Esta semana en distintos lugares del país volverán a reunirse las organizaciones piqueteras que protagonizaron el jueves 12 la Marcha Federal con el pedido de “más trabajo, un salario digno, y contra el hambre y la pobreza”. Entre las opciones planteadas por las organizaciones se propone --en la continuidad del plan de lucha--, nuevas concentraciones para insistir en visibilizar los reclamos. Y señalan para ésto emblemáticos sitios de los sectores económicos concentrados como la Sociedad Rural.
También, junto a los sindicatos, buscan insistir en un paro general convocado por la CGT tal como pidieron este jueves desde el escenario en Plaza de Mayo. “Creemos que los sindicatos, y también la CGT, son de los trabajadores, no de un gobierno ni de un partido –puntualiza Eduardo Belliboni, del Polo Obrero--, y los trabajadores tienen que poder expresar su bronca frente al ajuste y a un salario muy bajo. ¡Si hasta las patronales se movilizan! Por eso exigimos un paro nacional frente a los reclamos”.
Así, tal como ocurrió en marzo, cuando decidieron concretar esta marcha como parte del plan de lucha que se inició con dos acampes en la 9 de Julio; esta semana “vamos a reunirnos en las provincias y luego en un plenario para definir las próximas medidas”, explicó Belliboni al ser consultado por Página/12. “Vamos por el trabajo y contra los salarios de hambre. Nos vamos a reunir esta semana con toda la Unidad Piquetera, y de ahí van a salir las fechas, el cronograma del plan de lucha”.
“Somos más de 40 organizaciones, tenemos que consensuar, evaluar, ver cómo seguimos”, suma Silvia Saravia de Barrios de Pie - Patria Libre. “Primero tenemos que ver como Unidad Piquetera qué decidimos. Después en un nuevo plenario nacional definir el nuevo plan de lucha”, aclara. Para las organizaciones de izquierda que convocaron a diferentes sectores enfocados en reclamos básicos como la alimentación y el trabajo genuino, el plan trazado hace dos meses y la misma marcha --votada en el plenario del 11 y 12 de marzo-- ha dado buenos resultados. “Reclamamos trabajo, salarios dignos y que no haya hambre en la Argentina, un país que produce alimento para 400 millones de personas”, detalló Belliboni el jueves frente a la Casa Rosada.
Y aunque en algunos carteles podía verse la consigna “Que se vayan todos”, Silvia Saravia se ocupó de explicar que eso expresa la pluralidad de la organización y no un reclamo unificado. “Esta Unidad Piquetera pudo superar diferencias y construir acciones de lucha que han logrado muchas cosas, pero no son suficientes”, se explaya Saravia al hacer un balance del acto. Se refiere a una primera acción: el acampe en la 9 de Julio de fines de marzo “que logró que el gobierno actualizara el monto de la tarjeta Alimentar”. La segunda acción –otro acampe los primeros días de abril-- logró que se actualice el bono para jubilados y trabajadores informales. Y al comenzar esta marcha “el gobierno tuvo que anunciar el aumento del salario básico. Todo es muy bueno, pero insuficiente", afirma Saravia.
“Lo que dicen los liberales sobre la riqueza que derrama cuando las ganancias crecen, no se estaría verificando –señala Saravia--, aun quienes tienen trabajo registrado hoy ganan por debajo de la línea de pobreza”. La dirigente rescata, sin embargo, un diálogo casi permanente “pero muy demorado” en la resolución de las respuestas del gobierno. “Respecto a los alimentos seguimos con un déficit grande en la entrega para los merenderos, demoras en la renovación de los convenios y en la entrega de herramientas para los emprendimientos”.
Aunque el marco del gobierno de Alberto Fernández no es un dato menor. A pesar de no tener respuestas concretas luego de esta protesta en particular, las organizaciones reconocen los avances en cada instancia del plan que culminó el 12 en Plaza de Mayo. Que no es la primera Marcha Federal ya que los movimientos sociales (desde la UTEP), establecieron esta modalidad cuando en 2016 se posicionaron frente al gobierno de Mauricio Macri. Y lograron la Ley de Emergencia Social, el reconocimiento de la economía popular como parte de una nueva dinámica laboral y establecer un salario social complementario que en la actualidad alcanza a 1.300.000 trabajadores.
Hoy, en la evaluación del acto del 12, donde confluye el plan de lucha planificado por los delgados de la izquierda, Belliboni explica: “Desde La Quiaca y desde Ushuaia, se pasó por más de cien ciudades y esto tuvo mucho impacto aunque los medios le dan más visibilidad a cien tractores –por las protestas de las patronales agropecuarias-- que a la gente movilizada con gremios que nos apoyaron como en Córdoba, Rosario, Misiones, el Chaco o Neuquén, donde sectores del movimiento obrero también se movilizaron y esto significa un paso adelante, en la unidad de obreros y desocupados, hay un plus a tener en cuenta en el balance”.
Las críticas al gobierno nacional, que según explican las organizaciones piqueteras no abrió el diálogo después de esta movilización, se concentran en la falta de planes y subsidios. De “trabajo genuino y de un salario digno”, puntualiza Belliboni. “El que tiene que responder es el gobierno –afirma el dirigente del Polo Obrero-- desde el ministerio de Desarrollo Social, de Trabajo, o convocando al Consejo del Salario para que el salario mínimo vital y móvil que se votó hace dos meses entre el gobierno y las patronales supere al menos la canasta de pobreza”, apunta sobre el trabajo formal.