El juicio con jurados populares que se le sigue a Fernando Farré por el femicidio de su esposa Claudia Schaefer, cometido en 2015 en el country Martindale del partido bonaerense de Pilar, se reanudará hoy con los alegatos de las partes, a partir de las 9, ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro.

Primero será el turno de las fiscales Carolina Carballido Calatayud y Laura Zyseskind; luego el abogado de la familia Schaefer, Jorge Sandro; y, por último, el defensor particular Adrián Tenca.

Fiscales y querella adelantaron que pedirán que Farré (54) sea condenado a prisión perpetua por haber cometido un homicidio calificado “a sangre fría” y “preparado”.

Mientras que el defensor Tenca dijo que planteará dos lineas: la “inimputabilidad”, es decir, que su cliente no comprendía lo que hacía cuando mató a su esposa y debe ser absuelto; y la “emoción violenta”, que implicaría una pena menor a la prisión perpetua que reclamarán los acusadores.

Luego de los alegatos, el juez Esteban Andrejín, a cargo del TOC 2 y quien coordina el debate, se reunirá en una audiencia privada con las partes para definir las instrucciones que se les darán a los 12 jurados para que mañana pasen a deliberar y arriben en el mismo día a un veredicto.

La particularidad del juicio por jurados es que para que el imputado sea condenado a prisión perpetua el bloque acusador deberá lograr la unanimidad de los 12 jurados que voten, mientras que para la emoción violenta o la inimputabilidad se necesita una mayoría de 10 votos.

El viernes pasado concluyeron las testimoniales con las declaraciones de los peritos de la defensa: el psiquiatra forense Enrique Da Rosa, y la psicóloga Karina Levchuk, quienes apuntaron a la inimputabilidad del acusado al asegurar que no pudo comprender lo que hacía al momento del ataque porque estaba en un “trance”.

La tarea de los peritos de la defensa aplica al criterio de que el femicidio fue producto de una anormalidad, sea circunstancial o permanente. 

Tal criterio choca de frente con el que el sábado movilizó a miles de mujeres en todo el país para reclamar contra la violencia machista. Las cifras, a razón de una mujer asesinada como tal por día, hablan de lo normales que son estas anormalidades.

“Que se quedara en el lugar indica que no quiso huir, estaba en un trance hipnótico de anestesia emocional”, enfatizó la psicóloga; en tanto que el psiquiatra consideró que una persona “con esa capacidad intelectual no puede cometer un crimen de esa torpeza”, lo que demuestra que “estaba disociado por su estructura narcisista”.

Las apreciaciones de estos dos testigos se contraponen con las de las peritos oficiales que analizaron psiquiátrica y psicológicamente a Farré y que en el juicio ratificaron sus conclusiones respecto a que el día del hecho el imputado pudo comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones, que actuó como consecuencia de una “herida narcisista” y que nada les dijo durante las entrevistas sobre que mató a su esposa por una infidelidad de ella.

Las psiquiatras Liliana Varela y Ana María Harlap concluyeron en su informe que “la conducta homicida respondió a una etapa reflexiva por parte del victimario y reconoce un ánimo preexistente de malestar, ira, celos o resentimiento que actuó persistentemente sobre su personalidad y que culminó en la descarga motora delictiva”.

En su pericia psicológica, las licenciadas Adela Ahuad y Silvina Alberino afirmaron que Farré “interpretó la denuncia de violencia de la víctima, el establecimiento del perímetro de exclusión del hogar y el retiro de sus pertenencias del domicilio conyugal como una vejación y provocación, habiéndolo vivido como una emboscada y una revancha por parte de su esposa”.