El Ministerio de Salud de la Nación anunció la semana que aplicará “lenguaje inclusivo y no sexista” en sus documentos oficiales, reuniones y políticas públicas.
En el marco de una política de “eliminación de toda forma de discriminación y violencia” y de promoción “de derechos humanos en relación con la orientación sexual e identidad de género”, la cartera aplicará los Principios de Yogyakarta elaborados por el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en 2006.
Para analizar el fenómeno del lenguaje inclusivo, el lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski explicó en AM750 que hay dos clases de reacciones ante este fenómeno que tienen que ver con “dos grandes posicionamientos ideológicos”. “Hay una reacción que uno puede ver que es adversa, pero que no es tan violenta, que no es tan irritada, que tiene que ver con ideologías lingüísticas, con la idea de que la lengua es una cosa que no se puede tocar, que no se mueve, que no se modifica, que está escrita en una especie de código eterno y no evoluciona y no debe evolucionar”, sostuvo.
Del otro lado, la reacción “más violenta, más irritada”, señaló, viene de las personas que se oponen a hitos legislativos como pueden ser el matrimonio igualitario o el derecho al aborto legal.
En el mismo sentido, se explayó sobre cierto grupo que se opone a este cambio lingüístico porque no lo consideran inclusión frente a otras agendas: “una agenda no excluye a la otra. La agenda del lenguaje inclusivo tiene que ver con la igualdad de géneros. No porque haya otro tema, en otro lugar, que otra persona considere más importante, invalida la demanda y el reclamo que está como condensado en esa marca discursiva que es, por ejemplo, el uso de la letra E en determinadas palabras referidas a seres humanos”, remarcó.
El caso del Ministerio de Salud
Refiriéndose a la recomendación de usar el lenguaje no binario en la cartera sanitaria, Kalinowski dijo que esto “no es una novedad en las instituciones” porque ya viene hace rato en el Ministerio de Economía o en el de las Mujeres de la Provincia de Buenos Aires.
Y, además, subrayó que es un “tema técnico”: “Hay tres vocales que se pueden traducir con un significado asociado a un género, la O, la A, y la E”.
“la O tiene una desinencia masculina _en la mayoría de los casos, la A, femenina y la E, que aparece en el adjetivo de dos terminaciones (el grande, la grande) y en los pronombres (le doy)”.
De esta manera explicó entonces que “los hablantes extrajeron una suerte de relación prototípica de la E con la neutralidad".
Asimismo afirmó que el uso de la E sería un “intento de crear en el otro la conciencia de una injusticia que persiste, de pronunciarse políticamente, de interpelar a un otro y de reclamar que ciertas cosas cambien y mejoren”.
“No estamos buscando que la gramática cambie, sino que cambie la sociedad”, sentenció.