Las internas a cielo abierto en el Frente de Todos limaron la cohesión en el Gobierno pero, a la vez, generaron un sacudón en la agenda que puso a mover y analizar distintos temas vinculados directa o indirectamente a los ingresos poblaciones, la inflación y la redistribución de las ganancias récord de algunos sectores. Por estas horas, la discusión económica interna camina en tres frentes: definir algún tipo de asistencia extra para aquellos sectores que no tienen ingresos formales; avanzar en la concreción del proyecto de Ley de renta inesperada y, por último y casi más importante, afinar el lápiz con articulación más habitual entre ministerios para estabilizar la inflación en un máximo de 3 puntos en agosto.
En el Ministerio de Economía -más allá de que la línea de una macroeconomía ordenada sigue siendo el corazón del programa-, hay una inclinación a ocuparse de lleno en la micro. El Presidente Alberto Fernández bajó la línea de resolver de manera urgente la cuestión inflacionaria y acercarse a los sectores que más la están padeciendo. De allí dos hechos: el primero, las recorridas por los barrios del ministro Martín Guzmán, que empezaron este martes en el Don Orione, de Claypole, de la mano de dirigentes del Movimiento Evita y del ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. El segundo, trabajar en alternativas de asistencia a sectores de ingresos no registrados. No piensan en el Gobierno en un nuevo IFE ni en un Salario Universal, como pidió Patria Grande, sector ligado al kirchnerismo y a la rama social que comanda Juan Grabois, sino en variantes de empleo y algún plus determinado en dinero. En esa idea coinciden tanto Guzmán como Zabaleta, a quienes se los ve trabajar cada vez más cerca. Los más entuasiastas describe, además, que la cartera de Desarrollo, siempre vendida como "loteada" a la política, es el ejemplo de que el Frente de Todos convive en la diferencia. Hay allí altos mandos de La Cámpora, un ministro albertista, del kirchnerismo, de los movimientos sociales y referentes de massismo.
En paralelo, se activan gestos que surgen de ideas del albertismo apuradas por los cuadros cercanos a la vicepresidenta, Cristina Fernández. En la visita a Don Orione, los referentes sociales le preguntaron a Guzmán por el proyecto de ley de renta inesperada, que busca cobrarles un tributo a aquellos sectores que tuvieron ganancias por encima de la media en la pandemia y durante la guerra en Ucrania. El ministro de Economía está avanzando en la redacción de un texto que, admiten, no mostrará para evitar los lobbys contra la norma. Daniel "Chuky" Menéndez, del Evita y subsecretario de Políticas de Integración del ministerio que conduce Zabaleta, le comentó a Guzmán en al recorrida barrial que empezarán a juntar firmas para que el proyecto de renta salga. El ministro asegura que le darán curso y que, en parelelo, debe empezar una tarea legislativa en un Congreso complejo para el oficialismo. Asimismo, en prudente reserva, sigue reuniéndose con empresarios clave de los sectores que más ganaron (campo, energía y minería) para ir edificando una ley posible.
Los precios y los ceos "pícaros"
El martes, Guzmán y el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, estuvieron reunidos un largo rato articulando y afinando el lápiz para el combate a la inflación. El día anterior, ya habían charlado por teléfono. Los que frecuentan a ambos dicen que la relación es más habitual de la que se ve y se comunica. Hay en el Gobierno una especie de intención de revalorizar los mecanismos vinculados a los precios y a la secretaría. Feletti, que ya avisó que sus herramientas tienen límites claros, no le saca el cuerpo a la batalla y aporta. Estarán más en contacto y trabajando casi codo a codo.
Los números apremian: según confiaron a Página I12 fuentes oficiales, la inflación de mayo sigue caliente, aunque con una baja un poco mayor en alimentos. Los que se entusiasmaban hace unas semanas con un mes de 4 por ciento, ahora admiten que el 5 no es una mala cifra para seguir en la escalera descendente. En la cabeza de los ministerios técnicos aparece la idea de llegar a agosto con una inflación estabilizada en torno a 3 puntos, que no es celebrable pero sí un número nada despreciable luego del 6,7 de marzo y el 6 de abril. Iría a 2 puntos hacia fines de año.
Guzmán sigue sosteniendo que, sin dólares en las reservas, no sólo se complica el crecimiento futuro sino que se tensionan los precios. Allí dos puntos que se vienen: el ministro prepara una flexibilización de la cuenta capital para que empresas energéticas se muevan más libremente ofreciendo a cambio inversiones nuevas en diferentes frentes. Por otra parte, en el Gobierno camina cada vez con más fuerza la idea -que hace unos días expresó el diputado Máximo Kirchner- de que hay recomposición de ganancias elevadas de sectores empresarios, sobre todo en alimentos. Ya hay cifras que muestran que hay precios que subieron muy por encima de lo aceptable. Irán a ese frente.
Todos los factores antes mencionados son peleas duras, pulseadas con los ceos, que juegan sinuoso. Hace algo más de dos semanas, el ceo de Techint, Paolo Rocca, almorzó en la Quinta de Olivos con Guzmán y el Presidente. Se habló del ducto Néstor Kirchner, que tiene a la empresa como principal actor, y de energía. Pero Rocca, según cuentan algunos en la Unión Industrial, también tiene un tema con las remarcaciones de precios de sus insumos. Los que fabrican alimentos, por su parte, no ceden en los pedidos de aumentos y avisan que se viene otra guerra: la de los octógonos saludables. Ya trabajan en cambios de packaging, que encarecerán los productos, cuando pongan en góndola los productos de acuerdo a los parámetros de la ley de Etiquetado Frontal. También aducirán que producir cambiando el formato generará un cuello de botella en el abastecimiento. Estas situaciones muestran la complejidad de lidiar con sectores del poder económico y ponen de manifiesto que el Gobierno seguirá nadando en aguas profundas y rodeado de tiburones.