El gobierno de Finlandia anunció el domingo su intención de entrar en la OTAN mientras que, en paralelo, el partido gobernante de Suecia dio su visto bueno a la candidatura a la alianza atlántica con el telón de fondo del ataque militar ruso sobre Ucrania. El anuncio marca un contundente giro en la política de no alineamiento de Finlandia, sostenida durante más de 75 años. Suecia, por su parte, puede poner fin a una postura que se remonta al siglo XIX. En ambos casos será necesario pasar por el Congreso, con muchas chances de aprobación, para dar curso al pedido formal. Turquía se opone al ingreso de las naciones nórdicas a la OTAN y las acusa de ser refugio de terroristas, mientras que para Rusia la decisión constituye un "error".
"Se abre una nueva era" para Finlandia
El presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, y el gobierno finlandés aprobaron formalmente este domingo en una reunión la solicitud de ingreso del país nórdico en la OTAN, que previsiblemente será ratificada por el Eduskunta (Parlamento) en el transcurso de esta semana. "Hoy es un día histórico, se abre una nueva era. Nace una Finlandia protegida como parte de una región nórdica estable, fuerte y consciente de sus responsabilidades", dijo Niinistö en una rueda de prensa junto a la primera ministra, la socialdemócrata Sanna Marin, al término del encuentro.
Niinistö calificó el proceso de integración a la OTAN como "una prueba del poder de la democracia", que es respaldado de forma mayoritaria por los ciudadanos, los partidos políticos y los diputados del Eduskunta. "Finlandia va a maximizar su seguridad y esto no es en perjuicio de nadie", sostuvo el presidente en una velada alusión a la vecina Rusia, que ve como una amenaza el ingreso finlandés en la alianza atlántica.
La histórica decisión supone un giro de 180 grados en la tradicional política exterior del país nórdico y pone fin a casi ocho décadas de no alineamiento militar. Finlandia achaca este cambio radical al nuevo entorno de seguridad europeo, surgido a raíz de la invasión rusa de Ucrania, y a las reiteradas amenazas de Moscú para intentar frenar la ampliación de la OTAN hacia sus fronteras.
La decisión de solicitar el ingreso en la OTAN debe ser todavía aprobada por el Parlamento, aunque está previsto que logre un amplio respaldo dado el gran consenso que existe entre los partidos políticos. Todas las formaciones con representación parlamentaria se han mostrado favorables al ingreso, a excepción de la minoritaria Alianza de Izquierdas, que todavía no se pronunció.
El sábado el presidente Niinistö llamó a su par ruso, Vladimir Putin, para informarle de la decisión tomada. Putin le respondió que adherirse a la OTAN "sería un error, ya que no hay ninguna amenaza para la seguridad" de Finlandia, señaló el Kremlin.
"Lo mejor para los suecos es entrar en la OTAN"
Finlandia fue la primera en tomar la iniciativa para sumarse a la OTAN y Suecia le sigue el ritmo, temerosa de encontrarse como el único país a orillas del mar Báltico, a excepción de Rusia, fuera de la alianza liderada por Estados Unidos. "Lo mejor para la seguridad de Suecia y los suecos es entrar en la OTAN", dijo en rueda de prensa la primera ministra Magdalena Andersson, cuyo gobierno de un solo partido en minoría anunciará este lunes formalmente su decisión después de un debate parlamentario en el que cuenta con el respaldo de los principales partidos.
Andersson mencionó como argumentos clave la guerra en Ucrania y la postura finlandesa para justificar un giro radical en un partido que hizo de la no alineación una seña de identidad durante décadas. "La no alineación militar nos ha servido bien, pero no lo hará igual en el futuro. No es una decisión que tomemos a la ligera, pero debemos adaptarnos a la realidad", dijo Andersson, mientras la ministra de Exteriores, Ann Linde, aseguró que no existe actulamente otra alternativa "realista" fuera de la OTAN.
Andersson señaló que hay "un antes y un después" del 24 de febrero, fecha de inicio de la invasión rusa de Ucrania, y que Suecia quedaría en una posición "muy expuesta" si fuera el único país báltico no integrado en la OTAN. La primera ministra remarcó que la decisión no va "en contra de Rusia", aunque admitió que espera algún tipo de represalia de Moscú en forma de "ataques cibernéticos, híbridos u otras medidas".
La jefa del gobierno sueco había descartado dos semanas después del inicio de la intervención rusa la entrada en la OTAN por considerar que empeoraría la seguridad en la zona, cuando los opositores a la Alianza aún eran mayoría en el Parlamento. El giro tomado por el gobierno socialdemócrata y la rapidez del proceso han generado algunas críticas externas, de sus aliados socialistas y ecologistas, e internas, como las juventudes del partido, que este domingo exigieron que garantice que Suecia estará libre de armas nucleares y nunca acogerá bases militares extranjeras.
El rechazo de Turquía y Rusia
Pese a algunas objeciones expresadas por Turquía, los miembros de la OTAN "van por buen camino" en las discusiones para dar luz verde a la entrada de Suecia y de Finlandia, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores de Croacia, Gordan Grlic-Radman. Por su parte el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se declaró confiado en resolver las preocupaciones turcas e insistió en que el país no se opone a las solicitudes de adhesión.
Ankara acusa a los dos países nórdicos de laxitud ante los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en guerra con Turquía y que está en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea. El ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, se dijo sin embargo dispuesto a discutir con los dos países y con los otros miembros de la alianza.
El dirigente se mostró conciliador el domingo con Finlandia, pero centró sus críticas en las "declaraciones provocadoras" de Suecia, con la que las relaciones han sido a veces tormentosas en los últimos años.
Rusia, por su parte, insiste en que las naciones nórdicas no tienen nada que temer, pero dejó de suministrar electricidad a Finlandia. Moscú rechaza la instalación de bases de la alianza atlántica en el territorio de un país con el cual comparte una frontera de más de mil kilómetros.
El proceso de adhesión a la OTAN dura varios meses y requiere del apoyo unánime de los 30 miembros de la alianza transatlántica. Mientras se tramiten las solicitudes, que pueden tardar meses, la alianza ofrecerá a ambos países garantías provisionales de seguridad.