Hoy cerrará sus puertas, la 46 Feria internacional del libro de Buenos Aires, que tras la pausa provocada por la crisis sanitaria, contó con una asistencia multitudinaria. En ese marco, Silvia Guzmán, coordinadora del stand provincial, manifestó que el número crecía durante los fines de semana y que el público se interesó por la poesía salteña, el género infantil y la historia.
“La obra de Santiago Sylvester tuvo muy buen recibimiento, lo mismo que los poemarios de Sara Mamaní. También 'Paraje', de Carlos Aldazábal; en infantil, los libros de Silvia Katz, 'El duende amigo' y la novedad 'El michi blanco', que cuenta con ilustraciones de Diego Barletta y la autoría de Carlos Gutiérrez Bastia. Tiene la particularidad de que, además de en español, se editó en inglés y en braile”, enumeró Guzmán y amplió: “También se vendieron libros de arqueología, sobre el litio y 'La mirada de Güemes', de Abel Cornejo. El balance de esta feria es muy positivo”, indicó.
Ahora bien, más allá de la vidriera que representa este evento literario ¿qué sucede hoy en el universo de las editoriales locales? Diferentes voces responden y trazan un mapa de la actualidad salteña en el área.
En primer término, Juan Carlos Palavecino, responsable de EDUNSA, describió: “El caso nuestro es el de una editorial universitaria. Con lo cual, el rol que tenemos es el de la transmisión de todo lo que se investiga, trabajos producto de la propia cátedra que se van desarrollando a lo largo de los años y se traducen en libros”.
Palavecino consideró que “En Salta hay muy pocas editoriales como corresponde o como debería ser una editorial, hay algunas contadas con los dedos de la mano. Ni la editorial de la universidad es una editorial. Siempre decíamos que éramos un centro de impresiones. Y esto, porque nosotros no tenemos una estructura editorial. Cuando hablamos de estructura editorial, hablamos de todos los procesos que va llevando al libro producto final. Todas las instancias previas: el corrector de estilo, el diseño de obra, el diagramador, el editor, que corresponderían a la estructura editorial”, dijo y subrayó: “Eso hace que en Salta, que es muy característica por los autores de aquella época del 60 y el 70 que han marcado fuerte la historia de la provincia, no exista un mercado editorial, desde nuestro punto de vista”.
En cuanto a las materias pendientes, aseguró que hay un serio problema general: un déficit muy grande en la comercialización. “No hay canales propios en Salta, donde las editoriales puedan canalizar toda su oferta y poder brindarle a la comunidad toda esa producción que se viene haciendo lo largo de los años”.
Hacia la comercialización pendiente
Según Palavecino “Las editoriales universitarias, la UNSA, la Católica, son las que más han trabajado en esto y vienen desarrollando proyectos sobre esa idea de la comercialización. Las grandes cadenas, las grandes librerías no nos permiten el ingreso y estamos tratando de buscarle la vuelta para lograr ese espacio de comercialización que necesitamos. Es el gran déficit que tenemos todas las editoriales y sobre todo en Salta”.
Por otro lado, reconoció que “Se usa mucho en la feria del libro como un como un espacio de comercialización. Nosotros participamos por dos, en la red de editoriales universitarias y en el stand de la provincia de Salta y la verdad que nos va muy bien en ambos espacios. Tenemos una doble visibilidad. Eso permite que se conozca la editorial universitaria de Salta. En nuestro caso, vendemos muchos más libros en el stand de Salta”.
Tras las huellas de Gorriti
Desde otra óptica, Argentina Mónico, de Juana Manuela Editorial, explicó que el sello independiente con casi 5 años de experiencia en el medio local, se hizo conocido a través de las redes. “Llegamos a todo el mundo, en tiempo de pandemia, a través de la revista digital Las Tertulias, y no sólo publicamos obras de diversos géneros, sino que difundimos nuestra cultura latinoamericana entramando el arte”.
En un escenario antitético, la gestora relató: “La situación editorial en nuestra provincia, está conformada por dos polos, las grandes editoriales que tienen convenio con el gobierno, y las editoriales independientes que atendemos la demanda de escritores individuales, en baja escala. La pandemia nos permitió desarrollarnos, creo que fuimos una de las pocas actividades que tuvo trabajo fuerte durante la crisis. Se evidenció la gran necesidad de las personas por socializar sus obras y de esta manera los fuimos acompañando”, acentuó.
Asimismo, como eje a resolver, recalcó que “desde un análisis económico, lo más complicado es tener que lidiar con los insumos, como son en precio dólar siempre cambian, pero nosotros no queremos perder clientes, así que decidimos reducir ganancias para mantener precios, y hasta el momento funciona. Un punto pendiente desde el sentir del escritor común es que no tiene un sistema de comercialización, porque logra con esfuerzo publicar su obra, pero luego no sabe cómo venderlo, y creo que eso es algo que debería garantizar la SADE como organización que nuclea a los escritores”.
Ecos y letras de Orán
Desde el interior de la provincia, Santos Vergara, de Ediciones del Trópico, ponderó la cantidad de librerías con las que cuentan las provincias de Salta y Jujuy, que destinan mesas especiales o lugares especiales en sus vidrieras para los autores y autoras locales, con un flujo de títulos que “mayormente tiene que ver con la literatura. Además de los lugareños, los turistas buscan esos libros y eso se redujo en pandemia, que también impactó en las ferias del libro”, evaluó.
Vergara notó que “Hay muchas editoriales independientes por la zona, generalmente son imprentas que trabajan con los autores que pagan su autoedición, en tiradas chicas de hasta 500 ejemplares. Nosotros hemos llegado a hacer tiradas de 1000 ejemplares de autores de la zona pero la venta es muy lenta y el mayor problema que debemos enfrentar es el de la distribución”.
En coincidencia con sus colegas, señaló, como vías alternativas que “las editoriales independientes o artesanales concretan sus ventas en ferias o en actividades realizadas en instituciones culturales”.
Respecto de la labor de su sello, comentó: “Ediciones del Trópico nació en el año 2003 en la zona de Orán bastante alejada de los grandes centros donde no hay ni siquiera imprenta. Desde entonces venimos publicando a los autores de la zona con entre 3 y 4 títulos por año. Hasta 2015 la colección ‘Cuadernos del Tropico’, una publicación cultural con formato de libro y frecuencia anual”.
Vergara reveló que la editorial independiente funciona como una cooperativa, sostenida por los propios autores. “Sus libros, principalmente de historia y literatura regional, se venden en librerías de Salta y Jujuy, y participa de encuentros de escritores, muestras y ferias del libro que se realizan en ambas provincias. También hemos estado en ferias del libros de las ciudades como Bermejo, Tarija y Cochabamba (Bolivia). Por puesto, todos los años hacemos el esfuerzo para estar en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires”.
Finalmente, el oranense mencionó al fondo editorial de la provincia, con sus publicaciones y el concurso provincial. “Son múltiples los títulos que se han difundido a través de esta editorial de la provincia. La pandemia y nuevas gestiones no han logrado tener la misma cantidad de títulos en el año de autores de Salta. Así que es de esperar que el próximo año abra mucho más la posibilidad de editar a los autores”.
Una década de páginas de ciencia y más
Grit Koeltzsch, de Purmamarka Ediciones, expuso que el proyecto que lidera está conformado por docentes e investigadores. “Hace más de una década, surgió a partir de la necesidad de difundir trabajos científicos de investigación en ciencias sociales”. La alemana radicada en Salta recalcó: “Somos miembros de la Cámara Argentina del Libro y ese es un punto importante porque en la provincia no hay muchas editoriales formales. Es es decir, con un trabajo profesional y con la inscripción en la CAL, como organización que está aquí para representar las editoriales argentinas".
Consultada acerca del panorama norteño, reflexionó: “El mundo editorial se ha complicado bastante para nosotros en la pandemia porque las librerías quedaban cerradas y no hubo mucha venta y movilización, pero más allá de eso, en los últimos años, no hay un apoyo a editoriales independientes y tenemos grandes problemas en conseguir fondos para una impresión de libros, para que después puedan ser difundidos de manera clásica, ya que muchos lectores solicitan el libro papel”.
Más aún, afirmó: “En algunos casos, estamos haciendo publicaciones e-book, pero no comerciales, que son también productos de algunas investigaciones y lo difundimos a partir de conferencias o eventos científicos, pero la idea es mantener este vínculo con el público general porque tenemos buenas experiencias, libros que se solicitan bastante, como los de la historia regional”, expresó. Y repasó: “antes había por ahí algunos programas para promover, para apoyar porque los precios de las impresiones se han ido para las nubes y es difícil conseguir semejante inversión. Para nosotros no es un gran negocio, es más bien por lo general recuperar la inversión y nada más. La provincia volvió a las actividades, como la feria libro en Buenos Aires, donde se puede dejar libros para vender, pero el gran problema de nosotros es hacer nuevas ediciones, tener suficientes fondos para publicar, para ofrecer nuevas publicaciones. Eso se ha disminuido bastante en la pandemia y hace dos o tres años que no estamos imprimiendo nuevos libros en la medida en que lo que hicimos antes”.
Con un diagnóstico idéntico al de sus colegas, Koeltzsch aseveró: “Creo que se debe promover, mantener viva esa cultura de la lectura y eso significa tener a mano los libros, también la producción regional, la producción de ensayos. Son textos importantes, interesantes para muchas personas del público en general, no solamente del mundo de las ciencias”.
Desde un punto de vista personal, la también doctora en ciencias sociales, y técnica en administración editorial y comercio del libro, registrada en la cámara de comercio de Núremberg, Alemania, subrayó: “Tengo conocimiento y experiencia en este mundo y además de eso soy mujer. Y sabemos también que este mundo editorial todavía sigue siendo dominado por lo masculino. Son pocas las editoras mujeres. En Salta hay editoriales profesionales, con editoras mujeres. Creo que hay que destacarlo, es una forma de promover y visibilizar la producción cultural, el trabajo editorial, que deber ser profesional”.