vaulx a la Patagonia. Aunque se suponía que estaban en Francia, no se conocía en qué museo estaban depositados. En una recorrida por el Museo del Quai Branly, encontró primero el ajuar funerario, y después localizó el cráneo en el Museo del Hombre, donde estaban depositados los esqueletos coleccionados por el conde.
El significado de la repatriación
A partir del descubrimiento de Vezub, la restitución fue solicitada por parte de sus descendientes, en un trámite que involucró a la Cancillería argentina y al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). “Numerosas comunidades de la provincia fueron sumando su apoyo a lo largo del reclamo. Recién a partir de esta nueva gestión, el INAI cuenta con un área que se dedica exclusivamente a atender los asuntos internacionales, lo cual potenció el reclamo de la comunidad”, contó la presidenta del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Magdalena Odarda.
La restitución de Sakamata “es parte de una perspectiva de respeto y derecho hacia las tradiciones y valores culturales de cada comunidad”, destacó la titular del INAI. “Representa un profundo respeto por su espiritualidad. Porque estos ancestros y sus restos marcan una presencia en el territorio, vinculándose y comunicándose con los seres vivos y con el entorno. Las restituciones articulan y fortalecen las identidades indígenas, al mismo tiempo que se transforman en una reparación histórica”, agregó.
En esa línea, la funcionaria sostuvo que “reconocer que estos restos mortales pertenecen a un pueblo y a un lugar es reconocer que ese pueblo o esa comunidad está vivo y presente en el territorio”.
Cómo será la restitución de los restos
El viaje de los restos de Sakamata lo está coordinando el Programa Nacional de Restitución de Restos Humanos Indígenas de la Dirección de Afirmación de los Derechos Indígenas del INAI, a través de Cancillería, con los ministerios de Europa y Asuntos Exteriores y de Cultura de Francia y con las comunidades de Chubut y el Municipio de Sarmiento.
“Los tiempos los impone la pandemia. Esperamos que este año finalmente se realice la restitución de Liempichúm a su territorio ancestral”, explicó Odarda.
Según lo que solicitó el Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores, los restos de Liempichúm Sakamata esperarían en Sarmiento, Chubut, a que se apruebe su restitución en el Parlamento francés.
“Luego, según la cosmovisión de los pueblos mapuche y tehuelche será honrado como se merece todo ser humano en su comunidad”, precisó.
Asimismo, la titular del INAI detalló que todavía “están abiertos otros dos casos con el Museo del Hombre”, ya que existe un reclamo “sobre otro de los ancestros que se llevó el conde francés, quien se apropió de 18 esqueletos y 100 cráneos de comunidades nativas de toda la Patagonia”.
También hay un pedido de ubicación y restitución del cacique Guaycurú Lisali, que fue regalado al príncipe de Orleans, agregó Odarda.