A la dramaturga, directora y poeta Consuelo Iturraspe, le interesaba trabajar la temática del duelo y abordar una separación como una muerte en sí misma. Eso la llevó a escribir Cemento, una obra de teatro que recibió el Premio Estímulo a la creación y producción de las Artes Escénicas del Banco Ciudad 2020-2021 y que ahora se presenta todos los viernes en el Espacio Callejón. Bajo su dramaturgia y dirección, la puesta narra una historia de desamor entre dos hombres que transcurre en los 80’s.
Leonel Elizondo, Flor Piterman, Ana Sofía, Julián Piterman protagonizan la historia que sucede en una época en particular y “no sólo por una cuestión estética”, fundamenta la directora. “Si bien en los 80’s comenzaron a fortalecerse las organizaciones y movilizaciones por la lucha contra la homofobia, la epidemia del VIH acentuó la patologización de la homosexualidad. El personaje que interpreta Leonel encuentra en la escritura epistolar un modo de ser correspondido (por eso escribe, para entablar una conversación, para hacerse preguntas o lanzarlas al mundo, para recibir, de algún modo, respuestas), pero también para interrumpir un silencio y hablar, por primera vez, de su propia historia”, expresa.
Iturraspe estudió Dramaturgia en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático de Buenos Aires y asistió a numerosos talleres de escritura. Además de Cemento, es autora de las obras Marisa Wayner Vende (ganadora del concurso Óperas Primas 2018 del Rojas), Beatriz Beatriz (ganadora del primer Concurso de Dramaturgas Argentinas), Un tiro cada uno (seleccionada para participar en el FIBA 2020 y escrita en la Beca del FNA 2016 junto a sus compañeras de grupo de escritura feminista Cabeza). Además, escribe poesía. En 2020 publicó su poemario “Acaricio Perros” en la Editorial Santos Locos.
La escritora también cuenta que su devoción por la escritura es algo que proviene de hace muchos años: “de niña era muy mentirosa. Con el tiempo me di cuenta de que inventaba porque tenía la necesidad de construir un presente distinto. Soy de Santa Fe, hago talleres de actuación desde los 7 años, pero recién a los 20, ya en Buenos Aires, entendí que me gustaba estar del otro lado, en la dramaturgia y la dirección”. Para ella, la escritura es un espacio íntimo de conversación. “Escribo porque no sé pensar sin escribir, así que escribo sobre temáticas que me atraviesan, postales sociales que me dejaron alguna huella”, afirma.
-¿Cómo nació Cemento y luego la idea de presentarlo al Premio Banco Ciudad a las Artes Escénicas?
-Cemento se desprende de una investigación epistolar que realizo desde hace varios años. Quería trabajar el pasaje de un lenguaje a otro, hacer una traducción formal. Entender los desafíos que implicaba llevar a escena un texto pensado como carta, abrirme a los interrogantes sobre la temporalidad que exige la teatralidad y descubrir las distintas espacialidades que evocan y trafican las cartas. El texto ya estaba escrito cuando llegó la pandemia y las posibilidades de hacer teatro eran mínimas. Cuando vi la convocatoria del Premio Estímulo a las Artes Escénicas entendí que era un empujón necesario y comencé a trabajar en concreto para presentar el proyecto.
-¿Cómo vivieron con el equipo todo el proceso de trabajo?
-Comenzamos a ensayar en 2020 cuando todavía las salidas eran limitadas. Hicimos una pequeña burbuja de equipo artístico técnico con Leonel Elizondo, Camila Romagnolo y Agustín Obregón. Ahí empezó todo, los encuentros tenían potencia y crecía un entusiasmo inesperado para el contexto que atravesábamos. Luego apareció la necesidad de que el material dialogara con el lenguaje musical y convoqué a Ana Sofía, Flor Piterman y Julián Piterman para conformar una banda que pueda tocar en escena canciones de la época y enriquecer el universo.
-¿Qué implicó dirigir tu propio material?
-Dirigir es un trabajo de enorme esfuerzo y de permanente cuestionamiento del deseo. Cuando estoy montando una obra mi vida entera está ahí, el proceso es muy placentero y al mismo tiempo muy desgastante. Lo que más celebro del teatro tiene que ver con la bondad del trabajo colectivo como herramienta fundamental. En esta última experiencia descubrí que tengo el don de armar buenos equipos: me rodeo de gente talentosa que además trabaja con el corazón en la mano.
*Cemento puede verse los viernes a las 20 en
Espacio Callejón (Humahuaca 3759).